Pocos futbolistas han generado tanta controversia durante años, y menos han conseguido convencer hasta a su último detractor. Karim Benzema nunca fue un goleador clásico pero dejará su nombre entre los cinco mejores artilleros en la historia del club con más títulos. Pero el reino de Karim no es la estadística. Es el juego, la inspiración, la calidad desatada. El francés derramó todo su talento en Cornellá con un taconazo maravilloso que aprovechó Casemiro (45) y resultó definitivo en un triunfo (0-1) capital, puede que clave para La Liga.
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Con la victoria del Eibar en Granada, el Espanyol empezó con poco que perder. La permanencia es un milagro, y entre ese factor y las altas en el once, Bernardo y Raúl de Tomás, no tuvo complejos. Con Wu Lei en el carril derecho para explotar las ausencias de Marcelo, a los tres minutos se plantó en el área, metió el pase atrás y remató Darder. Sacó Carvajal con el cuerpo, milagroso.
Puede que el Madrid no esperase un aviso tan serio y tan pronto. Zidane configuró un equipo para mandar con su toque sorprendente, con Isco y sin Vinícius. El mando del duelo fue del líder, pero sin apabullar en el área. Una volea de Casemiro que intentó desviar Ramos arriesgando su propia cabeza -quedó aturdido- fue la mejor opción en el arranque, porque el Espanyol negó los espacios entre líneas. Es imposible saber si la destitución de Abelardo y el desembarco exprés de Rufete influyó en esa media hora notable. Una decisión semejante, en víspera de un partido con pinta de clave para el futuro de un club, no merece ningún premio.
Puede que el Madrid no esperase un aviso tan serio y tan pronto. Zidane configuró un equipo para mandar con su toque sorprendente, con Isco y sin Vinícius. El mando del duelo fue del líder, pero sin apabullar en el área. Una volea de Casemiro que intentó desviar Ramos arriesgando su propia cabeza -quedó aturdido- fue la mejor opción en el arranque, porque el Espanyol negó los espacios entre líneas. Es imposible saber si la destitución de Abelardo y el desembarco exprés de Rufete influyó en esa media hora notable. Una decisión semejante, en víspera de un partido con pinta de clave para el futuro de un club, no merece ningún premio.
Las victorias nunca se pueden dar por descontadas, aunque sean frente al colista. Son imprescindibles, sobre todo si el rival por el título duda y se mete en líos de vestuario. El Madrid sudó hasta el último segundo la victoria frente al Espanyol, con susto final de Calleri, para meter dos puntos sobre el Barsa y poner toda la presión en el Camp Nou, con la visita del Atlético. El líder es sólido, concede poco. El resto corre por cuenta del talento de Benzema.