14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La vacuna ausente

Permanente es la enfermedad de la discriminación que hiere y mata a una sociedad que en respuesta a la justicia merece ser correspondida por la igualdad no lograda incluso por motivos superfluos. No habrá ninguna vacuna contra este virus social.

En referencia a la vacuna contra la peste mejor identificada como “coronavirus”, no pocos científicos bañados por el optimismo —uno de ellos el doctor Anthony Fauci— expresan que no está lejano el día en que vendrán a la tierra abrumada por la ola del dolor, no una sino varias vacunas pero con el mismo fin de frenar a la pandemia. Me refiero momentáneamente al descubrimiento novedoso de otro tipo de vacuna no en el sentido científico sino en el aspecto social. La vacuna ausente que genio alguno no tendrá la capacidad de descubrir: la vacuna contra la peste del racismo. No existe ni la mínima posibilidad de que se tengan en este caso humanístico extirpar esa incontrolable virulencia y todo por culpa del hombre.

Una voz presidencial se encargó de ser la más representativa en cuanto a darle créditos a la superioridad, en cuanto a la situación migratoria —xenofobia— aludiendo incluso al aspecto racial sin la menor reserva protocolaria. A partir de esa tendencia no tardó en aparecer la fecundación de los racistas, lo cual tomó mayor rigor en circunstancias en que se arraiga el periodo pre electoral presidencial.

El propio hermano de George pidió al congreso el final del sufrimiento latente en los afroestadounidenses a través de la implementación de una reforma policial. ¿Será esa la vacuna pacificadora para que se diluya el conflicto? No es posible. Ya es tarde. La fatalidad adquirió carácter vitalicio. Se puso en el otro extremo de la esperanza resolutiva.

Está puesta sobre la rueda imperecedera en su movimiento contra la vida y todos los signos de su armonía.

El escenario se politizó. Alzó vuelo la bandera del partido demócrata. El asesinato que cortó la respiración de George Floyd fue el pretexto para sembrar la semilla de la ira. No pretendemos poner en el foro controversial en todos los niveles cuál es la verdadera personalidad como hombre público de Floyd. Para unos es un villano. Para otros es un héroe. Sin embargo en la politización los demócratas lo tienen como un mártir, como un símbolo inmortal. Se prevé a la estatua erguida aunque estas se caen en el colmo de la pasión. Pero para los republicanos es simplemente un negro, un delincuente. Eso ha encendido el color de las manifestaciones cubiertas por el rojo de la sangre. Los síntomas están dando las señales de que la elección presidencial lleva todos los caldos aptos para el sabor amargo.

El autor es periodista.

Opinión coronavirus covid-19 Racismo archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí