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Reos relatan cómo se vive la pandemia en las cárceles nicaragüenses

Sin baños de sol, con solo una revisión médica en 10 semanas de pandemia, dos baldes con agua por día y con limitados productos de limpieza sobreviven los privados de libertad a la zozobra de la propagación interna del Covid-19 en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro.

Hasta siete semanas después de que en Nicaragua se anunciara el primer caso de Covid-19, el 18 de marzo de 2020, se vislumbraron en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo, las primeras medidas de protección asumidas por los funcionarios del penal, lo cual, según testimonios de reos comunes, los hizo saber que “la cosa estaba fea”.

Un reo común que llamaremos Juan por seguridad relató a LA PRENSA, vía mensaje de texto, que entre marzo y abril, si no hubiese sido porque varios de ellos tienen celulares y visitas familiares, no se hubieran enterado que el Covid-19 avanzaba dramáticamente en el país.

“Nos sacaron a todos a un supuesto seminario de cinco minutos solo para decirnos de dónde venía el virus y que acá en Nicaragua no había nada de eso, eso fue hace como un mes y medio”, detalló Juan a LA PRENSA.

Sin embargo, la realidad mostrada a los presos era contraria a lo que públicamente se manejaba hace mes y medio sobre el avance del Covid-19 en el país, pues el Ministerio de Salud (Minsa) hasta el primero de mayo ya reconocía 14 casos positivos y cuatro muertes. No obstante, era un reporte abismalmente distinto a lo contabilizado por el Observatorio Ciudadano de Covid-19, que ya advertía de 431 casos sospechosos y 86 personas fallecidas con síntomas del Covid-19.

Cuarentena obligatoria

A mediados de mayo, según Juan, la mayoría de los presos comenzaron a enfermar. Presentaban gripe, fiebre alta, tos y muchos hasta llegaron a mostrar dificultad para respirar. Sin embargo, no recibieron atención médica hasta que mostraron mejoría.

“Solo nos daban cinco acetaminofén, nada más”, comentó Juan.

Algunas de las galerías más afectadas fueron la 7, 9 y 5, según el testimonio de los reos que conversaron con LA PRENSA. Los presos aseguran que conocieron que la mayoría estuvo con síntomas de Covid-19.

Los privados de libertad afirman que viven en condiciones de hacinamiento y es difìcil mantener distancia de sus compañeros de celda. Foto: Archivo personal Óscar Navarrete.

“Todo el mundo estaba tirado, sin fuerzas, enfermos y sin medicamentos, porque acá decían que no había medicamentos. Fue algo muy duro, pero ahí el que tenía e iba mejorando le daba al que estaba peor y así todos nos íbamos apoyando, prácticamente nos dejaron a la ley del que aguante sobrevive”, relató otro preso al que llamaremos José.

La Asociación de Víctimas de Abril (AVA) ha venido denunciando en las últimas semanas que por lo menos 30 de los más de 90 presos políticos han presentado síntomas similares a los ocasionados por el Covid-19.

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Yaqueline Díaz, hermana del preso político Luis Carlos Valle, afirmó que su pariente es uno de los que ha presentado síntomas y fue hasta hace una semana que fue llevado a Medicina Legal, pese que desde inicios de mayo se quejó de fiebre, tos y dificultad para respirar.

Las medidas

Los parientes de presos políticos han sido los primeros en denunciar la falta de medidas. Díaz explicó que fue hasta hace dos semanas que en el penal empezaron a poner unos baldes con agua “que todo mundo toca y ensucia” en los dos retenes, para que la gente se lave las manos. Además, les están tomando la temperatura y les limitan a solo una persona por visita quincenal.

El preso político Luis Carlos Valle tiene dos años de estar encarcelado injustamente, según sus parientes. Foto: Cortesía/LA PRENSA.

Juan también explicó que desde que muchos se enfermaron notaron que ya no se acercaban tantos funcionarios a la galería, las cuales pueden llegar albergar entre 700 y 800 presos, que viven prácticamente hacinados.

“Cuatro funcionarios que pasaban sin tapabocas luego que nos enfermamos comenzaron a usar y pusieron acá adentro como en cuarentena”, afirmó Juan.

Los reos detallaron que dentro de cada galería hay un aproximado de 50 celdas y en el penal empezaron a restringir la apertura a solo una celda por galería, pero únicamente para que “hiciera los trabajos de la misma galería”.

“Solo una celda abren en la galería para los trabajos de la misma, cuando antes abrían 10 celdas. Los funcionarios dejaron de entrar y sabemos que muchos han puesto sus renuncias, pero no se las aceptan. Nuestra situación es peor porque estamos en sus manos y ahora ni siquiera podemos tomar horas de sol”, refirió José.

Algunos reos comunes han optado por limpiar sus celdas con los pocos productos de limpieza que les permiten ingresar al Penal para disminuir los focos de contagio de la Covid-19. Foto: Archivo personal Óscar Navarrete.

En las últimas dos semanas los reos también han notado que luego de sus visitas no hay tantos funcionarios como antes, no los tocan u obligan a desnudarse, les toman la temperatura y los dejan pasar. Además, “milagrosamente” les han permitido el ingreso de alcohol gel y tapabocas.

“Ahora, hace como una o dos semanas, dejaron pasar alcohol en gel, pero solo una botella pequeña por reo, y las tapabocas de tela, pero no nos dejan pasar suficientes productos de limpieza o para desinfectar la celda”, señaló Juan.

Los reos ahora permanecen encerrados en sus celdas de aproximadamente cuatro metros de ancho por cuatro de largo, donde el penal ubica entre 15 y 20 privados de libertad.

“Todos estamos enllavados en las celdas, ni las celdas de evangélicas o católicas andan afuera. Todo el mundo está encerrado, solo al que está enfermo vienen dos funcionarios y se lo llevan, si están con los síntomas vienen sacan las cosas y sabemos que lo llevan a aislarlo”, pormenorizó Juan.

El temido 17-1

Los reos comunes señalaron que por lo menos 20 de cada galería ha sido movidos al módulo 17-1, “donde están todos los enfermos de coronavirus”. Juan fue uno de los que presentó síntomas de Covid-19, pero afirma que luchó por quedarse en su celda porque conoció que el lugar donde los aislaban era igual o peor.

“Desde hace una semana hay 20 reos de la galería siete que sabemos fueron aislados en el módulo 17-1, donde están todos los que están enfermos con síntomas de coronavirus, de acá hay 20, pero ahí se calcula que hay como 100 reos enfermos con altas temperaturas, pero no le dicen qué tienen y solo los aíslan”, dijo Juan.

Los encarcelados también apuntaron que todo el que es llevado a la 17-1 “queda completamente incomunicado, se le cortan las visitas y al familiar le inventan cualquier cosa para no dejarlo ver”.

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Es por ello que, actualmente, en cada celda muchos han empezado a emplear sus propias medidas de prevención, aunque el Penal hasta el momento no les haya orientado nada. Sin embargo, tienen el problema que ha iniciado la época lluviosa y muchas de las celdas tienen dañado el techo y se filtra el agua.

“Hay muchas celdas a las que se les mete la lluvia. Los que duermen abajo se desvelan porque el agua les cae, unos seis duermen en el piso y el resto en hamaca, entonces, muchos vuelven a enfermarse”, detalló Juan.

Además, aseguró que en la celda que comparte con otros 14 presos han tomado la medida de lavar diariamente la celda, aportando cada uno de sus provisiones de agua que son dos baldes al día por cada reo.

Los reos explicaron que desde ya unas semanas los tienen en cuarentena obligatoria. Foto: Archivo personal Óscar Navarrete.

“Lo que hacemos es lavar las celdas diario, procuramos lavarnos las manos y tratar de no estar en la habladera o todos apiñados y menos con nadie de afuera de otra celda. Además, cada quien ha apartado su vaso, su plato y su cuchara”, especificó el encarcelado.

Ambos reos lamentaron que las galerías no sean mandadas a desinfectar por las autoridades del penal, además señalaron que el agua que reciben no es suficiente en tiempos de pandemia, pues con dos baldes de agua tienen que bañarse, cocinar, lavar la ropa, lavarse las manos y ahora aportar para asear la celda.

El temor de los encarcelados es volverse a infectar y no tener ningún tipo de atención o cómo hacer el llamado de auxilio. Demandan atención médica más constante, productos para limpiar y desinfectar las celdas y que se les permita a sus parientes ingresar más productos de limpieza y que se les dé más agua.


Exponen personas al peligro

La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), según la abogada Carla Sequeira, ha recibido denuncia de los familiares de presos comunes que se preocupan por la exposición de los reos al contagio, ante el mal manejo del Sistema Penitenciario Jorge Navarro.

“El Sistema Penitenciario es un foco de infección. Lamentablemente los funcionarios que deberían de estar en pro de garantizar la salud de cada una de las personas que están en estas celdas, no lo están haciendo y mantienen las mismas reglas que antes de la pandemia, además es uno de los que más tarde han asumido medidas incluso para sus propios funcionarios”, criticó Sequeira.

La abogada y defensora de derechos humanos recordó que las personas privadas de libertad pierden derecho civil, pero “mantienen los derechos fundamentales que tienen todas y cada una de las personas, entre ellos la vida y la salud”.

Es por ello que advirtió que la negligencia de los penales, perfectamente puede ser llevada hasta acciones legales en contra de sus funcionarios, ya que los parientes pueden acusarlos de exposición de personas al peligro o de omitir un llamado de auxilio.

En total, hasta octubre de 2016, el Ministerio de Gobernación (Migob) de Nicaragua reportó que en las cárceles del Sistema Penitenciario Nacional (SPN) albergaban a 14,675 presos y para entonces ya se superaba la capacidad.

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