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Zona de Strikes: Chico Cruz, un buen lanzador cuando el Bóer era malo

Francisco Cruz conquistó 104 victorias, acumuló 30 salvamentos y lanzó un juego sin hit ni carreras en una trayectoria llamativa en Primera División

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Hubo una época en la que los Indios del Bóer era tan mal equipo y estaba tan mal atendido, que su plantel se movilizaba en un camión sin asientos de la alcaldía de Managua y vivía en una casa casi a oscuras situada en el parque Luis Alfonso Velásquez.

En cada temporada saltaba de un fracaso a otro. Pedro “El Pelón” Torres, el mánager, no hallaba qué hacer. Tenía jugadores o muy veteranos o chavalos en desarrollo pero sin gran talento. Eso fue en los Pomares entre 1981 a 1984, etapa de muchos tropiezos.

No obstante, esos Indios tenían a varios brazos considerables, pero el mejor de ellos era Francisco Cruz, un veloz tirador derecho, oriundo de la comarca La Barranca, Nandaime, Granada. Tenía una recta muy dura, con un gran cambio de velocidad y buen control.

En 1983, Cruz logró marca de 9-3 y 1.66 en 114 episodios. Luego consiguió 8-4 y 2.18 en 1984. Ese mismo año, tuvo 5-1 y 1.37 en el Torneo Selectivo, en el que se agrupó en cuatro equipos a los cien mejores jugadores del beisbol nacional y fue muy competitivo.

Ese mismo año, Chico hizo la Selección Nacional para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y no le fue bien. Lo atacó Japón camino a una paliza 19-1. También viajó al Mundial de Cuba y tuvo 0-2 y 13.03 en 9.2 innings de labor, detrás de Julio Moya y Diego Raudez.

No obstante, a pesar de un 5-7 y 2.08 en 1985, Cruz lució de nuevo bien en 1986 (8-5 y 3.03) y 1987 (6-3 y 2.42), en el año en el que Bóer avanzó a la Final contra los Dantos, el equipo en el que Chico terminaría su carrera en 1994. Para entonces el Bóer estaba fusionado con los Industriales.

Lo llamativo sin embargo, es que en esa época, antes de llegar a 1987, en la que los Indios no tenían un conjunto competitivo, Cruz era un lanzador competente. Ahí eran él y Humberto Estrella lo más confiables, porque incluso, Wilfredo López se había ido a los Dantos.

Chico incluso le lanzó un juego sin hit ni carrera 2-0 a la Costa Atlántica el 11 de mayo de 1983 en Masaya, siendo el primero del Bóer en los Pomares. Fue un desafío a siete entradas, en el que dio nueve ponches y tres boletos, como parte de una doble programación.

En una carrera, iniciada en 1976 con el Managua y que se extendió por 18 años, Cruz consiguió 104 victorias por 66 derrotas con 2.71 en efectividad a lo largo de 1,386 innings lanzados. Acumuló 51 juegos completos, mientras propinaba 20 blanqueadas.

Además de esos 104 triunfos, Chico salvó 30 partidos, lo que demuestra su utilidad y versatilidad. “Lo dirigí en una época difícil en el Bóer, en la que no se ganaba mucho y siempre estuvo dispuesto. Solo me decía, ‘vos poneme, yo relevo o abro”, recuerda el “Pelón” Torres.

Su mejor desempeño antes de los Pomares fue en 1979, cuando llevaba balance de 9-2 y 2.57 con el Cinco Estrellas y luego como refuerzo de los Búfalos, cuando se vino la guerra y obligó la suspensión de la temporada.

En 1993, ya en el cierre de su carrera, Chico ganó siete partidos y salvó seis para los Dantos y lo llevaron otra vez en la Selección a la Copa de Italia, pero tampoco estuvo muy afortunado, sin embargo a nivel local sí logró hacer época en el Bóer.

Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR

 

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