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La dictadura Ortega y Murillo sigue minimizando la crisis sanitaria. LA PRENSA/ ROBERTO FONSECA

Estudio señala que Nicaragua vive un “vacío de liderazgo” con la pandemia, similar al ocurrido con el terremoto de 1972

El Instituto Americano Empresarial en su análisis señala que los sectores políticos opositores deben apoyar a la población durante la crisis sanitaria y dejar al descubierto la incapacidad política y administrativa del régimen orteguista

La negligencia de la dictadura de Daniel Ortega con la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19 es comparada por el Instituto Americano Empresarial (AEI, por sus siglas en inglés), un centro de pensamiento de políticas públicas en los Estados Unidos, con la gestión hecha por el dictador Anastasio  Somoza Debayle tras el terremoto de 1972, eventos que dejaron al descubierto la ineficiencia y corrupción de ambos sistemas totalitarios.

Esto para el AEI debería ser aprovechado por los sectores políticos opositores para apoyar a la población durante la crisis sanitaria y demostrar la incapacidad política y administrativa del régimen orteguista. Sin embargo la oposición política de Nicaragua está desaprovechando el contexto, según el análisis del centro de pensamiento estadounidense.

“La ventaja política no carece de precedentes en Nicaragua. De hecho, la respuesta corrupta del régimen de Somoza a un devastador terremoto en 1972 ayudó a sembrar las semillas de su posterior desaparición a manos del levantamiento de los sandinistas. La oposición nicaragüense debería tratar de hacer que la respuesta criminal del régimen de Ortega al Covid-19 sea su mayor responsabilidad”, se afirma en el  estudio “Restaurando la democracia en Nicaragua: intensificando los esfuerzos contra el régimen de Ortega-Murillo”. El reporte publicado en julio de 2020 fue elaborado por Ryan C. Berg, investigador en el AEI sobre política exterior latinoamericana y temas de desarrollo.

Comité Nacional de Emergencia

El AEI planteó la posibilidad de que  la oposición nicaragüense con ayuda del Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) puedan capitalizar la pandemia para golpear políticamente más a Ortega, pero esto pasa por concretar “un mínimo de unidad” entre los diferentes sectores para que conformen un Comité Nacional de Emergencia, en donde se definan las mejores alternativas de asistencia a la población, junto a las campañas de prevención de contagio del virus.

“Al formar un Comité Nacional de Emergencia, la oposición y la sociedad civil, junto con una alianza de asociaciones médicas y la Iglesia católica, pueden llenar el vacío de liderazgo” del régimen orteguista, valoró el centro de pensamiento norteamericano.

De lograrse ese Comité Nacional de Emergencia, “la oposición podría superar cuatro desafíos principales: ganarse la confianza del pueblo nicaragüense, unir a varias facciones dispares en una causa común, erosionar cualquiera y último vestigio de la legitimidad de Ortega, y mostrando que la respuesta de Nicaragua a la epidemia de coronavirus debería estar constituida por algo más que el caprichoso régimen de Ortega-Murillo y lo que satisface su deseo de retener el control político absoluto”, sostiene el análisis del AEI.

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LA PRENSA/ROBERTO FONSECA

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Desde los primeros casos confirmados de Covid-19 en el país, el pasado marzo, la dictadura de Ortega y su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo, han minimizado la crisis negándose a implementar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la cuarentena social y la realización masiva de pruebas de detección de contagios.

Se ha implementado una política de imponer la normalidad propiciando eventos de aglomeración. Se ha criminalizado a los médicos que denuncian la crisis sanitaria y la escasez de insumos en los hospitales para atender a los enfermos, amenazando con sanciones y el despido de especialistas.

Datos del Observatorio Ciudadano, integrado por especialistas y organismos sociales, contanilizas 8,755 contagios y 2,487 muertes sospechosas por esta enfermedad. En tanto el Ministerio de Salud (Minsa) solo reconoce 3,672 casos de Covid-19 y 116 muertes.

El AEI se autodenomina como un centro de pensamiento conformado por “un grupo de expertos en políticas públicas dedicado a defender la dignidad humana, expandir el potencial humano y construir un mundo más libre y seguro. El trabajo de nuestros académicos y personal promueve ideas arraigadas en nuestra creencia en la democracia, la libre empresa, la fortaleza estadounidense y el liderazgo global, la solidaridad con aquellos en la periferia de nuestra sociedad y una cultura empresarial pluralista”.

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Encuestas confirman la factura política para el régimen de la pandemia

La negligencia ante la pandemia le ha pasado factura al régimen, que se ha venido debilitando ante la opinión pública desde la represión a las manifestaciones sociales en abril del 20218. El AIE señaló cómo las encuestas reflejan la mala calificación al régimen Ortega y Murillo por el mal manejo de la crisis sanitaria siendo “posiblemente en su momento político más vulnerable alguna vez , donde no solo es culpado por la población que lo adversa, sino por las mismas bases del sandinismo”.

El reto de la oposición sigue siendo unificarse en una sola opción. La Unión Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Alianza Cívica son las organizaciones que cuentan con el mayor apoyo popular, tras agrupar diferentes grupos sociales, entre estos los estudiantes que lideraron las protestas.

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El 25 de junio siete organizaciones firmaron los estatutos de la Coalición Nacional. LA PRENSA/ Roberto Fonseca

Centro de pensamiento ve con buen ojo binomio UNAB-Alianza Cívica

“La unión actual entre UNAB y Alianza Cívica es un buen augurio para las elecciones de 2021”, según considera el centro de pensamiento estadounidense en el estudio, donde además se consideró que el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) “debe estar convencido de unirse también” a la Coalición Nacional.

La unificación de las fuerzas opositoras para concretar el Comité Nacional de Emergencia, sugerido por el AEI, para ponerse al frente de la respuesta a la crisis sanitaria como estrategia para debilitar más políticamente a Ortega, debería ser integrado por las más de veinte asociaciones médicas existentes en el país así como la Iglesia católica, “dado que ha sido la punta de lanza en la lucha para restaurar la democracia en Nicaragua”, se afirmó.

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“Un Comité Nacional de Emergencia, e indirectamente las fuerzas políticas representadas por él, podrían minar a la pareja gobernante de cualquier legitimidad restante y alentar a una oposición frenética a dejar de lado sus diferencias y trabajar por el bien común”, sostuvo el análisis del AEI.

Disputas internas afectan a opositores

El analista político y sociólogo Oscar René Vargas identificó que las disputas internas “estériles” por quienes ocupan los cargos dentro de la Coalición Nacional son la causa de que la oposición esté dejando ir la oportunidad de golpear políticamente al régimen, asumiendo el liderazgo de respuesta a la pandemia del coronavirus en el país.

Las siete organizaciones y partidos que firmaron los estatutos de la Coalición Nacional el pasado 25 de junio no han presentado un plan conjunto de acciones para brindar asistencia a la población. Si bien la UNAB y la Alianza Cívica han mantenido campañas de educación sobre las medidas de higiéne, llamando a quedarse en casa y promover el teletrabajo, lo hacen sin coordinación entre ambas organizaciones, mientras los partidos políticos aliados no participan en nada.

“Esto te demuestra que hay dos líneas, la UNAB y la Alianza por un lado y los partidos políticos por otro. La crisis sanitaria ha demostrado qué fracturada está esa Coalición, porque están entorpeciendo cualquier esfuerzo de unidad que en la actual emergencia por el coronavirus debería estar demostrando liderazgo para ganarse a la población”, dijo Vargas.

La manera de potenciar el liderazgo opositor es, según el sociólogo Vargas, que la UNAB, la Alianza de forma individual o dentro de la Coalición, dejen de emitir comunicados de condena por la falta de respuesta de Ortega a la pandemia, y más bien sus integrantes deberían de estar presentes para brindar asistencia donde se está concentrando la crisis.

“Si fuera los dirigentes de la  UNAB y de la Alianza yo iría a la frontera donde está la crisis de los nicaragüenses que no dejan entrar al país, haría acto de presencia y emito el comunicado de demandas junto a la gente. Si no querés arriesgar, no vas a ganar nunca”, afirmó Vargas.

La segunda acción de la oposición a consideración de Vargas es realizar una campaña nacional “para que la gente no pague ni la luz ni el agua, de que la gente o come o paga la energía”, esto para presionar a la dictadura a poner en práctica un plan de emergencia ante la crisis económica.

“Tercero es una campaña para que los bancos hagan una moratoria para que no sigan embargando las casas y carros hipotecados, porque la clase media emergente que está empobreciendo no puede perder sus bienes”, dijo Vargas. Estos son elementos que para el analista político “te permiten elevar tu parada” como oposición, “porque presionás al régimen de Ortega y ganás simpatía con la gente”.

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