14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El castigo de los dioses locos

Para este gobierno es más importante que los médicos bailen bien "El comandante se queda" que una hoja de servicio profesional y exitosa

Médicos

Esta semana hubo una barrida de médicos en los hospitales públicos. ¿Cuál fue su delito? Blasfemia. En algún momento de su retorcida carrera, tanto Daniel Ortega como Rosario Murillo, llegaron a creerse dioses. El enjambre de aduladores que pululan a su alrededor los convenció de ello. Hay gente que se cree Napoleón Bonaparte o el propio Jesús, y eso no es mayor problema porque están en el manicomio. El problema es que estos están en el poder.

Bailando

Vivimos tiempos en donde para el gobierno es más importante que un médico baile bien y con entusiasmo “El comandante se queda” que una hoja de servicio que incluya tantos años de estudios, décadas de carrera, especialidades y eficiencia. Bailando se puede llegar hasta ser ministro. Y si por ratos puede ser paramilitar, usted sería el mejor médico que este gobierno puede conseguir. No necesita más. Solo debe hacer y leer lo que le mandan de El Carmen. En cambio, si el médico tiene solvencia profesional, probablemente tenga criterio propio, y eso no se permite en esta nueva secta.

Masacre

Esta es una dictadura que ha establecido el cuestionamiento a ellos como el delito más grave que los nicaragüenses podemos cometer. Veamos un botón de muestra de su irracionalidad. A finales de enero, unos 80 hombres armados entraron a la comunidad indígena de Alal. Quemaron sus ranchos y mataron a cuatro de sus miembros. Una masacre. En todo este tiempo el Estado solo capturó a uno de los asesinos. Pues, esta semana, líderes indígenas aseguran que ese criminal quedó libre entre los perdones presidenciales que ha otorgado el régimen para vaciar las cárceles por el Covid-19. Sin embargo, en la cárcel mantiene, y no hubo pandemia que lo hiciera cambiar de ideas, a muchachos de Ometepe que se atrevieron a poner una bandera azul y blanco en un poste. Claro, poner una bandera de Nicaragua es más grave que masacrar un poblado.

Ineptitud

La lógica con que actúa este gobierno en esta pandemia es criminal. Su ineptitud ha quedado expuesta de la I a la D. No solo no ha auxiliado a nadie con ayudas económicas o paquetes de alimentos para los más necesitados, como han hecho otros países para que la crisis sea más llevadera, sino que ha impedido que los ciudadanos se ayuden entre ellos mismos y no ha establecido protocolos expeditos para que la medicina esté disponible para los enfermos que la necesitan. Un gobierno con un poco de responsabilidad hubiese liberado de impuestos estas medicinas en estos momentos, promulgado leyes que estimulen la libre competencia y el fin de los monopolios farmacéuticos para que los inventarios de medicinas aumenten y los precios se abaraten. Por cierto, esos monopolios farmacéuticos están en manos de gente cercana a Ortega.

Pruebas

¿Qué sentido tiene, por ejemplo, que el gobierno impida a las clínicas y hospitales privados hacer pruebas Covid-19? Hasta ahora la única explicación que oí fue la de un médico oficialista. En un canal de televisión alegaba que los hospitales privados iban a hacer negocio si se les permitía hacer las pruebas, y que podían cobrar hasta mil dólares por cada una. Imagínese la preocupación. Todos sabemos la verdadera razón. Volvemos a lo mismo. Personas con la enfermedad de poder que padecen Ortega y Murillo se agarran de cualquier control que puedan establecer sobre cualquier cosa en ese afán de sentirse dioses.

Dioses

Encuevados en El Carmen saben que ya no tienen más prestigio que perder. Sea como sea, sus días están contados. Saben que se han quedado sin opciones para seguir en el poder, porque, aunque las eliminen o se roben las próximas elecciones, no van a quedar como gobierno legítimo después de esa fecha, a menos que la oposición electoral nuevamente traicione a Nicaragua. No les importa que mueran miles de nicaragüenses más. Mucho menos despedir a tantos médicos en el momento que más se les necesita. Es como matar al piloto de un avión en pleno vuelo. Un muerto más o un muerto menos no va a hacer la diferencia el día que sean juzgados por ello. Lo importante es sentirse como dioses, castigar a los blasfemos y leer todos los martes informes inverosímiles con la misma convicción con que se echa un discurso Napoleón Bonaparte o el tal Jesús en el manicomio del pueblo.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí