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Nicaragua, vacuna, pandemia, coronavirus

Los mártires de hoy

Los mártires de hoy son precisamente esos pobres seres que mueren en los hospitales y sus familiares que no tienen el derecho de enterrar cristianamente a sus muertos

Cartas de amor a Nicaragua 

Querida Nicaragua: Mientras otros países han luchado heroicamente durante la pandemia que azota al mundo y ha sido reconocido su heroísmo y su apego estricto al juramento hipocrático, nuestros médicos han tenido que luchar no solo contra la pandemia, sino contra la incomprensión, la indiferencia del Gobierno sordo y mudo frente a la peste, y muchos han tenido que ceder ante las órdenes del Ministerio de Salud que insiste en ocultar la gravedad de los enfermos por el virus Covid-19, la precariedad de los centros hospitalarios y el ocultamiento de los pacientes disfrazando como neumonía atípica lo que en realidad es la mortal enfermedad que azota al mundo entero. Sobran las evidencias: los familiares son impedidos de visitar a sus enfermos aunque vayan protegidos con sus mascarillas, se han encargado cantidades de ataúdes, muchas veces sale en su caja un paciente fallecido, rodeado de militares, con la prohibición de que sus familiares no abran el ataúd que viene sellado con clavos, no hay velorios y tienen que ir directamente al cementerio.

Los mártires de hoy son precisamente esos pobres seres que mueren en los hospitales y sus familiares que no tienen el derecho de enterrar cristianamente a sus muertos. Mártires de hoy son también los médicos que están expuestos a contagiarse y tienen que guardar silencio mientras asisten a la cantidad de contagiados que llegan a los hospitales, las enfermeras y enfermeros, todo el personal hospitalario que obligadamente tiene que callar, so pena de perder su empleo y dejar sin amparo a la familia.

La campaña de “quédate en casa” es excelente para quienes puedan quedarse en casa y tengan recursos para mantenerse sin trabajar durante el tiempo que dure la pandemia. Es muy buena para gobiernos preocupados por su pueblo como el de El Salvador, donde el presidente Bukele ha programado 300 dólares mensuales para los obreros que se queden en casa, y ha suspendido los pagos de los servicios públicos esenciales mientras dure la pandemia y hay información completa en los medios de comunicación sin ocultar ningún contagiado.

Es un gran ejemplo el que está dando el gobierno democrático de Bukele. En cambio los países comunistas autollamados “revolucionarios” son indiferentes ante la desgracia de sus pueblos y ocultan el número de contagiados y de fallecidos, tal como ocurre en Venezuela, en Cuba y aquí en Nicaragua. La pandemia que padecemos no se parece a la de otros países que enfrentan y dicen la verdad. Y es que nosotros venimos padeciendo una pandemia política inaguantable desde que, engañosamente, el frentismo tomó el poder por la fuerza en 1979. Prometió el reino de los cielos y convirtió la nación en un auténtico infierno.

El autor es empresario radial.

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