La ineptitud de la directiva del San Fernando es de vieja data. Ahora han agregado la ingratitud a su repertorio.
Despedir a Norman Cardoze, después de que lo expusieron a la muerte, obligándolo a jugar en medio de una pandemia que azota en el mundo, solo puede salir de un corazón malagradecido.
Y quizá lo más triste, es que lo despiden después de realizar un buen trabajo con un equipo discreto, al que no se le miraban oportunidades de estar disputando un lugar para avanzar hacia la siguiente etapa.
Cualquiera que medio sepa de beisbol, sabe que Cardoze hizo una buena labor. A un grupo de muchachos llenos de dudas, los amalgamó, los motivó a pelear y los hizo ganar contra pronóstico.
Técnicamente no había razones para un cambio. A él lo destituyen por expresar la verdad de lo que ha vivido al contagiarse con el Covid19, algo que estos directivos inútiles, no pueden hacer.
Norman no es perfecto, se ha equivocado muchas veces como todos nosotros, pero es una figura legendaria en Masaya y en todo el país y lo que menos merecía era un trato desconsiderado.
Pero como me dijo tras la noticia de su despido, “yo me voy con la frente en alto. No he dicho ninguna mentira y sé que hice un buen trabajo. Le deseo lo mejor al equipo y Dios tiene el control”.
Como pelotero, Cardoze ha sido lo mejor producido en Masaya. Bateó .317 en su carrera, con 183 jonrones y 780 impulsadas. Uno de sus batazos estremeció la ciudad en 2004 en aquella final dramática contra Chinandega.
Y con el uniforme de la Selección Nacional, Norman logró un promedio de .323 y 20 jonrones en 13 años. En su etapa como mentor, vivía su mejor momento con un club modesto pero combativo.
Ahora ha sido despedido y a la larga, quizás hasta sea lo mejor para su salud todavía quebrantada, pero todos sabemos que esa no es la razón que motivó el cambio, sino haber dicho lo que vivió.
Sin embargo, estas son las cosas que ocurren cuando las directivas de cada equipo están repletas de políticos incompetentes, en lugar de gente con conocimientos del juego y administración deportiva.
Siempre he pensado que una fanaticada tan entusiasta como la de Masaya, merece algo mejor, pero qué se le va a hacer, si el deporte es el reflejo de la situación que vivimos.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR