El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) presentó este miércoles 10 de junio, otra consistente propuesta a la sociedad pero en particular al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, de medidas que es necesario aplicar para evitar que la pandemia de Covid-19 cause una peor mortandad en la población y más estragos en la economía nacional y doméstica.
Son 14 las nuevas propuestas que ha hecho el sector empresarial en la actual emergencia sanitaria, humana, social y económica, que se suman a las muchas otras que se han presentado desde la sociedad civil, los gremios profesionales, los movimientos y partidos políticos de oposición y la Iglesia católica de Nicaragua.
Las propuestas del Cosep se refieren a medidas concretas de salud pública y de protección social, otras relacionadas con la economía y la producción, así como laborales y administrativas. Medidas que se han aplicado en muchos países y se aplicarían en Nicaragua si hubiera un gobierno de personas en su sano juicio.
Posiblemente este es el país donde más propuestas se han hecho y se siguen haciendo desde la sociedad, para enfrentar de la mejor manera posible la pandemia del coronavirus, para reducir hasta donde se pueda sus consecuencias mortales y evitar mayores daños a la economía nacional y a la situación económica particular de las personas y las familias.
La explicación de que en Nicaragua surjan tantas iniciativas desde la sociedad, radica en que aquí hay un vacío de acciones gubernamentales efectivas para encarar la pandemia. Lo que ha hecho el régimen, contrario a la razón, es promover actividades y actitudes en la población que han facilitado la expansión de los contagios y el aumento de los costos en vidas humanas y daño económico y social.
Inclusive la situación sería peor, de no ser porque gran parte de la población ha atendido las orientaciones de los médicos independientes y los organismos de la sociedad civil, y porque la gente, por su propia iniciativa ha aplicado las medidas de prevención indispensables que han sido recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las que irracionalmente el régimen se ha negado a acatar.
Ha quedado claro en esta situación, que la sociedad no solo tiene una gran capacidad de autoconvocarse a la lucha contra la dictadura, sino también para autogobernarse, mientras se pone en evidencia que los usurpadores no pueden gobernar con responsabilidad ni resolver los candentes problemas nacionales.
Es oportuno, válido y necesario preguntarse: ¿cuántas vidas humanas se habrían salvado, y cuántas más se podrían salvar hasta que ceda la pandemia, si el régimen orteguista hubiera atendido y atendiera las propuestas de la sociedad, y las recomendaciones de las organizaciones internacionales de la salud?
Sin embargo, aunque el régimen no atienda las iniciativas de la sociedad para enfrentar la pandemia y reducir sus nefastas consecuencias, y aunque en vez de aceptarlas las criminalice, esas propuestas podrían servir en el futuro próximo para documentar una acusación y juicio que se debería seguir a este régimen criminal, también por genocidio virósico.