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Zona de Strikes: Nemesio Porras ha sido el mejor de los mejores

Con un bate poderoso, un guante que atrapó lo que se movía y un carisma como ningún otro pelotero local, Nemesio Porras grabó su nombre en la historia

Las estadísticas y los títulos son los que hacen a un atleta grandioso, pero son las imágenes y los sentimientos los que lo hacen verdaderamente memorable. Quizá por eso el brillo de Nemesio Porras parece inmune al tiempo.

Sin proponérselo, Porras dedicó su vida a disipar dudas: que es muy bajito para jugar primera base, no bateará en Primera División, menos que lo haga en la Selección Nacional, quiero verlo con bate de madera, escuchó entre otras sentencias.

Pero Nemesio no solo dejó sin fundamento esos cuestionamientos, sino que mediante el equilibrio entre su precisión defensiva y poderío al bate, tenía también un carisma especial y una gran humildad para entrar en el sentimiento de los fanáticos.

Ningún jugador ha despertado tanta admiración a nivel local como Nemesio, quien estuvo siempre en el papel estelar y lo asumió con naturalidad. Y en campos rivales, debajo del abucheo que le dedicaban, se escondía el pavor ante su calidad.

Después de 21 temporadas, Porras se retiró en el 2006 con .354 de por vida. Disparó 1,772 hits, de los cuales 183 fueron jonrones. Anotó 1,024 carreras y empujó 1,022. El único otro 1000-1000 en el beisbol nacional, es Prospero González (1,067 anotadas y 1,196 empujadas).

Nemesio ganó seis títulos de bateo, que es la máxima cifra en este aspecto. Y aventaja a Jimmy González y Pedro Selva quienes ganaron cuatro cada uno. De esos seis títulos, cuatro fueron seguidos y cinco fueron sobre .400. El más alto fue .439 en 1992.

Registró 19 temporadas consecutivas sobre .300. Solo al inicio (.248 en 1985) y al final (.287 en 2006) no pudo volar sobre la aristocrática cifra. Y hay que señalar, que Nemesio no jugó la campaña del 2005 debido a lesiones en rodilla y codo, pero volvió en el 2006.

De seis campañas que jugó con bate de madera, en cinco bateó sobre .300. Estrictamente con madera resumió: .318 (1,168 turnos-372 hits), 29 jonrones y 215 empujadas. En dos ocasiones fue líder en remolques con madera. También dos veces fue líder en empujadas con aluminio.

Su año más explosivo fue 1993, cuando además de batear para .403, disparó 29 jonrones y remolcó 111 carreras, una frontera (las 100 impulsadas) que solo Ernesto López, Juan Cabrera y Juan Carlos Urbina han alcanzado en la historia de la Primera División.

Fue cuatro veces Jugador Más Valioso. El primero de esos premios lo logró en 1986, cuando jugó su primera temporada con el Bóer y terminó con .328, ocho jonrones y 48 remolques. Ese año inició como séptimo bate del equipo y después de tres series, estaba de tercero. Ahí bateó 20 años.

En la Selección Nacional bateó para .337 con 12 jonrones y 104 remolques durante 14 años en los que nadie le puso un pie en la titularidad, debido a la brillantez de su defensa. Y Porras no tenia un jugador que cerrara los partidos por él. Su guante era garantía.

Solo mencionaré algunos torneos de los más importantes y exigentes. Por ejemplo: en Indianápolis en 1987, donde nadie bateó y el equipo fue un desastre, él tuvo .312. En el Mundial de Edmonton, Canadá, en 1990, donde se ganó el subcampeonato, bateó .345.

En ese torneo de Edmonton en 1990, el compañero de cuarto de Nemesio Porras era el recién fallecido Richard Hunter, destacado jardinero en aquel instante. Luego, en la Copa Intercontinental de Barcelona en 1991, Nemesio bateó .333. En Italia 1993, resumió .297.

Después de batear .333 en el Mundial de Nicaragua en 1994, Nemesio tronó con .387 en la Copa de Cuba en 1995, con 11 impulsadas en ocho juegos. Ahí dio jonrón con las bases llenas a Corea y atacó ferozmente a Cuba. Hay un famoso doble contra Orlando “Duque” Hernández.

En la olimpiada de Atlanta en 1996, bateó .294. Le dio de 5-3 a Cuba y 5-2 a Japón. En el Mundial Italia 1998, tuvo average de .286. Y en su último juego en el Premundial de Panamá en el 2000, donde brilló con el bate y guante, se fue de 5-3, dos remolques y clasificó a los nicas a China 2001.

“Buenos, ahora ya están en el Mundial, nos vemos”, dijo en el dogout del estadio Rod Carew y ya no volvió a la Selección Nacional. Así que se fue con .354 en Primera División, .337 en la Selección y .318 estrictamente con bate de madera.

No sé ustedes, pese es el mejor jugador que mis ojos han visto a nivel nacional. Y cuando pensé que en realidad no era firmable, Karl “Chico” Heron, el scout panameño que firmó a Mariano Rivera para los Yanquis, me dijo, “¿cómo que no? Si ese es un bate de Grandes Ligas”.

También estuve en la lista de los incrédulos. Cuando lo vi por primera vez en la portada del semanario Deportes que publicaba Edgar Tijerino y lo vi junto a Apolinar Cruz en 1986, el año de la fusión Bóer-Coip me dije: pero y este tipo ¿qué ha hecho para que lo pongan junto a Polín?

Ese año fue el Jugador Más Valioso del Pomares. Venía de bater .248 el año anterior (1985). Se ponchaba tan poco que lo abanicaron 275 veces en 5007 turnos y tenía un concepto claro de la zona de strikes que recibió 740 bases y era tan respetado, que de esas, 199 fueron intencionales.

Al menos para mí, es el mejor jugador que hemos tenido a nivel local.

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