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Ivan Acosta, ministro de Hacienda. LA PRENSA/Archivos.

Analistas: Ortega se expone al “ridículo” al mantener a Acosta como ministro, pero busca evitar una implosión en la cúpula de poder

Tres analistas explican qué significa que Daniel Ortega haya dejado a Iván Acosta al frente del Ministerio, el mensaje a su base política y resto de ministros, y lo que implicará para la economía de Nicaragua

La decisión del régimen de Daniel Ortega de mantener como ministro de Hacienda a Iván Acosta si bien complicará aún más su relación financiera con los organismos internacionales, analistas creen que la medida estaría encaminada a evitar una implosión en la cúpula de poder, que implique una desbanda de funcionarios por temor a ser sancionados por Estados Unidos.

En otras palabras, según el sociológo Óscar René Vargas, Ortega quiere enviar un mensaje al resto de sus funcionarios, que aún con sanciones, todos seguirán siendo protegidos por el régimen y que recibirán el mismo tratamiento que le da a Porras y a los jefes policiales, a los que mantiene en sus cargos, aunque estén “muertos financieramente”.

Lea además: Iván Acosta sale de Disnorte-Dissur, Enatrel, Enel y pierde poderes en el Ministerio de Hacienda tras sanciones de EE.UU.

A una semana de las sanciones de Estados Unidos contra Acosta y el jefe del Ejército, Julio César Avilés Castillo, Ortega ordenó ayer hacer fuertes movimientos legales para quitar al ministro amplios poderes legales que este ostentaba como titular de Hacienda, pero decidió mantenerlo al frente de la cartera, prácticamente sin funciones administrativas y de gestión con organismos internacionales.

La primera movida fue  traspasar, a través de dos decretos presidenciales,  el poder de firma a  José Adrián Chavarría Montenegro, a quien nombró como viceministro de Hacienda y le dio el poder de “firmar todos los documentos relacionados a la administración de las finanzas públicas del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, los documentos necesarios para los desembolsos de los fondos nacionales e internacionales, así como de los derivados de la ejecución y suscripción de contratos de préstamos, donaciones y otros mecanismos de cooperación financiera”.

De igual forma Ortega mandó por la tarde a la Asamblea Nacional dos propuestas de reforma de leyes para remover a Acosta como representante en las juntas directivas de la Empresa Nicaragüense de Transmisión Eléctrica (Enatrel) y de la Empresa Nicaragüense de Electricidad (Enel).

También quitó al ministro de la junta directiva de Disnorte- Dissur y puso en su lugar a Bruno Mauricio Gallardo Palaviccine, quien asume la representación de las acciones de capital propiedad del Estado de Nicaragua en la distribuidora.

Estados Unidos sancionó a Acosta por haber “ha seguido organizando un importante apoyo financiero al régimen de Ortega”, como ministro de Hacienda y Crédito Público. “Amenazó personalmente a los bancos para que no participaran en una huelga organizada por los líderes de la oposición en marzo de 2019, cuyo objetivo era impulsar la liberación de los presos políticos”.

Lea además: La decisión de Ortega de no quitar a Acosta es «soberbia» y «capricho», dicen analistas

Lo que dicen los analistas

“No quitar a Acosta es el mensaje de Ortega a sus ministros y al segundo de poder del régimen. Él los va a seguir protegiendo, igual que al tratamiento que le da a Porras y a los jefes policiales. Está tratando de evitar la implosión de la cúpula del poder, ese mensaje es extensivo al resto de los funcionarios”, explica Vargas.

No obstante, señala que aunque el régimen se resista a admitirlo, las movidas que hizo al restarle poderes a Acosta, Ortega está reconociendo que el funcionario “no puede seguir representando a Nicaragua ante los organismos financieros internacionales. Sin embargo, quiere demostrar que él no se va a doblegar con sanciones, ese mensaje sería a los norteamericanos y europeos”.

Chamorro: se expone al ridículo

Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Alianza Cívica, señala que la decisión de Ortega “de poner a un vice a que firme documentos en nombre del ministro, expone al ridículo a este régimen doblemente. Primero manteniendo como ministro a un sancionado y segundo violando una regla fundamental de la función pública que dice que los vices asumen funciones de manera delegada por su superior, el ministro. El irrespeto a la institucionalidad ha sido una constante de este régimen”.

Más allá de eso, el exministro de Cooperación Externa, Erwin Kruger, señala que al mantener a Acosta en una cartera tan importante como es Hacienda para  la gestión de recursos externos, esto “no genera confianza ni en los organismos bilaterales de cooperación, los donantes, ni en las instituciones multilaterales”.

“El prestigio de Nicaragua se ve afectado cuando personas sancionadas permanecen en sus cargos y la capacidad del gobierno de obtener apoyo financiero y de otras índoles se debilita”, indica Kruger.

El problema es que la cooperación externa de todo índole  para superar la depresión económica que traerá la pandemia, tras la recesión que se desató por la aún insuperada crisis política en abril de 2018, será fundamental en un futuro venidero.

“El problema sociopolítico detonado en 2018 ha sido extremadamente dañino para Nicaragua y como consecuencia entramos en una recesión que este año alcanza el grado de depresión económica. Para poder salir de una depresión se requiere de mucho apoyo financiero que Nicaragua no está recibiendo ni va a recibir”, insiste el exfuncionario de Gobierno.

“Este gobierno ya perdió la confianza internacional y eso daña y pone en peligro la vida de los nicaragüenses”, agrega Kruger, que indica que la situación se agrava por decisiones como la adoptada con Acosta.

De hecho, Vargas considera que “indudablemente que la sanción a Acosta tendrá repercusiones negativas en la gestión de préstamos y donaciones. Era la persona que durante los últimos años privilegiada para relacionarse con el personal de esas instituciones. La repercusión puede variar de institución a institución, atrasar los tiempos de desembolso o dificultar más las relaciones”.

Actualmente Ortega estaba afrontando dificultades para conseguir financiamiento internacional para atender la pandemia y la situación de Acosta empeoró su situación. Sobre el régimen pesa el impacto de la Nica Act, una legislación que castiga a la dictadura en los organismos financieros internacionales, pero permite que este tenga acceda a recursos que tengan como finalidad la ayuda humanitaria.

Lea además: Estados Unidos sanciona al jefe del Ejército de Nicaragua y al ministro de Hacienda

 

Economía Hacienda Iván Acosta Nicaragua archivo

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