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Ortega sin voluntad para bajar tarifa eléctrica. Nicaragua cierra primer semestre con una tarifa 1.42% más cara que en diciembre

Las empresas se quejan de que aunque tienen a personal laborando desde sus casas, las facturas están llegando como si tuvieran operando al 100 por ciento. El Cosep cree que hace falta voluntad para darle un alivio no solo al sector privado sino también a los hogares

Ni la crisis sanitaria, que ha provocado desempleo y muerte, ni las denuncias públicas de sus propios partidarios rojinegro por alteraciones en la factura eléctrica. Ni un petróleo a menos de 40 dólares a nivel internacional y  ni el llamado del sector privado para que de urgencia de traslade un alivio del 17 por ciento en la tarifa para darle “oxígeno” a las empresas, hicieron retroceder al régimen de Daniel Ortega.

El Instituto Nicaragüense de Energía (INE) publicó esta semana el nuevo pliego tarifario para junio, cuyas variables que rigen a los distintos sectores movió hacia arriba tras incorporare, por ley, el ajuste cambiario, ocasionando que Nicaragua cerrara el primer semestre de este año con una tarifa 1.42 por ciento más cara respecto a la que se tenía en diciembre del 2019.

En los últimos meses el INE ha sido oficioso en la parte de la ley que le permite revisar cada mes el pliego tarifario para incorporar la devaluación de la moneda, pero se hizo de la “vista gorda” con la ordenanza de que también debe incorporar la variación de los combustibles.

De esta manera el régimen de Ortega, que tiene fuertes vínculos  comerciales en el mercado eléctrico de Nicaragua, echó tierra a la petición que hizo el  Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) de que se aplicara una reducción de 17 por ciento en la tarifa a partir de mayo, mediante la adopción de varias medidas combinadas, que incluía suspender temporalmente abonos millonarios a la Caja Nacional Rural (Caruna), una cooperativa financiera ligada a la cooperación de Venezuela, manejada a discreción por allegados a la familia presidencial.

La política de asfixia del INE,  la distribuidora Disnorte-Dissur y las generadoras eléctricas contra las empresas y las familias contrasta con las medidas de moratorias que varios gobiernos en Centroamérica han aplicado para sus ciudadanos, para ayudarles a amortiguar el impacto de la pandemia del Covid-19, que en Nicaragua ha aumentado el desempleo, botado los ingresos por remesas y creado una ola especulativa de precios de los alimentos, que ni el propio Gobierno orteguista, de corte populista, ha sido capaz de contener.

Sergio Maltez, presidente de la Cámara de Industria de Nicaragua (Cadin) manifestó que el problema de la energía es serio. “Muchas empresas reportan que el gasto en energía se mantiene casi igual”, pero además señala que es triste ver la realidad de este país, cuando en la región por la misma crisis sanitaria se han tomado medidas para ayudar a las familias y empresas con este tema.

“Seguimos teniendo el mismo problema, mientras en los otros países de la región ves los beneficios, por ejemplo en Costa Rica hubo una reducción del 50 por ciento en la facturación, en Honduras bajó un 15 por ciento, en El Salvador y Panamá aplicaron moratorias de tres meses, en Guatemala se suspendieron los cortes, todos han tenido un beneficio, pero Nicaragua no, por eso hay que seguir insistiendo en el tema”, dijo Maltez.

En esa misma línea, José Adán Aguerri, presidente del Cosep, dijo  que “es lamentable que sigan las autoridades sin dar ningún tipo de respuestas a las necesidades de la población y de las empresas de todos los tamaños para poder enfrentar el impacto económico y social de esta crisis provocada por la pandemia y que ha agravado la situación que ya se tenía por la crisis sociopolítica”.

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Pese a la presión pública desde hace varios meses, hasta ahora el régimen de Ortega no ha explicado por qué no rebaja la tarifa eléctrica. Son algunos analistas que han recordado que en 2017 el Gobierno blindó mediante ley el negocio eléctrico con Caruna, para pagar una deuda que data desde el 2010 y que desde el 2016 se desconoce cuánto se ha pagado. En ese momento pocos reclamaron por la maniobra.

Pero el 15 de mayo de este año, en medio de la creciente asfixia, el Cosep mediante un comunicado demandó al Gobierno suspender temporalmente los abonos a  Caruna. “La disposición legal que establece que el ahorro en la tarifa del petróleo se orienta al pago del préstamo de Caruna debería dejarse temporalmente sin efecto en las actuales circunstancias para contribuir adicionalmente a la reducción de la tarifa”, expuso.

“No existe excusa más que la falta de voluntad política para que no se reduzcan las tarifas de los servicios y para implementar medidas como las modificaciones de las normativas de la Siboif y la Conami para ayudar a las personas y empresas”, dijo Aguerri.

Distribuidora excede abusos

Unos de los sectores más afectados por el pago de elevado del servicio eléctrico es el turismo, donde hay muchas empresas que han cerrado, pero siguen pagando como si estuvieran operando, una queja se ha venido generalizando en otros sectores empresariales.

En un sondeo que realizó la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua (Canatur) con sus agremiados en Managua, Ometepe, Granada, Catarina, Matagalpa, Jinotega, Ocotal, Tola y San Juan del Sur, la mayoría señala que aunque mantienen sus locales cerrados u operando al mínimo, la factura de energía no baja.

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“A mí me cortaron el servicio de energía hace 4 meses, pero como tengo  paneles me vale. Sin embargo, me sigue llegando la factura regular aunque no tengo ni el cable conectado, lo mío es de replay”, sostuvo un empresario, que pidió no ser citado por temor a represalias.

“Prácticamente tengo un poco más de 4 meses cerrado, no hay ingresos del negocio y la energía eléctrica no baja. En febrero pagamos 4,790 córdobas, en marzo 4,855, en abril 4,335, en mayo 4,030. Al menos acá no he tenido clientes y con mi enfermedad nos retiramos a dormir desde las 7:30 de la noche y solo tengo un refrigerador funcionando, prácticamente todo el consumo es familiar, sin aire acondicionado, ni plancha y 3 habitaciones de la casa”, dijo otro dueño de negocio, que igual pidió el anonimato.

Ahorro extremo y vigilando consumo

Algunos empresarios de este sector admiten que han logrado bajar la tarifa implementando medidas extremas de ahorro y monitoreando frecuentemente el consumo.

“En nuestro caso hemos logrado bajar la factura lógicamente sin huéspedes en los dos últimos meses. Pagamos 9,000 córdobas (en el hotel) y en la parte del restaurante 500 córdobas. Antes pagábamos 70,000 córdobas con clientes entre los dos medidores, igual consideramos que 9,000 córdobas, estando cerrado es alto”, dijo un empresario del sector hotelero.

“Nosotros logramos reducir el costo de energía aproximadamente 2,200 dólares en abril a 600 dólares a mayo, con un fuerte programa de ahorro, como también soy electricista hago mediciones y compruebo a cada rato mi consumo”, dijo un dueño de un negocio.

Lucy Valenti, presidenta de Canatur explicó que van a seguir demandando al gobierno una baja en la tarifa eléctrica, porque no es posible que la población nicaragüense pague por la ineficiencia de Disnorte-Dissur.

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“Nosotros seguimos insistiendo y demandando y lo seguiremos haciendo, que Disnorte -Dissur debe bajar la tarifa eléctrica a como se ha demostrado que han bajado los costos. No tiene porqué la población, ni las empresas subsidiar sus deficientes manejos”, expresó Valenti.

Por años el régimen de Daniel Ortega ha dado un manejo oscuro a la principal distribuidora de electricidad de Nicaragua, a la que le ha otorgado múltiples beneficios fiscales y económicos sin exigirle inversión para reducir las pérdidas técnicas y comerciales, lo que ocasiona que la tarifa no baje desde el 2016. Ortega incluso ha dado poder para que esta persiga, embargue y encarcele a los nicaragüenses.

La empresa distribuidora Disnorte-Dissur ha sido cuestionada por su mal manejo, ya que en los últimos años las pérdidas de energía han alcanzado hasta un 25 por ciento de total facturado. Esto se debe a dos factores: la falta de inversión en las líneas de distribución, lo que ha provocado un aumento en las pérdidas técnicas, pero además la empresa no ha podido frenar las conexiones ilegales, lo que también se considera una pérdida. Todo esto se recarga en la factura de los consumidores.

Comercio y servicio también se queja

Otro de los sectores que revela que sus facturas han sido alteradas en estos tiempos duros de pandemia es el comercio y servicio.

Carmen Hilleprandt, presidenta de la Cámara de Comercio y Servicio de Nicaragua (CCSN) manifestó que las empresas del sector han manifestado que aunque parte del personal lo tienen trabajando desde la casa, la factura de luz sigue saliendo alta.

“Hay empresas que nos han externado que se sigue manteniendo la factura, cuando debió bajar  por el hecho de haber menos personal en las oficinas, pero además consideramos que en este momento la tarifa debió bajar por los menos un 17 por ciento, el tema de la energía es bien importante para nosotros, porque pagamos una tarifa más alta que el resto de sectores”, expresó Hilleprandt.

De hecho, según una encuesta realizada y divulgada esta semana por el Consejo Superior de la Empresa Privada esta semana reveló que el 46 por ciento está trabajando con personal en las empresas y a distancia; un 37 por ciento aún tiene a los trabajadores en sus instalaciones; el 10 por ciento se mantiene operando en su totalidad con personal remoto; y un 7 por ciento ha cerrado totalmente operaciones.

A la líder del sector comercio le preocupa que hasta la fecha no se ha visto ningún beneficio de la baja que se dio en el petróleo, y aunque al inicio el precio del combustible bajó, no se dio en la misma proporción de la caída del crudo y en el caso de la energía no hubo variación.

“Estamos considerando una comunicación por escrito al INE, que es el ente regulador, porque anteriormente mandamos una comunicación al Mific, donde abordamos entre varios puntos de agenda el tema de la energía, pero no hubo respuesta. El tema de la energía es sensible para nosotros porque representan el 30 por ciento de las operaciones de la empresa”, sostuvo Hilleprandt.

Nicaragua, el país menos competitivo

Guillermo Jacoby, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), manifestó que lo más preocupante del caso es que Nicaragua poco a poco ha ido perdiendo competitividad por el tema del alto costo de la electricidad.

“La energía nos está quitando competitividad, por ejemplo si viene un inversionista y analiza los posibles lugares dónde invertir en la región y si es una empresa que se dedica a la transformación agroindustrial y tiene mucha maquinaria que utiliza energía, entonces ni siquiera considerará a Nicaragua, porque la energía es muy cara y eso es uno de los problemas serios y mientras no tengamos una energía más barata no vamos a ser competitivos en las inversiones extranjera para Nicaragua”, dijo Jacoby.

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