La avalancha de información, verdadera o falsa, inocua o relevante, triste o humorística, que nos atiborra a diario por las redes sociales, desde que sale el sol cada mañana, hasta que anochece, es realmente extraordinaria. Nunca en la historia de la humanidad un evento ha generado tanta información, en tan poco tiempo, resultando en un pánico globalizado.
Tal es el caudal de información, que en cada hogar el Covid-19 parece haber plantado por lo menos un nuevo “doctor”, tan bien informado que ofrece recetas whatsapp gratuitas, no solo para sí mismo y su familia, sino para parientes y los amigos del grupo.
El pánico generalizado tiene su expresión en algunos excesos que hemos visto, como “trajes espaciales” en adelanto tal vez a los viajes interplanetarios. Irónicamente, en los Estados Unidos hemos sido testigos de como las protestas y saqueos rápidamente acabaron con el “distanciamiento social”.
Debo confesar, que yo también he sido “contagiado” por la saturación informativa sobre el Covid-19 en las redes sociales, pero para bajar la “carga de pánico” y la “curva exponencial de contagios”, me distraigo más con la carga de buen humor, que también digerimos diariamente.
Un asunto serio que poco se ha mencionado, es que el Covid-19 tiene una preferencia especial por el pánico, porque el pánico y la ansiedad permanente bajan las defensas del sistema inmunológico, que es la primera línea de defensa de nuestro organismo ante el virus.
Uno de los videos que me mandó un primo, recoge muchas de esas frases contradictorias que se han dicho sobre el Covid-19 en los medios y en las redes sociales. Algunas de estas bellezas: “estoy en shock con tanta información y no logro entender, el Covid-19 era como una simple gripe, pero es mucho más grave, pero la mayoría la pasa sin síntomas, pero es una amenaza mortal, pero no debes temer aunque haya miles de muertos, lo estamos manejando muy bien”.
“No hay que salir de casa, pero los trabajadores sí pueden salir de casa y para comprar también. No puedes salir a hacer deporte aunque vayas solo, pero si tienes perro, sí puedes y los médicos también pueden salir para curarnos, y los aplaudimos porque son héroes, pero que se vayan del edificio. Puedes dormir en la cama con tu pareja pero no está permitido ir por la calle los dos juntos a comprar, pero puedes volver con ella a tu casa, lavarte las manos y nuevamente compartir la cama”.
“Las mascarillas no sirven, bueno… si estás contagiado sí, pero puede ser peor, si no estás contagiado… así que mejor no usarlas, pero son obligatorias”. Bueno, una sonrisa y una pregunta final: ¿se imaginan cómo hubiera sido el mundo, si esta pandemia nos hubiera llegado antes de la era del “tiempo real” y del whatsapp?
El autor es periodista, exministro y exdiputado.