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Pigmalión y las Propoetides

Ovidio en su poema La Metamorfosis, menciona la mitológica historia griega de Pigmalión, que siendo rey y escultor en la isla de Ciprus, decepcionado de las hijas de Propoetus, esculpe en marfil una mujer de la cual se enamora.

Afrodita, compadecida de Pigmalión, le da vida a la Galatea haciendo al escultor feliz.

Las Propoetides negaban la divinidad de Afrodita, e hizo que la diosa las convirtiera al final en piedra, al revés de la estatua de Pigmalión.

Antes sí, las Propoetides se prostituyeron al perder todo sentido de la moral, lo que decepcionó al rey de obtener una buena esposa, impulsándolo a esculpir a una mujer para que lo acompañara.

Actualmente en Nicaragua vemos con mucha tristeza cantidad de personas que igual a las Propoetides se han prostituido perdiendo la vergüenza, su educación y los más elementales principios morales para congraciarse con una tiranía amoral.

Las Propoetides nicas descaradamente insultan y calumnian a personas honestas, matan, encarcelan, torturan y exilian inocentes, despiden médicos y tergiversan la verdad sobre la pandemia que nos azota. Hay algunas que disimuladamente con su silencio, que es desgarrador o aún peor, se esconden en pretextos pseudoartísticos de los cuales inventan muchos como es el de publicar fotos de pájaros y paisajes o escribir poemas sin sentido y así ganarse el aplauso de aduladores. Tratan así de decirle a quienes puedan cuestionarlos que su pseudoarte les impide poner atención a las vagabundeadas de un país mal educado del cual no se sienten parte, cobardía quizás más grave que la del que mata y tortura por ignorancia o por un sueldo de hambre.

Tres siglos antes de Cristo en la ciudad de Amathus, donde se rendía culto a la diosa Afrodita, culto aprendido de los asirios y fenicios, se practicaba el amor a todos sus niveles que iban desde el material, erótico y prostituido hasta el amor filial del padre al hijo, del hermano al hermano, del eros y del abades. Amor por el que Afrodita velaba muy de cerca. Burlarse de ese amor aun cuando fuese mundano, era un escarnio para la diosa.

Diario en Nicaragua se mofan del amor, no solo los que desgobiernan con cinismo y fuerza genocida, sino también, aquellos que con su mudez y disimulo parecen no darse cuenta del sufrimiento doble de un pueblo aterrorizado por una banda de mafiosos y un virus agresivo y mortal quizás menos asesino que los primeros.

Afrodita llenaría entonces, al país de lagos y volcanes, de numerosas estructuras de piedras que solo volverían a vivir cuando tengamos a un rey enamorado como Pigmalión que con su soplo mágico de amor haga que la diosa las resucite.

El autor es médico.

Opinión Pigmalión Propoetides archivo
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