No solo el Gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) y la Secretaría General de la OEA, así como los organismos internacionales que velan por los derechos humanos y las libertades democráticas, han reiterado su apoyo al pueblo de Nicaragua en el segundo aniversario del estallido de la rebelión cívica de abril de 2018.
También lo ha hecho la Unión Europea (UE), por medio de una declaración oficial de su Alto Representante para la Acción Exterior y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, que fue dada a conocer en Bruselas este jueves 23 de abril.
La declaración de Borrell señala que después de dos años del estallido democrático de abril de 2028, “no se han producido avances tangibles en la situación de la democracia y los derechos humanos en Nicaragua”. Por el contrario —dice—, sigue la represión gubernamental “hacia opositores políticos, manifestantes, periodistas, organizaciones de la sociedad civil y miembros de la Iglesia católica”. Y señala que “la UE espera que el Gobierno de Nicaragua cumpla con los compromisos adquiridos en los acuerdos de marzo de 2019 con la oposición para lograr una salida pacífica, negociada y democrática a esta crisis”.
Al reafirmar su solidaridad con el pueblo nicaragüense que lucha contra la dictadura, la Unión Europea ha dejado claro que no pierde interés por Nicaragua y que a pesar de las urgencias planteadas por la pandemia del Covid-19, se mantiene fiel a su compromiso de hacer gestiones diplomáticas y políticas, y presionar al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, para que cumpla los acuerdos que firmó en marzo de 2019 con la oposición y abra la puerta a la transición democrática que necesita imperiosamente Nicaragua para salir de la crisis política y social.
Borrell reitera en su declaración oficial, que siguen siendo válidas las Conclusiones del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE del 14 de octubre de 2019, sobre Nicaragua, que demandan “el restablecimiento de las libertades políticas y la liberación de los presos políticos restantes; el regreso de los organismos internacionales de derechos humanos a Nicaragua y la plena cooperación con ellos, y, un acuerdo sobre reformas electorales e institucionales entre el Gobierno y los principales grupos de oposición, con el objetivo de garantizar elecciones justas y transparentes”. Y asegura la declaración que “la UE sigue comprometida en seguir trabajando por una salida pacífica de la crisis actual”.
Es reconfortante esta declaración europea que da un espaldarazo al pueblo nicaragüense que sufre pero al mismo tiempo lucha contra la dictadura. Además, Europa le envía a Ortega el claro mensaje de que no puede esperar indiferencia ante sus abusos contra los derechos humanos y los valores de la democracia.
Aunque se resista, Daniel Ortega tiene que aceptar una reforma creíble del sistema electoral, para que haya elecciones libres y transparentes que abran el camino a la solución de la crisis, que fue provocada por él mismo y que sin duda se agravará impredeciblemente por las consecuencias de la pandemia del Covid-19.