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Hay que corregir los errores

Siendo no tan radical con la pareja presidencial a pesar de todos sus errores, admito que el FSLN todavía tiene una representación como partido, pero que gradualmente se va disminuyendo —no me pregunten por qué—.

Recordemos que el Frente Sandinista desde la clandestinidad como grupo armado encabezó la oposición en la lucha contra Somoza. Pero perdió su anterior hegemonía por conducir al Estado con estilo cubano, subordinarse a la Unión Soviética, suprimir las libertades de los nicaragüenses y unas cuantas locuritas más.

La traición al pueblo tiene su precio. Por sus casi 11 años de desgobierno el FSLN fue castigado por el pueblo en las urnas, el 25 de febrero de 1990. Después de su derrota electoral, los sandinistas se dedicaron a organizar grupos radicales para delinquir y desestabilizar al país con asonadas encabezadas por su líder Daniel Ortega. En 1995 surge el MRS y aunque la escisión no palideció al sandinismo de Ortega, se le fueron grandes intelectuales, líderes históricos y exguerrilleros.

Después no hubo arreglo con sus antiguos compañeros, excepto en el 2001, en la Convergencia Nacional. Posteriormente, Ortega, en su afán de conquistar tránsfugas comenzó a piratear políticos corruptos débiles de ideología y de convicción, de todas las corrientes. En nuestro entramado político hay muchos judíos errantes, que de partido en partido andan pidiendo un chance.

Daniel Ortega, llevando como compañero de fórmula al “padrino” Jaime Morales Carazo (una persona carente de criterio), creyó que iba a obtener un caudal de votos en el 2006. Pero solo por la división del liberalismo es que Ortega pudo volver a gobernar. Su gobierno que inició en 2007 se encaminó con paso firme en ese primer quinquenio gracias a una alianza de conveniencia con la empresa privada, por el desenvolvimiento del libre mercado y la confianza recíproca con Estados Unidos. Ortega creía tenerlas todas consigo pero la relación con EE. UU. no duró mucho porque todo lo que bien empieza mal acaba y Ortega ha terminado siendo el perdedor.

Simpatizantes sandinistas hay, pero la mayor parte del respaldo que tenía el orteguismo se extinguió a raíz de la rebelión de abril del 2018. Sin embargo, pretender que se puede hacer desaparecer al FSLN es como pedir peras al olmo, hacer desaparecer al orteguismo es lo más probable. La ejecución política definitiva del orteguismo está en manos de una oposición sólida y unida.

Pero de nada sirve expresar cierta admiración por la coalición opositora, si cada día sus dirigentes están con los brazos cruzados esperando que nos salven desde afuera.

El autor es vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN).

Opinión Daniel Ortega FSLN MRS archivo
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