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La importancia del periodismo

El periodismo se forja en general en universidades y se valoriza por conciencia y capacidad de abstraerse de intereses personales, ser visible y enfrascarse en plasmar con ecuanimidad, en letras o verbal, los acontecimientos de la historia presente y pasada de una sociedad, incluso, de advertir lo inminente sin ser futurista.

No es fácil, no son solo acciones descriptivas; conlleva también bajo escrutinio de opiniones una lucha interna, cada uno con su propio yo, para sobreponerse a ideales personales políticos o ajenos a la esencia del periodismo representativo de la verdad que las enseñanzas imponen.

Como muchas profesiones, el periodismo es abrazado con principios blancos, llenos de ética, ofreciéndose con máximas de honestidad; debe ser cierto sin demagogia. Quienes lo profesan están conscientes son ejemplos en una sociedad, protagonistas que pueden gravitar mal o bien en ideales y soluciones, que el ego es susceptible a crecer desmesurado y sin control y, que el reconocer el valor de críticas permite superarse a sí mismo. Conscientes también, de ejemplos cegados que han cedido al peso de las circunstancias.

El periodismo en su fuero interno, practica el respetarse y respetar; tiene semejanza con otras prácticas nobles que a sabiendas de servir en una comunidad con tantos caminos como de rosas y espinas, deciden llevar solemnemente votos de servicio social. Enfrentarán diversos prismas para ver la verdad, representándola ni caprichosa ni sesgada y menos interesada, pero sí dispuesta a ser compartida y criticada. Con fortaleza enfrenta realidades, difunde triunfos y derrotas, tragedias de nuestros pueblos, historia y dictaduras, desastres ecológicos, migraciones dolorosas, pérdidas humanas, madres dolientes, pandemias, esfuerzos sudorosos de nuestra gente. No se puede escribir sin alma, ni criterio ni sentimientos. Hay que lograr ese peso noticioso sin aventurar condicionamientos personales, ni apasionamientos coloquiales, ni fríos sentimientos con insensibilidad y eventual prepotencia. Que la verdad no termine falseándose. Denunciar oportunamente es un deber; tantos han caído crucificados por las banalidades de intereses económicos y políticos.

Hay periodismo de contingencia, de investigación con mil facetas, de principios velando la libertad y derechos elementales, o aquel periodismo lamentable irrespetuoso o amarillista que no calza más que en la finalidad del mercadeo. A veces corren la suerte de predicadores en un desierto, sin apoyo ni escuchas, o por fangos y arenas sin torcer principios; inclaudicables anónimos, caen a veces abatidos por la miseria de quienes equivocadamente se sienten humillados en su ego, pero persisten, se ganan su espacio como reflejo de aquella verdad que muchos leen, miran, escuchan, para dar sosiego a angustias y creer que alguien siempre estará por mostrar, aunque solo sean dueños de una ventana hacia la verdad, la verdad de su personal historia y de la sociedad a la cual pertenecen.

El autor es Ingeniero Civil.

Opinión Nicaragua periodismo archivo
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