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LA PRENSA/ARCHIVO

¿Qué lleva a los nicaragüenses a creer en una “nueva normalidad” en plena pandemia?

Especialistas en salud mental señalan varios factores que han llevado a las personas a relajar las medidas de protección aún cuando el virus representa un alto peligro

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A cuatro meses de que se anunciara el primer caso de Covid-19 en Nicaragua, la población que ha mantenido una autocuarentena y las debidas medidas de prevención, poco a poco ha empezado a salir de sus casas y, en cierta medida, a bajar la guardia. Luego de resguardarse estrictamente, ahora se muestra un poco temeraria a la situación.

De acuerdo a especialistas en salud mental, la pandemia del Covid-19 vino a cambiar el esquema de convivir de las personas. Los seres humanos, por naturaleza, tienen la necesidad de socializar y de sentirse libres, sin embargo, la pandemia obligó a los gobiernos del mundo a implementar el confinamiento y a mantener el distanciamiento social. Y aunque en Nicaragua el Estado no empleó este tipo de medidas, muchas familias decidieron autoprotegerse de esta manera y desde marzo fue evidente la reducción del flujo de la población en espacios públicos o recreativos, como revelaron datos de movilidad de Google.

Pero, ¿por qué algunos nicaragüenses han empezado a bajar la guardia? De acuerdo a la psicoterapeuta Nora Habed Lobos, este comportamiento se debe a que las personas ya se encuentran agotadas tanto psicológicamente como físicamente, porque no están acostumbradas a vivir confinadas.

El representante europeo de la Organización Mundial para la Salud (OMS), Hans Kluge, advirtió en marzo que el aislamiento, el distanciamiento físico, el cierre de escuelas y lugares de trabajo, afectaría el estado emocional de la persona, y señaló que era “natural sentir estrés, ansiedad, miedo y soledad” durante estos tiempos de pandemia.

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En las últimas semanas se han podido observar que los bares han vuelto a la “normalidad” en tiempos de Covid-19. LA PRENSA/O. Navarrete

Para la especialista Habed Lobos, este tipo de “relajamiento” también tiene que ver la cultura del país. En Nicaragua hace falta una cultura de la prevención que no ha sido transmitida ni transgeneracionalmente a nivel familiar ni a nivel sociopolítico.

“No tenemos una educación, en el sentido amplio del término, sobre las medidas de prevención por las mismas condiciones de sobrevivencia en las que vivimos, que nos lleva a decisiones cortoplacistas (actuar a corto plazo), donde el día a día es lo que cuenta. Una buena parte de la población no sabe qué va a pasar el día de mañana, mucho menos es posible imaginarse que algo invisible como un virus, si no se tiene cuidado, nos puede ocasionar daños o pérdidas futuras irreversibles”, explicó la psicoterapeuta Habed Lobos.

Al respecto, la psicóloga clínica Alba Roni, recordó que en el momento que se dio a conocer el primer caso de Covid-19 en el país, los nicaragüenses le restaron importancia y no fue hasta que se registró la primera muerte y los casos empezaron a aumentar, que la gente tomó las medidas de prevención.

Ese cambio brusco de vida conllevó a que el estado de ánimo de la persona sufriera una serie de emociones y trastornos, como ansiedad, miedo, angustia, insomnio, depresión o enojo.

Una nueva normalidad

Para la psicóloga Roni, en estos momentos los nicaragüenses ya han pasado por las “dos caras del miedo”, lo que explicaría el comportamiento del por qué muchas personas ya visitan lugares turísticos o de recreación.

“Una vez que hemos superado las dos caras del miedo, nuestro subconsciente comienza a ver eso que nos produjo tanto miedo como nuevas normalidades y lo vamos aceptando como parte de la vida. Esto en psicología le llamamos desensibilización sistemática”, declaró.

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Sin embargo, la psicóloga alertó que en estos precisos momentos donde se está normalizando el peligro, se vuelva a realizar campañas de conciencia y prevención, así como exponer cómo afecta a la familia perder a un ser querido en tiempo de pandemia.

Epidemiólogos han advertido que si se mantiene este comportamiento de falsa normalidad, promovido principalmente por el Gobierno, para en agosto se viviría un repunte de casos en los hospitales, por lo que llamaron a mantener y reforzar las medidas como el lavado de manos, uso de mascarillas, practicar el distanciamiento social y evitar salir de sus casas.

El miedo como prevención

“El miedo es una emoción que puede servir para bien o para mal, lo bueno del miedo es que nos pone a salvo, tomando las medidas pertinentes para cuidarnos de aquello que puede ser peligroso para nuestra integridad física, emociona, moral, etc. La parte negativa del miedo es que nos llena de angustia, ansiedad, nos puede paralizar ante aquello que amenaza nuestra vida”, explicó la psicóloga.

Ante este escenario, la persona creó un mecanismo de defensa a sus emociones: evitar las noticias sobre este tema, que lo llevó al “otro extremo” de la situación y comenzó a minimizar el contagio y las gravedades del asunto.

Pero esta decisión que han tomado muchas personas, también responde al manejo que le ha dado el Gobierno a la emergencia sanitaria y a la falta de información de parte del Ministerio de Salud. Eso ha provocado un desinterés, consideró el doctor José Antonio Delgado, especialista en salud.

“El 18 de marzo, las personas que sí creían en la pandemia y sí creían a los médicos que estaban dando información de prevención, empezaron a tomar medidas individuales. Cuando se dieron los casos de mayo, muchas de las personas que no creyeron fueron lo más afectado y el impacto fue enorme”, expuso el doctor.

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Mayo y parte de junio fueron los meses donde la curva de la pandemia creció exponencialmente, pero actualmente se percibe un falsa calma que está logrando confundir a la población. Según el especialista en salud, este escenario se da porque no se están visibilizando los casos de contagio.

“Los problemas se ven si lo visibilizan, las muertes y el número de hospitalizados pudo haber bajado pero eso no significa que la pandemia esté bajando, eso significa que la aceleración es más lenta porque las medidas no se han tomado, sobre todo, evitando los aglomerados”, refirió el doctor.

La psicoterapeuta Habed Lobos coincidió en este punto y señaló que la falta de información correcta y actualizada es un factor muy importante para entender el comportamiento de la persona. “Todo esto no contribuye a tomar las medidas necesarias para protegernos de manera adecuada y es así que se puede llegar a extremos, ocasionando mucha ansiedad precisamente por la falta de cuidados colectivos, o mucha despreocupación por la falta de información o de una cultura de protección comunitaria”, expresó.

Recomendaciones

La psicóloga clínica Alba Roni brindó las siguientes recomendaciones para sobrellevar las medidas de autocuarentena de una mejor manera:

  1. Mantené la calma ante las medidas de prevención. Un buen dato es mantenerse informado sobre qué hacer ante la posibilidad de un contagio en la familia, además de contar con el contacto de algún médico.
  2. Reunirte con la familia y hablá de sus emociones y de cuál sería el plan si alguno diera positivo. Estar preparados para cierta eventualidad es un punto a favor.
  3. No olvidés tu fe. Fomeentala en tu hogar, esto permite tener paz interior.
  4. Mantené una actitud positiva haciendo actividades donde atiendan las necesidades de todos los miembros de la familia.
  5. No podés cambiar muchas cosas que están fuera de vos. Usá tu energía en lo que sí podés influir y movete a lo que sí podés cambiar.
  6. Mientras mejor esté tu equilibrio mental, tu sistema inmunológico se mantendrá alto.
  7. Mantené todas las medidas de protección dentro y fuera de tu casa.
  8. Meditá.
  9. Hacé ejercicios de respiración y relajamiento (10 minutos por la mañana y 10 minutos dos horas antes de dormir).
  10. Desconectate de tu celular y de las noticias 2 horas antes de dormir.
  11. Enfocate en lo que sí podés hacer y soltá lo que no podés solucionar.
  12. Date tiempo para la risa, el juego y el buen humor, estos son los mejores antídotos contra el estrés.

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