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pandemia, régimen de Daniel Ortega

El régimen orteguista anunció que están en negociaciones con tres laboratorios para comprar las vacunas contra la Covid-19. LA PRENSA/Tomada de El 19 Digital

Ortega proclama “éxito” en su gestión ante la pandemia en un discurso pobre y sin novedades

Lo único diferente de la aparición de Daniel Ortega fue que usó momentáneamente un tapaboca. En su discurso de al menos una hora, no aportó nada nuevo ni hizo anuncios importantes.

Sin ofrecer una ruta de salida a las crisis política, económica y sanitaria, el dictador Daniel Ortega reapareció este domingo en el acto del 41 aniversario de la Revolución Sandinista, tras 39 días de ausencia de la vista pública.

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Aunque por primera vez se le vio usando momentáneamente un tapabocas para evitar el contagio del Covid-19, al momento de hablar siguió minimizando esta enfermedad, mencionando cifras de mortalidad por otras razones. Ortega afirmó que ha logrado enfrentar con “éxito” la pandemia, aunque los números independientes lo desmienten.

También manifestó que “la peor epidemia es el hambre y el capitalismo salvaje”, en un intento por justificar su mal manejo de la crisis sanitaria, que ha provocado mayor desempleo en Nicaragua y que amenaza con desplomar en más de ocho por ciento el Producto Interno Bruto este año, situación que se agrava por dos años de recesión.

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Su discurso de al menos una hora se centró en leer cifras relacionadas con la salud. “Medicina para los pobres, medicina para los trabajadores, medicina para el pueblo”, exaltó Ortega en medio de la ovación de los selectos miembros de la Juventud Sandinista (JS) que asistieron a este acto exclusivo.

Pese a que la pandemia en el mundo ha matado a más de 600 mil personas, Ortega dejó ayer entrever que en Nicaragua —un país donde no se han tomado medidas para contener el virus—, la gente está muriendo mayoritariamente por otras razones, menos por el Covid-19.

Según sus cuentas, hasta el 30 de junio al menos 12,100 personas han fallecido en el país, de las cuales casi cien solo por el contagio del virus.

Aún así, en otra parte de su discurso Ortega reconoció que los ciudadanos no asisten al sistema de salud hasta que su condición es de gravedad. “Por no llegar al hospital, llegan hasta que les está faltando el oxígeno, hasta que sienten ahogo, hasta que se están asfixiando. Y ya en ese momento, esa persona que llegó al hospital, ya tiene afectados los pulmones”, justificó Ortega, en un discurso vacío, sin propuesta de solución a las tres crisis que azotan al país, aumentando la desesperanza entre los nicaragüenses.

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Esta “Ojo con los embajadores”

Eso sí, el dictador no desaprovechó su intervención para atacar a Estados Unidos, el principal aliado comercial de Nicaragua.
Ortega dirigió un mensaje a los “embajadores de Estados Unidos”, haciendo ver que hay que estar atentos a sus actuaciones, aunque en esta ocasión no mencionó las sanciones aplicadas por ese país a sus familiares y funcionarios más leales, con varios de los cuales se hizo acompañar en la tarima, en uno de los actos de celebración del triunfo de la revolución más deslucido en décadas.

“Ojo con los embajadores yankis”, repitió Ortega, cuando relataba el momento en que su héroe, el general Augusto C. Sandino, firmó la paz, pero fue asesinado por un “plan de los yankis con (Anastasio) Somoza”, en cuyo plan el dictador señaló, sin tener pruebas, al embajador de Estados Unidos de ese entonces.

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Ortega no se refirió a las reformas electorales, que es un tema de la agenda política, debido a que los opositores demandan cambios en el sistema electoral antes de las próximas elecciones de autoridades nacionales el 7 de noviembre de 2021.

Tampoco propuso a la nación un plan para contener la pandemia y aliviar el impacto económico y social que esta ha ocasionado en los hogares. Y peor aún, no habló de qué hará para superar la crisis política.

Primer 19 de julio sin reunión masiva

Esta fue la primera vez en 40 años que no se realizó una reunión masiva de los sandinistas, para conmemorar la caída de la dictadura somocista hace 41 años. El acto de ayer se realizó con los funcionarios más cercanos a Ortega, la mayoría sancionados por Estados Unidos, y rodeado a la distancia por miembros de la Juventud Sandinistas (JS).

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Su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, y el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, ocuparon los lugares a la par de cada flanco de Ortega en la mesa que presidió el acto. Los generales Bayardo Rodríguez y Marvin Corrales, jefe del Estado Mayor y el inspector general del Ejército, respectivamente, también estuvieron sentados en la mesa con el dictador.

Otros de los sancionados asistentes fueron el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras; la ministra de Salud, Sonia Castro; el director del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), Roberto López, y el ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta.

Como es habitual, los miembros de la JS asistieron uniformados con la nueva camiseta 41/19, todos con tapabocas y con distanciamiento físico de al menos un metro, un distanciamiento físico que contrasta con los eventos masivos que el régimen promueve desde que el Covid-19 llegó al país en marzo pasado.

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