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Eucaristía, la fe hecha comunión

El signo del pan y de la comida es importante en la cultura bíblica. Comer juntos en la misma mesa, para un judío, era símbolo de: comunión entre los comensales. En la mesa era inconcebible que estuviera un traidor. Para todas las culturas comer juntos en la misma mesa es signo: de amistad, de amor entre los invitados y amigos.

La Eucaristía es una comida y, para ello, nos reunimos todos alrededor de la misma mesa (el altar), como lo hacían nuestras primitivas comunidades cristianas (Hch. 2, 42-45). Compartimos la Palabra y el Pan, que es el Cuerpo de Cristo que nos da la vida, como Él mismo nos lo dijo: “Yo soy el pan vivo… quien come de este pan vivirá para siempre” (Jn. 6, 51).

El Pan de la Eucaristía es Pan de Comunión, se parte y se reparte entre todos. Por ello: antes de comer el Pan de Cristo, tenemos que hacer realidad la vida de comunión, de unión de los unos con los otros. Por eso, decía San Pablo: “El Pan que partimos, ¿no nos une a todos en el Cuerpo de Cristo?” (1 Cor. 10, 16).

Antes de comer el Pan de Cristo hemos tenido que haber sentido la alegría de haber experimentado que nuestra vida ha sido comunión con el mensaje de Cristo y con nuestros hermanos.

Sin fe no hay Eucaristía. La Eucaristía es la celebración de la experiencia de fe vivida. En ella celebramos la grandeza de nuestra fe que ha sido capaz de hacernos persona nuevas. Por la fe somos capaces de dejar a un lado nuestros egoísmos para optar por el amor. Por la fe somos capaces de trabajar a favor de la comunión. Por la fe somos capaces de compartir y repartir nuestro mucho o poco pan que tenemos, nuestra riqueza y nuestra pobreza.

En nuestros pueblos y comunidades hay un amor especial a la Fiesta del Corpus Christi (la fiesta de la Eucaristía). La fiesta de la comunión, la fiesta de Jesús que no solo se hace carne de nuestra carne, sino pan que da y se da a todos para que todos, al comerlo, tengamos vida y vida en abundancia. (Jn. 6, 58).

Dice el papa Francisco: “La fiesta de Corpus Christi es una oportunidad especial para reavivar nuestra fe en la presencia real del Señor en la Eucaristía. La celebración de la Santa Misa, la Adoración Eucarística y las procesiones en las calles de ciudades y pueblos son el testimonio de nuestra veneración y adhesión a Cristo que nos da Su Cuerpo y Sangre, para nutrirnos con su amor y hacernos partícipes de su vida en la gloria del Padre”.

Celebrar la Eucaristía es celebrar lo más bello de la vida: la fe hecha comunión con Cristo y los hermanos. Jesús se ha hecho Pan partido para nosotros, y nos pide que nos demos a los demás, que no vivamos más para nosotros mismos, sino los unos para los otros. La fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo es una invitación para dar un lugar central a la Eucaristía en nuestra vida, familias y comunidades.

Opinión cuerpo de cristo Jesús La Eucaristía archivo
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