Todos los años Próspero González era el nombre que impactaba en el campeonato de beisbol juvenil especial. También brillaban otros prospectos, pero ninguno como el nuevo “Pablo Juárez”, se afirmaba en aquellos días.
Y en el Chinandega o el Corinto, que al final era lo mismo, era urgente la llegada de un cañón para ayudar a Juárez en la gestión ofensiva. Pero a Próspero le tomó cinco años para hacer la transición.
Los promedio de González fueron .242, .000, .224, .254 y .258 en sus primeras cinco campañas, antes de saltar al estrellato en 1988, cuando de la mano de Argelio Córdoba es estableció.
Ese año (1988), Próspero bateó .325, con 13 jonrones y 56 remolques. Sería la primera de muchas temporadas de impacto para el bateador que luego exhibiría un poder brutal en el homeplate.
Tan es así, que al siguiente año bateó .400 (250-100) para ser líder de bateo (empatado con Freddy García) y volvió a disparar 13 jonrones con 61 empujadas. Y continuó hacia arriba, hasta escribir una espectacular historia con su bate.
Cuando se retiró en 2010 después de 27 campañas, el poderoso artillero chinandegano se fue con .321 de promedio, máximo hiteador con 1,872, segundo en jonrones con 260 (detrás de Ernesto López, 319) y líder en remolques con 1,196.
Además de atrapar una corona de bateo (el .400 en 1988), fue líder en jonrones tres veces (26 en 1990, 26 en 1997 y 8 en 2002) y tres veces en impulsadas (97 en 1990, 77 en 1997 y 43 en el 2002).
En 14 ocasiones bateó sobre .300, entre ellas dos sobre .400. Seis veces pegó más de 20 jonrones, en 10 oportunidades tuvo al menos 50 remolques y siete veces disparó más de 100 hits.
Actuó en la Selección 16 años (1986 a 2002) y disparó ocho jonrones, siendo el más importante el que conectó contra Venezuela para ganar la medalla de plata en los Juegos de Maracaibo en 1998.
Su torneo cumbre fue la Copa Intercontinental de Barcelona en 1991, cuando bateó para .351, con 13 anotadas y 12 impulsadas en diez juegos y cerró como bateador designado en el All Star Team.
En ese torneo, otro chinandegano, Genaro Llanes, fue el mejor catcher de la Copa, al batear para .325, mientras el gran Epifanio Pérez cerraba con 3-0 y 3.34 en su mejor año con la Selección.
Próspero es una figura de gran relevancia en el beisbol nacional. Cuando se pase revista a la historia de la pelota nicaragüenses, su nombre tiene que ser necesariamente tomado muy en cuenta.
El “nuevo Pablo Juárez”, llegó a ser un bateador de primer nivel, mejor incluso que el anterior Pablo Juárez, capaz de electrizar constantemente el estadio chinandegano con sus batazos.
Dice Próspero que entre ambos (Pablo y él) tumbaron a batazos un árbol que estaba detrás del rightfield en estadio occidental.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR