Byron Bonilla, un referente del futbol nicaragüense, brindó recientemente en Costa Rica un entrevista en la que habló abiertamente sobre la primera vez que de niño ingresó a ese país de forma ilegal. El jugador de Cartaginés contó el sufrimiento vivido al momento de la revisión en el bus y el impacto provocado al ver cómo una familia se bajó al ser descubierta.
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“Eso de pasar ilegal es complicado. Se pasa por un monte. Hay retenes, policías y todo”, narró Bonilla en el programa RM Deportes. “Uno pasa con papeles falsos a veces. En mi caso me tocó pasar con un papel falso, yo solo le agarraba la mano a mi mamá (Maribel Martínez) la primera vez porque era difícil. Ella tenía residencia, pero no tenía pasaporte. Cuando estaba en Costa Rica ella estaba legal, yo no”, señala el nicaragüense, quien años después logró legalizarse.
El volante de la Selección de Futbol señaló que ese momento de su vida no lo olvida por lo difícil que fue. “Nos pidieron que nos sentáramos adelante en el bus porque mi mamá tiene cédula y yo un papel muy parecido y siempre lo revisan primero y después no le ponen atención. Recuerdo que las familias vienen divididas. Una familia (ese día) a la mamá y un niño lo habían revisado adelante. Atrás estaba el papá y otro niño y los bajaron. Entonces toda la familia tuvo que hacerlo. Al ver sus caras pensaba lo duro que es, porque vienen buscando un sueño para salir adelante y ahora lo van a volver a intentar”.
Bonilla indicó que recuerda bien el sufrimiento de los papás de esa familia y las caras de niños asustados. “Siendo un niño capté eso, yo le pedía a Dios que no nos pasara eso, que nos llevara con bien. Y me acuerdo que cuando mi mamá me dijo que habíamos pasado el último reten, que íbamos seguro, recuerdo que me quité los zapatos y subí los pies a la ventana y dije ahora así nos va a tocar una mejor vida. Y desde ese momento he pasado muchas dificultades pero día a día me ha mejorado la vida”.
El jugador del Cartaginés remarcó que los nicaragüenses llegan a Costa Rica buscando una mejor forma de vivir y tratar de mandar plata a sus familias en Nicaragua porque la situación es difícil. “También pido disculpas porque otros vienen hacer daño, que le dan otra cara diferente al nicaragüense. No todos somos como esas personas, muchos venimos a esforzarnos para sacar adelante a nuestras familia”.