Después de veinte años al máximo nivel en el beisbol nacional, Pablo Juárez debe tener muchas razones para sentirse orgulloso por lo que hizo, incluso en estos días en los que su salud está quebrantada.
Bateador de .317 en sus 20 temporadas con el Chinandega, Juárez tiene el timbre de distinción de haber capturado tres títulos de bateo y lideratos en remolques, dobles y jonrones conectados.
Juárez encabezó a los bateadores en 1974 con average de .357; en 1976 con .366 y en 1977 con .374. En total bateó sobre .300 en 14 de sus 20 campañas, en una alarde de consistencia y gran calidad.
Y aunque lideró la liga en remolques con 71 en 1977, en dobletes con 25 en 1974 y en jonrones con 12 en 1986, son las diez ocasiones como líder en bases por bolas intencionales las que impactan.
En una época, en la que Pedro Selva y Ernesto López, infundían temor en el beisbol nacional, a quien no deseaban lanzarle era a Pablo, un bateador fino y con poder para destruir a cualquiera.
Para situar en perspectiva lo de Juárez, quizá deba decirse que Ernesto fue líder en bases intencionales cuatro veces, Nemesio Porras cinco y Próspero González, su más cercano perseguidor, siete. Pablo lo hizo diez veces.
Entre 1978 y 1984, Pablo fue seis veces consecutivas el líder en boletos intencionales recibidos. Eso es respeto, temor. Y ahí Selva, Ernesto, Calixto Vargas y Vicente López eran los toleteros.
Pablo, quien se retiró tras la temporada de 1992 con la cifra exacta de 1,500 hits, dio 138 jonrones y coleccionó 839 remolques. Solo se ponchó 278 veces en 4,736 turnos y recibió 610 boletos.
Juárez era además, cuando jugaba, un caballero con los periodistas. Hombre de fácil palabra y llamativos conocimientos sobre el juego, pero también sobre la vida. Excelente para las anécdotas.
Ahora me han dicho que en ruta hacia sus 66 años, se enfrenta a una complicada situación de salud, que ojalá logre superar. Pablo es una leyenda que además de respeto, merece ser ayudado.
Cuando me preguntan de golpe ¿Pablo Juárez o Próspero González? cancaneo. ¡Qué clase de artilleros! Y entonces me salgo por la tangente: más poder de Próspero y tacto de Pablo.
Esa es una interrogante que requiere más análisis y datos, en la mayoría de los cuales Próspero supera a Pablo, pero entre ambos hay siete temporadas de diferencia. Juárez jugó 20, González 27.
Sin embargo, lo esencial fue el caudal de emociones que ambos provocaron entre la afición de Chinandega, que se apostó cada día en las tribunas del parque local para animar y celebrar a estos cañoneros.
“Detrás del estadio de Chinandega, por el jardín derecho, había un árbol de michiguiste que entre Pablito y yo lo botamos a punta de batazos”, me dijo Próspero un día. Juárez solo sonrío.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR