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Elecciones: ¿participar o abstenerse?

Para derrotar a la dictadura solo hay tres opciones: A) Una lucha armada que no es posible porque necesitaríamos miles de combatientes bien armados y entrenados. Nadie los financiaría, ningún país permitiría establecer sus campamentos en su territorio y no creo que el pueblo apoyara una nueva guerra. B) La lucha cívica pacífica, que para triunfar requiere heroicos esfuerzos de un pueblo entusiasmado dispuesto al sacrificio y un apoyo internacional extraordinario. C) La vía electoral.

La vía electoral tiene tres posibles escenarios: 1) Que la dictadura garantice sin lugar a dudas que las elecciones sean libres y honestas, lo cual no es lo que los Ortega Murillo quisieran hacer; pero no podemos descartar que tengan que hacerlo, pues es posible que la presión interna e internacional aumente hasta que los Ortega Murillo se convenzan de que tienen más que perder quedándose en el gobierno que entregándolo, y encuentren en el proceso electoral una escalera para bajarse. Esto supone que haya un diálogo (que esta vez tendría que ser sincero) para concertar todas las condiciones mediante un acuerdo de ambas partes que supervisaría la comunidad internacional con sus mecanismos.

2) Que los Ortega Murillo convoquen a elecciones solo con reformas cosméticas y sin ofrecer las garantías básicas o elementales mínimas para considerar participar. En este caso la verdadera oposición tendría que rechazar de plano su participación y denunciarlo al mundo.

3) Que, aunque no se cumpla con todas las garantías que se ajusten a los óptimos estándares electorales, se den al menos las garantías elementales o básicas, mínimas, para considerar participar, y la verdadera oposición tenga que decidir entre abstenerse o concurrir. Algunos afirman que debería abstenerse para no legitimar un posible fraude ni al gobierno que resultara del mismo.

Pero, otros consideran que, con garantías básicas o elementales, aunque no sean las óptimas, la verdadera oposición debería participar “bajo protesta”, porque con un voto masivo en contra de la dictadura no sería muy fácil hacer un fraude, y si se atrevieran a hacerlo sería tan evidente y descarado a la vista del mundo, que permitiría a la oposición denunciar con vigor y efectividad que fue despojada de una legítima victoria, presentando pruebas documentales. Su fórmula presidencial podría declararse como la auténtica vencedora y formar un gobierno paralelo legítimamente electo que lideraría la lucha cívica en adelante. Incluso, pudiera obtener reconocimiento internacional y obtener mayor presión mundial contra un gobierno usurpador además de dictatorial.

Si solo nos quedara el camino de la lucha cívica pacífica, que para poder triunfar requerirá heroicos esfuerzos de un pueblo entusiasmado dispuesto al sacrificio y un apoyo internacional extraordinario, quizá, para esa lucha, la oposición quedaría en mejor situación si participara en unas elecciones, aunque fuera solo con garantías elementales o básicas. Porque —aún con el riesgo de un fraude— participando la oposición quedaría organizada, unida, con un pueblo entusiasmado, movilizado e indignado de que le arrebataran el triunfo; tendría a sus candidatos a concejales, alcaldes y diputados —declarados electos o no— como activistas desplegados por todo el país movilizando al pueblo.

Tendría un gobierno legítimo que puede ser apoyado internacionalmente, y lograr más presión contra los Ortega Murillo. ¿No serían esas elecciones una buena estrategia a su favor, le reconozcan su victoria o no?

Ahora el pueblo no está con el entusiasmo de abril y mayo del 2018. Para entusiasmarlo y sacarlo del pesimismo y el acomodo, ¿no sería bueno provocar una movilización como la que se da al participar en un proceso electoral? Si se abstiene, ¿qué cambiaría? ¿No seguiría todo igual, con el pueblo desanimado y en el conformismo? ¿Cómo antes de abril del 2018? Participar sin óptimas garantías tiene sus riesgos, pero puede estratégicamente ser un “ganar aun perdiendo”.

Ambas opciones son válidas y deben analizarse sopesando objetivamente los pros y los contras de cada una, para tomar una decisión política, estratégica y sensata.

El autor es comentarista político y de temas religiosos.

www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

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