La débil economía que acarrea Nicaragua desde abril de 2018 que empezaron las manifestaciones cívicas en el país y ahora con la pandemia del Covid-19 o “coronavirus” que ha causado miles de muertes a nivel mundial, cierres de empresas y pequeños negocios, las oportunidades laborales para los recién egresados universitarios, se vuelven cada día más escasas.
Ricardo Antonio Baltodano Gutiérrez, es originario de Diriamba y en octubre del año pasado, se graduó de la carrera de Marketing, pero por las condiciones que atraviesa el país, se le ha hecho difícil conseguir un trabajo formal. En el mercado La Mascota de Diriamba, se desempeña como vendedor ambulante de perecederos y su progenitora, se dedica a la venta de comidas caseras.
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Su jornada laboral, es de lunes a domingos y la inicia a las 7:00 de la mañana, hasta después de mediodía, según a como se “muevan las ventas”. El oficio lo aprendió hace más de un año, con el fin de costear sus estudios y de ayudarles económicamente a sus padres, quienes lo han apoyado en sus decisiones.
Cargar en sus manos un aro con bolsas de tomates, cebolla, chiltomas y ajo para ofrecérselas a los clientes, según Baltodano, no le avergüenza, porque asegura que siempre le ha gustado el trabajo y ganarse el dinero honradamente, “pena me daría robar o andar haciendo algo malo”, refiere.
Para convertirse en un profesional, Baltodano, mientras laboraba, decidió estudiar su carrera los domingos en una universidad privada de Jinotepe.
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El joven de 23 años comenta que varios de sus amistades le han pedido documentos personales para ubicarlo en un trabajo, donde pueda ejercer los conocimientos adquiridos de la mercadotecnia, pero confiesa que todo ha quedado en falsas promesas, “pero más creo que es por la cuestión del coronavirus, casi no hay trabajos y la mayoría de egresados como yo, los va a ver en tiendas de ropas o zonas francas”, destaca.
Hubo un momento que el actual mercadólogo, se destacó como vendedor de ropa nueva en una tienda y todo por costear los gastos de la universidad. También para aportar en los gastos del hogar.
GANA POR VENTA REALIZADA
Aunque la mamá de Ricardo, venda también perecederos, él le trabaja a otro comerciante y de las ventas realizadas, se gana el 20 por ciento. En un día regular se gana entre 150 y 200 córdobas y cuando le va bien 300. Para lograr esas cantidades, el exuniversitario tiene que caminar varias calles a pie. Su sueño, es poder ejercer su profesión y aumentar la ayuda económica que le brinda a sus padres, “la verdad que me siento en deuda con ellos”, confía.
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Ricardo es el mayor de tres hermanos y habita en el barrio El Cepad de Diriamba. Muy frecuentemente se le ve ofertar los productos de camisa manga larga y el tapabocas que se usa para evitar el contagio del Covid, no se lo despega.