El pueblo, en estos momentos que vive tiempos de crisis a consecuencias del Covid-19, no siente la existencia del gobierno.
La “vaguedad amorosa” con que se expresa la vicepresidenta, más bien confunde, ya que da la impresión que, gracias al amor, Nicaragua quedará exenta del virus que ya ha dejado casi 180 mil muertos en el mundo.
Gobernar es establecer, organizar y hacer funcionar el aparato estatal, en beneficio del pueblo. Esto es de suma importancia ya que se refiere al control social, económico y al servicio público.
Un gobernante moderno cuando existe una crisis de salud, como el caso actual, no se encierra tras las paredes de su alcoba, sino que sale al frente a encabezar y acordar con su gabinete las soluciones que el caso requiera. No debe imitar al avestruz, ni contentarse con las funciones formales.
Hoy que el mundo está alarmado por el coronavirus vemos a los gobiernos de todos los países tomar las medidas para prevenirlo y detenerlo, además trabajan sobre la crisis económica que lo acompaña.
El nuestro no solo está paralizado sino que impide que los simples ciudadanos y aun la Iglesia propicien actitudes que suplan el vacío gubernamental.
Hace unas semanas, el obispo de Matagalpa monseñor Rolando Álvarez, tomó la iniciativa y logró reunir médicos e instalar un Call Center para prevenir el virus, aconsejar y en su caso enviar al paciente a las autoridades del Minsa, quien tiene los medios para atender a la ciudadanía demandante de salud.
A pesar de su buena voluntad y solo minutos después de haberlo hecho público, el Minsa, el mismo que cerró las puertas de los hospitales para no atender a los heridos en los sucesos políticos pasados, ordenó al prelado que se abstuviera de su proyecto de intentar salvar vidas
¿Qué debemos hacer los ciudadanos ante el vacío de poder que hay en el país? ¡Respaldar al obispo!
El autor es abogado y notario.