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nicaragüenses varados, costa rica, peñas blancas

Régimen orteguista sigue sin darle solución a drama de varados en Peñas Blancas, que llevan trece días al sol y al viento. LAPRENSA/Cortesía

Régimen doblemente cruel: evita entrada de varados en Peñas Blancas y bloquea asistencia del lado nica

Antimotines bloquean el paso de organizaciones nicaragüenses de derechos humanos que pretendían llevar apoyo y asistencia a los varados

Casi en una situación de indigencia sobreviven los nicaragüenses que desde el 18 de julio se empezaron a amontonar en un espacio reducido de la frontera de Peñas Blancas y quienes podrían sumar unas 500 personas. Durante casi diez días no se han bañado, duermen en hacinamiento bajo improvisadas carpas de plástico negro, están cansados y el llanto es cada vez más recurrente. El régimen orteguista no solo les bloquea la entrada a su país, sino que también la ayuda que les pueda llegar del lado nica.

Con el paso de los días la crisis humanitaria de los migrantes nicaragüenses varados a las puertas de su país se ha agudizado. El régimen les demanda la prueba negativa de Covid-19, pero todos, a voz unificada, dicen que no tienen como pagar un test, se quedaron sin trabajo y han echado mano de lo poco que tenían para soportar los días de espera en el predio de cemento sucio que hierve durante el día y se humedece con el frío de la noche.

Asimismo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), dijo este lunes que han “conocido la situación que enfrentan alrededor de 850 nicaragüenses en zonas fronterizas en Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, y Panamá en condiciones precarias a la espera de la autorización por parte de las autoridades de Nicaragua para retornar a su país”.

Recuerdan que al implementar controles fronterizos y medidas más estrictas en las fronteras en el contexto de la pandemia, “los Estados deben cumplir con sus obligaciones internacionales garantizando los derechos humanos de las personas”, se lee en su cuenta de Twitter.

Pablo Cuevas, asesor legal de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), fue parte de un equipo que intentó llegar a la zona donde están los varados, pero apenas expresaron en el portón de la oficina de Migración de Nicaragua que les permitieran hablar con la autoridad para consultar las razones de la negativa de ingreso a los connacionales, la respuesta fue inmediata: agentes antimotines se colocaron en bloques y no les permitieron entrar.

Los nicas han despertado la solidaridad de organizaciones no gubernamentales radicadas en Costa Rica como Corner of Love, la misma Cruz Roja y la Fuerza Pública de ese país les han ayudado con la distribución de agua, mientras que los antimotines nicas los mantienen cercados para evitar que bloqueen el tránsito de transporte pesado, que en días pasados se vio afectado por una muralla humana creada por los mismos varados, como una acción de presión para que les dieran respuesta a su situación, ya que en Peñas Blancas no les dicen nada.

Cuevas explica que ellos quisieron pasar, pero los antimotines lo impidieron, lo cual considera otro abuso. Además de los oficiales dijo que habían personas de civil que los insultaron. Señaló que el artículo 31 de la Constitución Política de Nicaragua indica que “los nicaragüenses tienen derecho a circular y fijar su residencia en cualquier parte del territorio nacional; a entrar y salir libremente del país”, por ende todo lo que se hace debería girar en torno a lo establecido.

Lea además: El drama que sufren los familiares de varados en Peñas Blancas 

Asimismo, recordó que los nicas varados forman parte de los cientos de miles que han salido de su país para buscar mejores opciones de vida, aportar a sus familias, y por ende, al país, con el envío de remesas.

Tanya Amador, fundadora de Coner of Love, califica la situación de los nicas de “deplorable”, ya que por días todo sigue igual. Han soportado lluvia y toda la ropa que se moja la ponen a secar al día siguiente. Hay niños, mujeres embarazadas, personas de la tercera edad, sin la atención adecuada.

Por su parte, han apoyado con dos comidas al día para unas cuatrocientas personas. Esta ha sido su forma de contribuir con ellos y tratar de auxiliarlos en medio del drama que pasan. También destaca que muchos de ellos son indocumentados, algunos perdieron su estatus de refugio o estaban en ese trámite, pero decidieron volver a Nicaragua y ahora están en esta crítica situación.

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