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Del “talcazo” al atomizador: las versiones oficiales más descabelladas de la Policía Orteguista

Cocaína que se convierte en talco y reos que se ahorcan en sus celdas con la ropa que andan puesta... La Policía del régimen Ortega-Murillo ha sorprendido e indignado muchas veces con versiones oficiales que justifican crímenes

La misma Policía que ha perseguido y encarcelado a ciudadanos por portar banderas y chimbombas azul y blanco, se salta toda lógica e incluso rema en contra de las leyes de la ciencia cuando se trata de justificar u ocultar crímenes que pueden involucrar a partidarios del régimen Ortega-Murillo. Estos son cuatro casos emblemáticos que lo confirman.

El “talcazo”

El 10 de marzo de 2014, en un sorprende giro de los hechos, el Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional encontró que el polvo blanco ocupado a Milton González, hermano del boxeador Román “Chocolatito” González, era solo “talco”. Días antes la prueba de campo había determinado que el polvo era cocaína.

“Según el dictamen pericial químico no corresponde a cocaína base. Hay una mezcla de talco y otros componentes que no corresponden con cocaína base, acuérdese que la sustancia objeto de control y objeto de prohibición en este caso es la cocaína base y los derivados de ella, en este caso no dio ese resultado”, dijo el fiscal Douglas Vargas, quien asumió la representación del Estado pero defendió el resultado del Laboratorio de Criminalística.

Al momento de su detención, el 25 de febrero de ese año, Milton González conducía una moto y portaba una mochila que contenía un paquete con polvo blanco que pesó 1,569 gramos y que, según prueba química aplicada en el lugar, dio positivo a cocaína. También llevaba una balanza pequeña y cinco tiros de arma 14 milímetros.

El caso es recordado como el “talcazo” y a la fecha continúa siendo uno de los episodios más insólitos en la historia de la justicia nicaragüense.

Lea: No era coca, era talco, y cierran caso

Milton González, hermano del boxeador Román González, enfrentó su proceso en libertad. LA PRENSA/ Archivo

Con las mangas de la camisa

Un año y dos meses después del “talcazo”, a las 7:15 de la mañana del domingo 3 de mayo de 2015, el joven Francisco Javier Ponce Sanarrusia apareció ahorcado en una celda de la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote. Setenta y dos horas más tarde, el entonces inspector general de la Policía, comisionado mayor Pablo Emilio Ávalos, informó que el reo se había quitado la vida al colgarse de las rejas del techo utilizando “una camisa manga larga”.

Según la versión oficial, los golpes y moretones que presentaba el cuerpo del joven eran resultado de los golpes que se dio contra la litera durante el proceso de asfixia. Pero la familia de Ponce para nada quedó satisfecha con esa explicación.

“Me lo mataron, a mi hijo me lo mataron, porque ellos lo tenían todo golpeado. El Gobierno eso es lo que hace, mandar a matar a la gente para callarles la boca, mi hijo era muy macho y no se iba a quitar la vida de esa manera”, declaró su madre, doña María Luisa Sanarrusia Oliva, entonces de 57 años.

Ponce era uno de los seis detenidos el martes 28 de abril en redadas en Rivas, sin orden judicial, acusados por la muerte del oficial de inteligencia Rafael Delgadillo Mora, ocurrida en esa ciudad el 15 de abril.

La familia del muchacho aseguró que presentaba signos de tortura, como heridas e incluso costillas quebradas. Para sus parientes, primero lo mataron y luego lo colgaron del techo. Además, afirmaron, él siempre usaba camiseta manga corta y así estaba vestido cuando se lo llevaron preso.

Lea: Detenido aparece ahorcado en celda

Francisco Javier Ponce Sanarrusia, de 30 años, se ahorcó con las mangas de una camisa, según la Policía.

 

Con el elástico del calzoncillo

En abril de 2018 otro joven se “suicidó” en una celda de la Policía, esta vez con el elástico de su propio calzoncillo y en la ciudad de Matiguás, Matagalpa. El cuello de Kevin Pineda tenía marcas de ahorcamiento y sus dedos estaban encogidos y quebrados. Tenía la boca cerrada y varios moretones en el torso; los ojos entreabiertos, con una inflamación en el relieve de los pómulos. Y “una expresión serena en el rostro que contrastaba con los golpes en la cabeza y los oídos reventados”, detalló LA PRENSA el 15 de abril de ese año.

Según la versión oficial de la Policía, Kevin Pineda fue ingresado en la celda preventiva donde “el domingo 8 de abril del año dos mil dieciocho, a las cinco de la mañana, se colgó con el elástico de su prenda íntima de vestir (calzoncillo) al portón de la celda”.

La noche anterior, el muchacho de 18 años había sido apresado en las afueras de un bar de Matiguás. Andaba de fiesta porque tenía dos días de haber regresado de Costa Rica. A las 10:00 de la noche del sábado 7 de abril el bar Acacia estaba a punto de cerrar, pero Pineda pidió una media de ron y pagó con cien córdobas. Después le dijeron que ya no había servicio y, según su tía Jasmina Herrera, ahí comenzó el pleito por el que el joven acabó siendo detenido.

“Kevin gritaba que le regresaran el dinero. Le gritaba a una de las mujeres (meseras) que le regresara el dinero, pero ella se negaba a dárselo”, aseguró. También afirmó que ella siguió en moto a la patrulla que trasladó a su sobrino y que “cada vez que la camioneta se detenía, un policía se paraba y le pegaba patadas”.

En la misma estación de Matiguás fue golpeado el campesino Juan Lanzas, quien acabó perdiendo sus dos piernas.

Lea: La historia de Kevin Pineda, el reo que apareció ahorcado en la Policía de Matiguás 

Kevin Pineda, de 18 años, se ahorcó con “el elástico de su calzoncillo” pocas horas después de ser detenido, según la versión de la Policía.

El atomizador

Este viernes 31 de julio de 2020 la capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral de Managua, sufrió un atentado. De acuerdo con testigos, un desconocido ingresó al recinto e hizo estallar una bomba molotov, lo cual explicaría el fuerte incendio que dejó el lugar en escombros.

Ocho horas después del ataque, la Policía emitió un comunicado en el que descarta la presencia de pólvora, sustancias explosivas o algún combustible en la capilla de la Catedral y, por otro lado, subraya que en el sitio fue encontrado un atomizador plástico con alcohol, “volátil, de fácil combustión”.

Horas antes, en su alocución de mediodía, Rosario Murillo, primera dama, vicepresidenta y vocera del régimen, dio su propia versión de los hechos: “Cómo somos de devotos, de la Sangre de Cristo. Lamentablemente se combustionó la estructura, por la presencia de velas que coloca la feligresía. Las autoridades están investigando las causas del incendio”.

Lea: La historia de la imagen de la Sangre de Cristo, llegada a Nicaragua hace 382 años

El atomizador encontrado por la Policía en la capilla de la Sangre de Cristo de la Catedral de Managua. 

Nacionales Justicia Nicaragua Policía Talcazo archivo

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