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¿Liderazgo? ¡Sea serio!

Pienso que existe una confusión muy grande entre jerarquía, mando, superioridad, jefatura, encargado, gerencia, CEO, que se suponen equivalentes del término liderazgo.

Si —al menos a mí— me preguntaran cuál es la palabra más manoseada de nuestro tiempo, sin duda alguna diría que es “liderazgo”, “líderes”, “liderazgo mayor”, incluyendo todas sus acepciones y términos afines.

Pienso que existe una confusión muy grande entre jerarquía, mando, superioridad, jefatura, encargado, gerencia, CEO, que se suponen equivalentes del término liderazgo.

El problema verdadero es que las confusiones, por efecto de reemplazo de la realidad, hacen las veces de ésta; la suplantan, la sustituyen y llegan a torcer no solamente las percepciones originarias, sino las que puedan generarse a continuación para el resto del tiempo.

En una mayoría de empresas se asume que el cumplimiento del día a día, alcanzar las metas convencionales, de lo mismo que se viene haciendo a través de los años, del manejo del barco de la empresa, es lo que convierte a alguien en un “líder”; consecuentemente, la percepción fija ante el temor o la vista continua de los atributos y de los artefactos de poder, hace que se piense que el simple hecho de gerenciar —lograr los resultados prestablecidos,
comprometidos, tradicionales— se corresponde con el “liderar”. Falso.

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Un liderazgo verdadero tiene que ver con un cambio de visión, con una alteración radical en los resultados positivos, al seguir caminos y rutas que nadie en la organización estimaba como viables. Esos “imposibles” son el alimento y ocupación del líder verdadero.

Construir un vehículo convencional con ciertos atributos que son encontrados en una transversalidad de otras propuestas comerciales, es la materia de una gerencia; desarrollar un vehículo eléctrico que supere en su velocidad, prestaciones y fuerza —simultáneamente a un Porsche 911 y a una Ford 250—, eso es materia de liderazgo.

Me refiero a la visión que Elon Musk, uno de mis héroes contemporáneos, quien —a la par de una reducida lista de capitanes de empresas radicales— o, mejor dicho, de emprendimientos inverosímiles, han llevado a posicionar en el terreno del surrealismo virtuoso la concepción misma de muchísimas empresas de ensueño.

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Quien pueda ver el aterrizaje vertical del Space X sabe perfectamente de lo que estoy hablando, en términos de identificar una visión empresarial cuyos límites imaginables han quedado pulverizados.

El liderazgo —oficio que tiene que ver más bien con el planteamiento de imposibles—, la formulación de una visión tan retadora de resultados positivos, y sobrepasarlos espectacularmente, ese es lo que define este término, y nunca en el simplista mantenimiento del statu quo, del pusilánime alcance de unas metas arregladas, que con frecuencia, aquellos profesionales del masajeo a los números, plantean una cifra o porcentaje muy conservador —que saben de antemano que será alcanzado— o bien, adicionan a última hora una excedencia que puede hacerlos ver como que “se cumplió el 120 % de objetivo”.

Lo anterior, puede tener cualquier nombre, menos liderazgo, porque esas metas tienen un pecado original: han sido fijadas en términos de desempeño, más no de potencial.

Cuando usted mide a alguien en términos de su desempeño —por más bueno que parezca— usted solamente estará calibrándolo en función de lo que aquel siente que es un propuesta transaccional: esto es lo que doy por lo que me dan; “pan por su dinero, no se le debe nada al panadero”, dice un viejo refrán.

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Cuando aquel que quiera encarnar el oficio de líder, de lo que llamo “artistas de lo imposible”, deberá pensar en función de los nuevos productoservicios que están siendo desarrollados, en propuestas radicales que conlleven riesgos catastróficos; incluso de la desaparición física de la organización y su persona, pero que como contraparte de recompensas ante el riesgo empresarial, puedan obtener resultados obscenamente rentables, exageradamente beneficiosos para la organización y todo su personal.

El riesgo máximo que pueden incurrir algunas gerencias es solamente el imperativo de solicitar un préstamo para suplir problemas de flujo de caja —sin tratar de demeritar el trabajo que realizan—; en cambio, el oficio de un líder verdadero tiene que ver con el planteamiento de riesgos personales en varias dimensiones.

No confunda usted en llamar líder o liderazgo aquellos que solamente navegan a la orilla de la costa, no perdiendo jamás de vista la playa; el líder siempre estará pensando en el próximo continente por descubrir.

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