Aunque el dictador Daniel Ortega no se refirió a las sanciones de Estados Unidos en el discurso del domingo 19 de julio, los sancionados presidieron la mesa con él, lo que para los críticos y opositores significa un mensaje desafiante para Estados Unidos.
Las últimas tres comparecencias de Ortega -antes que se desapareciera de la vista pública por 39 días– fueron para fustigar las sanciones estadounidenses y pedir la eliminación de estas porque, según él, afectan al país, aunque están dirigidas a sus familiares y a funcionarios orteguistas por lideras las violaciones de derechos humanos y actos de corrupción.
Este domingo, en el acto de conmemoración del 41 aniversario de la Revolución Sandinista, Ortega compartió la mesa con al menos seis de los más de 20 funcionarios sancionados por Estados Unidos, aunque no mencionó el tema.
La opositora Violeta Granera, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) opinó que Ortega esta vez no las mencionó porque de nada le ha servido atacar verbalmente a Estados Unidos y más bien las sanciones no se han detenido. Juan Carlos Ortega, hijo del dictador, sus empresas y uno de sus testaferros, José Mojica, fueron los últimos sancionados. En esa lista también se encuentra el jefe del Ejército, el jefe de la Policía, la primera dama y cogobernante, Rosario Murillo, y dos hijos más de Ortega. Este año la Unión Europea, el Reino Unido y Suiza se sumaron a la aplicación de sanciones a los funcionarios orteguistas. Canadá también aprobó sanciones contra los orteguistas en 2019.
“Ojo con los embajadores yanquis”, dijo el mandatario en una parte de su discurso del domingo. “Pero no se atrevió a ese discurso incendiario acostumbrado contra el ‘imperialismo Yanki'”, dijo Granera.
Discurso “bravucón”
Para la opositora fue un discurso “bravucón” que Ortega dirigió a sus bases para no dar apariencia de debilidad. “No pasa del mismo disco rayado para aparentar normalidad y pretender tener todo bajo control, en este caso, los efectos sanitarios de la pandemia. Y ahí es donde vino con esa interminable falacia sobre un sistema de salud que no sólo ya era malo por la corrupción y descuido de su régimen, sino que está colapsado”, expresó Granera.
La crisis por la pandemia del Covid-19 fue el otro tema ignorado por Ortega, pero paradójicamente de lo que más habló fue del sistema hospitalario. Ortega trató de convencer a su público del “éxito” del sistema de salud nicaragüenses, para enfrentar la pandemia del coronavirus.
Juan Sebastián Chamorro, director de la organización opositora Alianza Cívica, manifestó que Ortega trató de convencer con datos y estadísticas de la inversión en salud que nadie ve traducida en la atención médica del país.
“No es casualidad que le haya dedicado más de una hora al tema de salud, porque sabe y está tratando de justificar todas esas muertes que ha sufrido el pueblo nicaragüense”, dijo Chamorro.
Discurso “trasnochado”
Para Chamorro, el discurso de Ortega fue “trasnochado, con los tintes de antiimperialismo que estamos acostumbrados y con la intencionalidad de hacerse ver como víctima frente al orden internacional”.
“Más de lo mismo, no dijo nada fundamental y omitió los temas fundamentales como son la democratización de Nicaragua, que es lo que anhela la inmensa mayoría del pueblo de Nicaragua”, manifestó Chamorro.
Ortega ignoró las muertes de médicos y personal de salud, más de 70 a finales de junio según el Observatorio Ciudadano; los entierros clandestinos en todo el país; la falta de información a las familias de las personas hospitalizadas con síntomas de Covid-19; la falta de medidas para reforzar y proteger a los médicos que atienden a los enfermos del virus, entre otras situaciones que se han dado y que demuestran la indiferencia de Ortega a la pandemia.
Ortega hizo un “inventario del sistema de salud”
Suyén Barahona, presidenta del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), dijo que este año el acto del 19 de julio demostró lo “acabado” que está el régimen de Ortega, por expresar un “discurso a la defensiva”, sin propuestas ni soluciones a los problemas que aquejan a los nicaragüenses.
“Se dedicó a detallar todo lo que ha hecho el sistema de salud: desde los vehículos que han comprado, los equipos, la construcción de hospitales, como una estrategia de tratar de convencer a la gente de lo que ya no se puede esconder, que es el colapso de la capacidad del sistema de salud y del régimen como tal, respecto a como han enfrentado la pandemia. A parte de hacer un inventario del sistema de salud, se dedicó a decir mentira y no dijo nada nuevo”, dijo Barahona.
Nicaragua es uno de los pocos países del mundo que no declaró ninguna medida nacional para evitar los contagios masivos de Covid-19, ni declaró cuarentena oficialmente, ni llamó a mantener el distanciamiento físico. En cambio, el régimen orteguista sigue convocando a sus simpatizantes a reuniones presenciales, tanto partidarias como recreativas. Este domingo, Ortega mantuvo que las personas mueren más por otras causas, que por el Covid-19.
Según el Ministerio de Salud de Nicaragua, 3,147 personas se han enfermado de Covid-19 desde marzo hasta el último reporte del pasado 14 de julio, y han muerto en total 99. Mientras que el Observatorio Ciudadano, una iniciativa civil de monitoreo independiente, contabiliza hasta el pasado 10 de julio 7,893 casos sospechosos de Covid-19 en todo el país y casi 3,000 muertes de personas que presentaban síntomas de coronavirus.