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Vicente Padilla dirigió en el Pomares al Chinandega y ahora lo hará en la Profesional. LA PRENSA/OSCAR NAVARRETE

A Vicente Padilla le gustaría ser mánager y jugador con Chinandega

A pesar de una exitosa carrera en las Grandes Ligas y una jugosa remuneración, Padilla sigue vinculado al beisbol y tiene pasión por jugar y enseñar.

El lanzador chinandegano Vicente Padilla ganó 108 juegos en las Grandes Ligas entre 1999 y 2012, y de acuerdo a Baseball Reference amasó 52 millones de dólares de salario, lo que supondría que alcanzó la plenitud como pelotero al triunfar en el mejor beisbol del mundo, además de tener garantizada su vida económicamente. Sin embargo, su pasión por el juego todavía sigue ahí y este año aceptó dirigir a los Tigres de Chinandega, mostrándose como un manager de enorme incidencia y obviamente de mucho conocimiento.

Padilla quisiera ir más allá y con 43 años de edad, todavía se siente fuerte para sacar outs y de no ser por una regla de la liga, estaría en el doble rol de mánager y jugador.

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“Esa eran las intenciones (dirigir y jugar), pero sacaron un comunicado que el coach es coach y el jugador es jugador, así que no puedo pichar, pero si me dieran la oportunidad de hacer ambos roles sería bonito y a los fanáticos les gustaría verme lanzar y que demuestre lo que aprendí en mi carrera”, afirma Padilla, quien tiró por última vez con los Leones de León en la Liga Profesional del 2018-19, y lo hizo con mucho éxito, especializándose ahora como rematador.

Vicente está debutando como mánager y lo ha hecho en gran manera. Con León en la Liga Profesional estuvo en el doble rol de coach de picheo y rematador, ganándose muchos elogios por su nivel de enseñanza, paciencia e interés por transmitir sus conocimientos. Varios lanzadores destacados de la actualidad, agradecen los consejos del bigleaguer chinandegano.

“Estoy agradecido de haberme tomado en cuenta para dirigir a Chinandega, no pensé saldría tan rápido, mi carrera terminó hacer poco, pero acepté y gracias a Dios hasta el momento las cosas han sido bien”, valora Vicente, quien desmintió el rumor que ha recibido ofertas para dirigir a los Gigantes de Rivas y a los mismos Tigres de Chinandega en la Liga Profesional.

“No creo, estoy comenzando a dirigir y no creo estar listo para agarrar esa batuta. No he hablado con nadie de ser mánager en la Profesional y con Oscar Marenco (directivo de Rivas) hemos platicado de poderle ayudar como coach”, asegura Padilla, quien es el nica que más rápido ha llegado a las Grandes Ligas, pues firmó en agosto de 1998 con los Diamondbacks de Arizona, se reportó al campo de entrenamiento de República Dominicana en marzo de 1999 y tan solo dos meses después ya estaba en el Big Show en un meteórico ascenso.

Una estrella

Vicente se estableció rápidamente en las Mayores y en 2002 cuando estaba con los Filis fue convocado al Juego de las Estrellas y ahí ocurrió una de las notas más curiosas en la historia de estos clásicos.

El 9 de julio de 2002 en el Miller Park de Milwaukee, el Juego de las Estrellas finalizó empatado a siete carreras después de 11 innings porque Padilla dijo que ya no podía seguir lanzando y la Liga Nacional ya no tenía más tiradores disponibles.

“Tenía tres días de haber lanzado como 110 picheos, un juego completo, y todo mundo pudo ver mi velocidad que no estaba bueno, andaba como en 92 millas, y ya había lanzado dos innings frente a los mejores jugadores de las Grandes Ligas y ya me sentía cansado”, confiesa Vicente, cuya decisión de no continuar en el partido, provocó que a partir del siguiente año (2003) se convocaran lanzadores extras para este clásico, para que no vuelva a ocurrir lo mismo.

De cualquier modo, la experiencia de Padilla en el Juego de las Estrellas, es uno de los pasajes que más recuerda en su carrera. Además, tuvo la oportunidad de batear en el cierre del inning 11, con un corredor en posición anotadora y de haber conectado de hit, hubiera decidido el duelo.

Fue una gran experiencia, a ningún pitcher se le pasa por la cabeza tener la oportunidad de batar en un juego de las estrellas, si hubiera dado el hit hubiera sido el más valioso y hubiera decidido el juego. Sin embargo, se ponchó ante Freddy García.

“Me pasaron tantas cosas en las Grandes Ligas y de las que más recuerdo están el partido contra Randy Johnson en el que yo estaba tirando sin hit ni carrera hasta el octavo inning, el duelo con Pedro Martínez en los playoffs con los Dodgers, un juego que le gané a John Smoltz y el Juego de las Estrellas”, recuerda el chinandegano, que como bateador se dio el lujo de hacerlo a ambos lados del plato.

“Los lanzadores eran duros, entonces me colocaba de acuerdo como me sentía mejor. A la zurdo tenía un poco más de chance de conectar la bola”, afirma Vicente, quien en su carrera como bateador dio 27 hits en 251 turnos, para .108 de promedio, con cuatro dobles y un triple.

“Di mi mayor esfuerzo en las Grandes Ligas, hice todo lo posible, lo que logré es lo que Dios me brindó y lancé hasta donde pude, hice varios logros que otros atletas no hicieron y me siento satisfecho”, valoró Padilla.

Carrera

Vicente Padilla debutó en el beisbol superior nicaragüense en la temporada de 1996 con Chinandega y en 1998 formó por primera vez parte de la Selección Nacional, y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo, fue firmado por los Diamondbacks de Arizona.

Padilla subió a las Grandes Ligas en dos meses. En marzo de 1999 fue llevado al campo de entrenamiento de los Diamondbacks en República Dominicana, de ahí dictaminaron que estaba listo para tirar en los Estados Unidos y fue colocado en la categoría Clase A fuerte, de donde un mes después saltó a Triple A y el 29 de junio de ese mismo año se produjo se debut en las Mayores con Arizona.

El 26 de julio del 2000 fue parte de un sonado cambio que llevó a Curt Shilling a Arizona y el nica pasó a Filadelfia, en donde se sostuvo hasta 2005.

En 2006 se convierte en agente libre y firma con Texas, que más tarde le extiende un contrato de tres años y 36 millones de dólares.

En 2009 fue cambiado a los Dodgers y tiene una destacada actuación en los playoffs, lo que le valió para dejar una buena impresión y recibir la pelota para abrir el partido inaugural de Los Ángeles en 2010.

Su último año en las Mayores fue en 2012 con Boston.

Luego jugó un año en Japón y regresó a Nicaragua, poniéndose a la orden para lanzar con la Selección Nacional y también ha jugado en la Liga Profesional. Ahora quisiera tirar en el Pomares y ser un mánager-jugador.

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