Una mujer cubre sus piernas con bolsas de plástico negro y el resto del cuerpo con un capote del mismo color. Apenas se distinguen sus ojos detrás de la careta, mientras espera que el féretro salga de la morgue del hospital Sermesa, en Managua.
No puede hablar. La dificultad por la que pasa se lo impide. Su paciente no logró vencer el mal y le han llamado para recibir sus restos y por supuesto, llevarlo director a enterrar. No habrá velorio, ni compañía de amigos de antaños y recientes para acompañarlos en esta horas de dolor.
Las muertes en el contexto de la pandemia por Coronavirus no paran en el país, aunque quienes siempre rondan la zona -ya sea por trabajo o porque también tienen un paciente que lucha contra el agresivo virus- aseguran que la cantidad de féretros que se miraban salir en una mañana en ese hospital semanas atrás ha variado. Ahora son menos; antes se podían contar hasta seis en menos de una hora, pero ahora un equipo periodístico de LA PRENSA ve solo uno, mientras recorre los centros médicos cerca de las 9:00 de la mañana.
El mecanismo es el mismo: los familiares llegan a la morgue, la funeraria retira el cuerpo con todas las normas de seguridad e inicia el recorrido hacia el cementerio. Todo debe hacerse rápido.
Directo al cementerio
La familiar de esta persona fallecida llevaba más de diez minutos de espera afuera de la morgue cuando aparece un trabajador del hospital. Conversan y a la vez, se abren las puertas de la morgue. Enseguida, los trabajadores de la funeraria embutidos en trajes negros ingresan, pasado unos cinco minutos, se les ve de nuevo, salen del centro médico con su dolorosa carga. Se trata de una ataúd que introducen en el carro fúnebre.
A las 11: 22 a.m. partieron del hospital directo al cementerio general de Managua, ubicado en el barrio Monseñor Lezcano. Dos camionetas acompañaron el recorrido hacia su última morada.
La estrategia del régimen Orteguista ahora es tratar de ocultar la continuidad de la pandemia, que se hicieron más evidentes con los entierros exprés y la multiplicación de casos de Covid-19. Esto se percibe al pasar por el hospital Alemán Nicaragüense o el Vélez Paiz, que atienden casos del nuevo coronavirus.
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En meses anteriores, especialmente en mayo, las filas de los familiares de pacientes esperando saber sobre el estado de su ser querido era parte del panorama diario en el hospital Alemán. Ahora, esas mismas aceras donde la gente intentaba cubrirse del sol con periódicos o trapos están desoladas. El silencio prevalece en la zona. Las personas deben esperar que las llamen para saber cómo ha evolucionado su familiar.
El salubrista Alejandro Lagos ya ha advertido que la población se está quedando en casa ante la desconfianza de asistir a los hospitales. En el hogar atienden los contagios de Covid-19, lo que de cierta manera, ha incidido en menos casos que se perciben en los hospitales. Sin embargo, esto no significa que la pandemia esté controlada, ha señalado. La gente que sigue saliendo de los hospitales, directo al cementerio, sustenta su advertencia.