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Los fuertes vientos de esta época podrían aumentar casos de enfermedades respiratorias.

Nicaragüenses se enfrentan a escasez de oxígeno en medio de la pandemia por Covid-19

La demanda de familias con personas enfermas aumenta, lo que vuelve el producto más caro y escaso. Muchas vidas dependen de encontrar un cilindro con el gas para poder respirar

Encontrar un tanque de oxígeno en Managua, la capital del segundo país más pobre del hemisferio, se suma al calvario que atraviesan las familias, en medio de la pandemia de Covid-19, cuando algún miembro de su núcleo necesita de este gas para vivir.

LA PRENSA llamó a dos de las principales distribuidoras y dijeron que no tienen tanques disponibles, pero si pueden rellenarlos. Una de ellas aclaró que se hace, siempre y cuando, los cilindros pertenezcan a la compañía. “No tenemos ahorita señora. Estamos sin cilindro”, dijo uno de los trabajadores de una empresa.

La promesa es que la próxima semana podrían tener, pero no hay total certeza. Al preguntarle si hay escasez, explica “que los hospitales se están abasteciendo y nos quedamos sin cilindro”.

Las redes sociales, otra vez, como en 2018, han sido la palestra pública para denunciar los entierros exprés, la falta de atención en los hospitales, las constancias de defunción con causas de muertes por neumonías atípicas, pero con entierros bajo el protocolo de personas con Covid-19, y la necesidad cada vez más común de personas que requieren un tanque de oxígeno para algún familiar, amigo o conocido. Ante la alta demanda, el comercio informal también ha entrado al terreno.

Mientras las empresas grandes, como las que consultó este Diario, están desabastecidas de tanques de oxígeno, la opción que queda es comprarlo o prestarlo, pero esto dependerá de cada caso. Una persona que comercializó tanques en redes sociales, y solicitó su anonimato, contó a La Prensa, que hay una demanda significativa.

Dos de las principales empresas de Managua dijeron que esta semana no tenían cilindros de oxígeno. LAPRENSA/CORTESÍA

“La cantidad de personas que requerían tanques era elevada” , esa fue su experiencia antes que se le agotaran. En un solo día podía recibir hasta treinta llamadas de diferentes personas consultándoles. Esto también generaba una carga emocional significativa porque te dicen que el familiar se les puede morir si no consiguen el tanque, expresó.

En las dos empresas de distribución de tanques de oxígeno aseguraron que si un paciente tiene su tanque lo puede llegar a rellenar, lo que cuesta 915 córdobas en una de ellas. Pero si necesita un nuevo contrato, ahora mismo no hay disponibilidad de cilindros en ninguna.

Para hacer un nuevo contrato en una de las empresas, la persona debe dejar 200 dólares de depósito y cancelar 1,018 córdobas por el oxígeno, además de presentar la epicrisis, un recibo de agua o luz y su cédula, explicó el trabajador.   En la otra empresa, dijeron, de forma general, que el alquiler del tanque podría variar por el tamaño desde 220 hasta 1,220 córdobas.

Comprar un tanque de oxígeno puede estar muy lejos de las posibilidades de cientos de familias nicaragüenses.  La fuente explica que van desde mil hasta unos 1,500 dólares. En su caso, los ofertaron, incluyendo otros insumos médicos, cerca de 1,300 dólares. Esto también dependerá del tamaño del cilindro; se encuentran desde portátiles hasta los grandes que usan en los hospitales, explicó la fuente.

Agregó que, en medio de la emergencia, algunos se aprovechan y exceden el precio. Este Diario también consultó a un comercio en Matagalpa, y dijeron que si tenían tanques de oxígeno, con costos de 9, 800 a 23,500 córdobas.

Paciente con presunto Covid-19 se atendió en casa. Temió ir al hospital público en Masaya. LAPRENSA/CORTESÍA

Correr por un tanque de oxígeno

Indira Fonseca sabe bien lo que es padecer por no tener un tanque de oxígeno. Al menos tres miembros de su familia cree que se contagiaron de Covid-19. Ella misma perdió el olfato y el sabor, pero el virus no hizo mayor estragos. Su esposo, un hombre de 33 años, con sobrepeso, empezó con calenturas que llegaron a 39 grados, no cedían, sufrió náuseas, perdió el gusto y el olfato, y pese a que su estado parecía empeorar cada día, no fueron al hospital Humberto Alvarado de Masaya por miedo.

Buscaron el apoyo de un médico, quien les recomendó tratamiento, pero el virus parecía ganar la batalla. Finalmente un amigo de su esposo, le dijo que el especialista en salud pública, Alejandro Lagos, estaba brindando consultas de forma virtual. Se comunicó con él, llenó un formulario, a modo de historial clínico, y con la fe en Dios y en el médico siguió a detalle las prescripciones, cuenta.

Antes, ya lo habían decidido conectar a un tanque de oxígeno porque se miraba fatigado, la respiración era más difícil. Pero ahí empezó otra batalla por el cilindro. “Me acuerdo que había una fila desde la siete de la mañana, como 50 personas esperando oxígeno, y para cuando nosotros llegamos ya no había”, relató. Con ayuda de otro amigo, se logró conseguir el cilindro.

A su esposo nunca se le hizo la prueba de Covid-19, pero tuvo todos los síntomas. Él ahora se recupera en casa, e Indira se escucha feliz porque mejora cada día, lo hace después que su saturación de oxígeno llegó a 52, cuando lo normal es arriba de 95. Las manos se le ponían moradas, igual las uñas de los pies, relató. Él estaba muy mal, y pensó que lo podía perder.

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