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"Tuve conocimiento de todos los intentos que se hicieron para poner de acuerdo a José Rizo y Eduardo Montealegre. Todo mundo decía que al final se iban a unir y el final llegó y el final fue Ortega". LA PRENSA/CORTESÍA

“Tuve conocimiento de todos los intentos que se hicieron para poner de acuerdo a José Rizo y Eduardo Montealegre. Todo mundo decía que al final se iban a unir y el final llegó y el final fue Ortega”. LA PRENSA/CORTESÍA

José Pallais: “En la Alianza Cívica preferían ir en la casilla de CxL”

Esta entrevista el exdiputado cuenta cuáles eran los argumentos que frenaban a la Alianza Cívica ante la firma de los estatutos de la Coalición Nacional y cuenta cómo lo dejó marcado la derrota electoral en 2006, que supuso la vuelta de Daniel Ortega al poder

Sorprendió a todos con su salida de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia en vísperas de la firma de los estatutos de conformación de la Coalición Nacional. Su salida se debió a que dentro de la Alianza había sectores que se oponían a la firma de este documento.

José Pallais comenzó en la política en los años ochenta, cuando era parte de las cámaras del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), formó parte de la Unidad Nacional Opositora (UNO) y tuvo varios cargos en el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro.

Esta experiencia le valió para que el recientemente fallecido monseñor Bosco Vivas lo recomendara en 2006 como candidato a diputado para el Partido Liberal Constitucionalista (PLC).

En 2011 se enfrentó al caudillo liberal Arnoldo Alemán. “Le dijimos que era momento de una reflexión y una reingeniería y aceptó. (…) Pero cuando miró que ya iba en serio, la cosa chocó y yo fui expulsado (del PLC)”, afirma.

Pallais cuenta en esta entrevista cuáles eran los argumentos que frenaban a la Alianza Cívica ante la firma de los estatutos de la Coalición Nacional y hace un repaso de su trabajo en la Alianza y de cómo lo dejó marcado la derrota electoral en 2006, que supuso la vuelta de Daniel Ortega al poder.

¿Luego de estos años, cómo terminó formando parte de la Alianza Cívica?
Para el segundo diálogo se buscó, según me dicen, a una persona que tuviera experiencia política y también tuviera formación jurídica. Y pues yo tenía eso y bastante experiencia negociadora porque había negociado muchísimo cuando era viceministro de Relaciones Exteriores y pues me ofrecieron, valoraron varios candidatos. Me contactaron representantes de la Iglesia católica y luego Juan Sebastián Chamorro.

¿Qué lo empujó a salir de la Alianza?
Yo he sido toda mi vida muy comprometido con la coherencia. A mí me convenció que la Alianza Cívica se convirtiera en un equipo negociador diseñado para el diálogo con el Gobierno. Yo quería que fuera una instancia más política que propiciara la unidad de todos los sectores en Nicaragua. Comencé a trabajar en todas las reuniones con la sociedad civil, partidos políticos y nos fuimos comprometiendo con los llamados. Yo tenía que ser coherente, si nos habíamos comprometido con eso y habíamos trabajado cuatro meses en aprobar esos estatutos y esos eran del conocimiento de todos los miembros de la Alianza y no había objeciones, entonces a mí me molestó muchísimo que al final se comenzaran a buscar razones para no firmar. Fue por eso.

¿Cómo se sintió al ver que hasta última hora comenzaron a cuestionar?
Yo me había metido de cabeza con toda mi energía en lograr esto de escribir, consensuar, buscar fórmulas de entendimiento y ya estaba el producto que me habían encomendado y hasta entonces me cambian la seña, lo vi que no era coherente y me obligó a reclamarlo. Ese reclamo me ocasionó muchas antipatías y que mucha gente me atacara y que no les pareció bien que yo les reclamara. Mi reclamo es en base a lo que se había proclamado y lo que se había comprometido con la gente.

¿De qué sectores de la Alianza provenían estas objeciones en contra de estos estatutos?
Era mixto y por diferentes razones. Unos esgrimían que era muy temprano, que no pensaban que esto sería tan rápido, que había que esperar y hacerlo más adelante; otros decían que no podíamos comprometernos con los partidos que estaban ahí en la Coalición. Lo cual era un absurdo si nosotros los habíamos invitado. ¿Cómo vamos a estar cuestionando cinco meses después? Si fue la Alianza la que los llamó. Entonces no los hubiéramos convocado.

¿Cuál fue el punto de quiebre para usted?
Lo que más marcó es que unos decían que si firmábamos la Coalición, íbamos a tener que ir en las casillas de los partidos que estaban en ella y que ellos preferían ir en la casilla con Ciudadanos por la Libertad (CxL), que por cierto nunca quiso ingresar en la Coalición. Se les invitó, se les trabajó y todavía se les sigue insistiendo que entraran, pero se negaron. Entonces yo miré también en eso una falta de coherencia. Vos invitaste a la fiesta, negociaste con ellos, estás con ellos y ahora les vas a decir que ya no y los corrés de la fiesta y me voy con el otro que no quiso venir a bailar. No, eso lo sentí incoherente.

¿Cree que los peros contra la firma son sobre todo por esto de que la Alianza prefiere ir con CxL?
Sí. Un grupo era el que movía eso y a partir de ahí ya fue una cuestión de fondo y estrategia. Yo quedé muy marcado por la división en 2006. La viví y tuve conocimiento de todos los intentos que se hicieron para poner de acuerdo a José Rizo y Eduardo Montealegre. Todo mundo decía que al final se iban a unir y el final llegó y el final fue Ortega. Yo no sentía que Nicaragua se mereciera que volviéramos a repetir ese error. Estoy seguro que esa división fue lo que permitió que Ortega volviera al poder.

¿En la Alianza mandan más los empresarios?
Tienen una influencia bastante alta. Es el grupo que más votos tiene seguido de los estudiantes. Eso es una realidad objetiva, es el sector más fuerte y tienen mucha capacidad de influenciar y de incidencia.

Si los estudiantes son los segundos con más votos, ¿qué tan influenciados pueden ser por los empresarios?
Yo no sé qué relación hay o vínculo. Pero pues ambos grupos han coincidido y en esta duda de la coalición y la resistencia a firmar, coincidieron plenamente. Cuando vi eso yo dije que había que dar un golpe en la mesa y fue cuando decidí retirarme consciente de que me estaba sacrificando, pero como no tengo ninguna aspiración de cargo ni nada, pues hice como en el juego de ajedrez y sacrifiqué mi pieza.

¿Esta resistencia de los estudiantes a firmar los estatutos en qué se basaba?
No creo que corresponda estar repitiendo razones. Mi ética profesional me prohíbe estar repitiendo lo que escuché internamente. Yo solo me puedo referir a lo que se ha manejado públicamente. He visto reuniones con CxL. Pero todos los argumentos llevaban a que no se firmara.

¿Cree que los intereses de los empresarios pueden llegar a chocar con los de la población?
En el sector privado ha habido un cambio enorme. A la mayoría le chocó la barbarie de 2018. Esto les llevó al convencimiento de que con Ortega ya no se podía, ni se puede vivir, ni se puede hacer negocio. Pero puede haber tendencias en algunos pocos de que piensan que la alternativa a Ortega debe ser controlado por ellos y quieren que las cosas sean a como a ellos mejor les parezca. No están preparados y digo que son algunos pocos, porque la gran mayoría tiene posiciones democráticas. Pero a como está diseñada la Coalición tan grande y plural nadie se puede imponer. Puede que esto haya asustado a estos pequeños sectores.

¿Qué opina de la postura de CxL?
Eso no representa lo que la gente quiere. Ellos están divorciados del sentimiento de la gente y la gente quiere la unidad. No quiere la división. A los lugares que hemos ido, a los territorios ese es el mensaje que nos dicen “únanse, nosotros estamos unidos en el país, ustedes únanse en Managua”. Entonces, esa actitud de que pueden solos no se a qué se debe, yo no estoy en la mente de ellos, yo no puedo estar de acuerdo y tengo que rechazarla porque es por los mismos actores volver al 2006. Y repetir eso es una traición a tanto muerto y tanto dolor.

¿Considera que se va a lograr esa unidad de todos?
Eso es lo que a mí me preocupa. Yo ya viví esa novela, había gente que nos decía que dejáramos que lo intentara Eduardo Montealegre y que lo intentara Rizo, que al final se iban a unir y no terminó así. Ese optimismo no es cierto, cuando empiecen ya estarán en campaña y van a decir que la gente está con ellos y la verdad es que a la gente la dividen. Yo creo que esto hay que matarlo ya, en lo sano y por eso es que yo tengo muchas diferencias con la gente de la Alianza porque no sabemos si van a haber elecciones. Si no nos unimos para exigir elecciones de calidad, que nos devuelvan nuestros derechos y garantías y libertad de los presos políticos ¿de qué sirve unirse más adelante si la lucha es ya? No ganamos nada hablando de casillas si al final Ortega decide quedarse y reforma la Constitución.

¿Usted cree que es viable ir a unas elecciones con una dictadura?
Depende, si se logran restituir derechos y garantías y nos devuelven todo eso y liberan a los presos. Pero que eso se haga con tiempo, si no nos metemos a un pleito de tigre suelto, burro amarrado. Además de eso hay que hacer una reforma profunda en materia electoral, presencia y acompañamiento electoral. Pero todo se debe hacer bajo estándares democráticos, participar en las farsas de Ortega yo no estoy de acuerdo.

Es bastante difícil ver a Daniel Ortega haciendo todo eso que usted acaba de mencionar, como las reformas electorales y devolviendo las libertades, sobre todo tomando en cuenta que, si no es capaz de respetar la vida, menos que respete una boleta.
Depende de nosotros. Sabemos y estamos conscientes de que es dificilísimo, pero por lo menos demos el primer paso que es unirnos para luchar todos juntos y dejar de lado las diferencias. ¿Vamos a dejar que la realidad nos sobrepase? Yo tengo una mentalidad de que tenemos que ser luchadores. Además, creo que tenemos un buen complemento como es la comunidad internacional. Hemos logrado poner a Nicaragua en la agenda internacional, eso es un éxito de la oposición de Nicaragua.

Al final la Alianza terminó firmando el documento.
Bueno, muchas cosas en Nicaragua son en el último minuto. No sé qué los forzó o los movió, yo solo le doy gracias a Dios. Te digo sinceramente yo hoy viví uno de los momentos más felices de mi vida. Como dije en mi carta de renuncia, la satisfacción personal de haberme involucrado en una unidad cuando nadie creía que iba a ser posible. Yo creo que nadie se involucró y nadie dijo nada, hasta después fue la sorpresa a lo interno de la Alianza y otros sectores porque pensaban que estábamos de locos y que nunca íbamos a consensuar un documento. Porque es complicado poner de acuerdo a partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil que habían estado por años enfrentados, criticándose y odiándose, entonces no le prestaban importancia ni leían lo que se les pasaba. La sorpresa fue cuando les dijimos “misión cumplida, aquí está la unidad”. Ahí fue cuando se despiertan y comienzan todas las objeciones de diferentes tipos.

Hay sectores de la sociedad que sienten suspicacia, por ejemplo, del PLC.
Al PLC se le invitó por instancia de la Alianza Cívica, que definió que tenía que ser inclusiva. Bajo el análisis de que nos necesitábamos todos y con relación de los partidos políticos, se analizó que si los dejamos fuera los íbamos a dejar en manos de Ortega y los vamos a empujar a que lo fortalezcan. Entonces era estratégico aislarlo. Uno de los éxitos del que se habla poco es que logramos aglutinar a todos en un solo consenso de reforma electoral y le botamos a Ortega el intento de solo negociar con los partidos políticos. Entonces los partidos políticos le dijeron que no y eso hizo que se atrasaran los planes de Ortega. Y dijimos que nos necesitamos todos y que nadie puede ir solo y si dejamos elementos sueltos van a ir a fortalecer a Ortega.

¿Qué piensa de Arnoldo Alemán?
Luego de la derrota de 2011, yo y otros liberales nos enfrentamos a Arnoldo Alemán. Le dijimos que era momento de una reflexión y una reingeniería y aceptó. Presentamos un buen proyecto de reestructuración, entonces Arnoldo no se opuso hasta cierto punto, pero cuando miró que ya iba en serio, la cosa chocó y yo fui expulsado (del PLC). Cuando vos estás ante un enemigo tan perverso y tan criminal con tanta fuerza y sin ética como el Frente Sandinista, tenés que olvidarte de esas diferencias.

¿Y ahora cuáles son sus planes a futuro?
Yo voy a apoyar decididamente a la Coalición Nacional. Es un proyecto al que entregué muchísimas horas de negociación, llamadas, persuasión y seguiré cuidando de esta criatura.

¿Qué le diría a los que firmaron este jueves los estatutos de la Coalición Nacional?
Tienen que hablar con el lenguaje del pueblo. Tienen que escuchar a la gente y tienen que despejar las dudas.

***

Plano personal

José Bernard Pallais Arana, nació el 11 de julio de 1953, en León.
Es sobrino-nieto del sacerdote y poeta Azarías H. Pallais. Su familia es originaria de Bretaña, en Francia.
Estudió la primaria y secundaria en el colegio Calasanz de León.
Es abogado y tiene una especialidad en Derecho de Empresas.
Tiene 44 años de casado con la también abogada, Gilma Eugenia Herdocia.
Fue viceministro de Gobernación y viceministro de Relaciones Exteriores en tiempos de doña Violeta Barrios.

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