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Los especialistas recomiendan tomar en cuenta varios factores al momento de acudir a espacios públicos, como las playas. LA PRENSA/Archivo

Negocios de playas sufren ausencia de veraneantes y temen que pérdidas los lleven a la quiebra

Actividades de gobierno sirven de poco, porque los que asisten no compran, dicen comerciantes. Trasladan esperanzas en el fin de semana pero tienen claro que la gente se quedó en casa para protegerse del virus.

Las playas de Pochomil y Masachapa, las más populares de Nicaragua lucen vacías al entrar a los días que más se  visitan durante las vacaciones de la Semana Mayor, y como efecto del auto aislamiento social por la pandemia del Covid-19.

Nicaragua es el único país centroamericano que no ha cerrado sus fronteras ni ha ordenado el aislamiento social, como medidas para evitar la propagación de la pandemia. Contrario a ello, ha promovido actividades masivas en diferentes balnearios.

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En Masachapa, por ejemplo se organizó un torneo de fútbol playa, pero solo con lugareños, aclaró Virgilio Lanuza, organizador del evento.

“No lo íbamos a realizar por lo del coronavirus, pero los muchachos dijeron que lo hiciéramos porque aquí no hay nadie infectado y es solo entre nosotros y es nuestra diversión”, dijo Lanuza, quien tiene siete años de organizarlo. La juventud sandinista de Masachapa apoyó la actividad, dijo Lanuza.

Los negocios lucen vacíos y sus dueños se encuentran preocupados ante las perdidas. LA PRENSA/Jader Flores
Los negocios lucen vacíos y sus dueños se encuentran preocupados ante las perdidas. LA PRENSA/Jader Flores

Negocios sufren 

Esta actividad aunque se ve masiva en la playa, no significa nada de ingresos para restaurantes y bares del balneario aclaró Óscar Sánchez, supervisor del hotel y restaurante Summer, quien tuvo que reducir su personal permanente de 25 personas a 10, en esta temporada alta. “Hace dos años teníamos que contratar temporalmente hasta 30 personas para atender a los veraneantes. Ahora no podemos ni mantener el salario de todo el personal y lo reducimos”, dijo Sánchez.

Los negocios abrieron a las 8:00 de la mañana con esperanza que algún turista nacional bajara a las playas, porque el turista extranjero desapareció desde hace muchas semanas atrás.

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“Esta situación es lamentable para el turismo y la población en general. Nadie esperaba una caída tan drástica en la economía. El lugareño que baja a la costa no se puede tomar como turista ni veraneantes. No sé cómo haremos porque los recibos de energía por ejemplo, siguen viniendo altos y no tenemos clientes”, reitero Sánchez.

El gobierno impulsa actividades para convencer a la gente de salir de sus casas. Los únicos que asisten son sus seguidores, los demás le temen al contagio. LA PRENSA/Jader Flores
El gobierno impulsa actividades para convencer a la gente de salir de sus casas. Los únicos que asisten son sus seguidores, los demás le temen al contagio. LA PRENSA/Jader Flores

Ericka Gago, vendedora de artesanía de conchas de mar, salió de su casa a las 8:00 de la mañana para ofertar su producto y llevar alimento a sus hijos, pero eran las 12.:00 del medio día y no había vendido ni una pulsera. ” Esto está palmado, ni un turista. No he vendido nada”, se lamentó.

Gago, originaria de Pochomil vende también huevos de Paslama o tortuga con yuca en la costa, pero dice que al ver que no vendía nada, decidió solo vender collares.  “En la comida se invierte y uno hasta pierde, por lo menos en el collar no vendiste, pero tampoco perdiste “, dijo la vendedora. De igual forma los vende raspados caseros lamentan la falta se turistas en las playas.

Con esperanza

Blanca Iris Larios, dependiente de un kiosko en El Faro de Masachapa dijo que esperan vender al caer la tarde de hoy y en sábado y domingo. “La gente viene siempre viernes por la tarde”, dijo.

Masachapa luce desolada. Los dueños de negocios esperan que el fin de semana la gente se anime a llegar. LA PRENSA/Jader Flores
Masachapa luce desolada. Los dueños de negocios esperan que el fin de semana la gente se anime a llegar. LA PRENSA/Jader Flores

Larios dijo que el administrador del kiosko bar es su papá Roberto Larios, secretario político del Frente Sandinista en Masachapa. Otros que lamentan la situación son los músicos que tocan de mesa en mesa como Luvian Jiménez y Carlos Masis, quienes viajaron de Managua desde el martes a Masachapa y Pochomil para ofertar sus canciones, pero hasta ahora llevan cero ganancias.

“Nos venimos de El Salvador Allende porque está palmado, pero aquí solo hemos sacado para la comida”, dijo apesadumbrado Masis. En años anteriores cobraban seis piezas musicales por 500 córdobas y ahora han bajado hasta 50 córdobas la pieza musical y los clientes siempre piden una gratis.

La población ha tomado las medidas dadas por la Organización Mundial de la Salud y prefirió quedarse en casa con piscinas artificiales o de plástico.

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