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Zona de Strikes: Marvin Benard, un bigleaguer contra pronósticos

Marvin Benard siempre tuvo que hacer más para abrirse espacio en el beisbol y lo hizo, al sostenerse nueve años en las Ligas Mayores

Cuando su papá lo confrontó porque su desinterés en los estudios comenzó a reflejarse en bajas calificaciones, la respuesta de Marvin Benard fue contundente: “no se preocupe por eso. Yo voy para las Grandes Ligas”. Tenía entonces 14 años.

Benard aún estaba en la secundaria Bell HS, California, y su plan al ir a la universidad Lewis and Clark en Lewiston, Idaho, escondía en realidad el deseo de estar más desarrollado para tener una mejor oportunidad para ser seleccionado en el draft del beisbol de 1992.

Y cuando llegó el sorteo, muchos nombres comenzaron a ser escogidos por los equipos, menos el suyo, pero después de 1,390 peloteros reclutados y en la ronda 50, los Gigantes lo seleccionaron a él y le ofrecieron mil dólares, si deseaba firmar.

Benard firmó porque con sus 21 años ya no podía esperar más, pero sobre todo, porque más que un bono, quería una oportunidad. Y tras cuatro años en las Ligas Menores, llegó a la tierra prometida, para convertirse en el quinto nicaragüense en las Grandes Ligas.

“Después de mi primer año en la organización de los Gigantes, conocí a Dusty Baker en 1993 y recuerdo que le pregunté ¿qué debo hacer para que usted me llame a las Grandes Ligas? Y él me dijo, “batea sobre .300 y cuenta con mi llamado”, recordó hace unos días Benard.

Solo en su primera temporada en Clase A-, en 1992, bateó debajo de .300: .236 (161-38), pero en Clase A alta, .301 (349-105) con 42 robos y 52 empujadas en 1993. En AA, .315 (452-143), cuatro jonrones y 24 robos en 1994 y cerró en AAA con .304 (378-115) más seis jonrones y 50 empujadas en el año 1995.

El 5 de septiembre de ese mismo año (1995) subió a las Ligas Mayores y concluyó su mes inicial en el big show con .382 (34-13) con dos dobles, un jonrón y cuatro remolques en 13 juegos, mientras regresaba a Nicaragua por primera vez en 12 años.

Benard y su familia habían partido hacia Estados Unidos en 1983, cuando él tenía solo 12 años. Se establecieron en Los Ángeles y aunque él jugaba beisbol desde niño, su sueño en realidad era ser policía, hasta que estuvo consciente de que podía batear.

Sin embargo, tras aquel prometedor despegue en 1995 en las Mayores, vinieron dos años duros por lesiones e inconsistencias. Marvin solo pudo batear .248 en 135 juegos en 1996, cuando se le abrió un espacio tras una lesión del jardinero Glenallen Hill.

En 1997 también batalló con .228 en 84 partidos, pero en el nica se elevó a .322 (286-92) en 1998 y se volvió jardinero titular de los Gigantes durante cuatro temporadas seguidas, a pesar de que los pronósticos nunca le dieron alguna oportunidad.

“Siempre escuché que era muy bajo (5’8 pies), que no podría batear en las Grandes Ligas y que mi defensa podría resolver en una esquina, pero no como jardinero central, sin embargo, usé todo eso para motivarme y salir adelante”, asegura Marvin.

En 1999, Benard, nacido en Rosita, en el Triángulo Minero nicaragüense, tuvo su mejor año al batear .290 (562-163), con 100 carreras anotadas, 64 impulsadas, 16 jonrones, 36 dobletes, cinco triples y 27 robos, mientras jugaba una defensa solvente en los jardines.

Ese año, el nica ganó el premio Willie McCovey, otorgado por los Gigantes, a su jugador de más inspiración y liderazgo. El propio exslugger y miembro del Salón de la Fama, junto a Willie Mays, se presentaron a entregarle el galardón a Benard en el Clandestick Park.

En el 2000 su average bajó, pero tuvo un buen año en líneas generales con .263, 102 anotadas, 55 remolques, 12 jonrones y 22 robos, mientras extendía una racha, iniciada el año anterior, a 200 juegos sin cometer error en el jardín central, en una labor extraordinaria.

De ahí que en una investigación publicada en 2011 por el sitio especializado en análisis Bleacher Reports, haya colocado a Marvin en el puesto 14, en el ranking de los 25 mejores jardineros que han jugado con los Gigantes en su historia y que son, naturalmente, encabezados por Willie Mays y Barry Bonds.

En ese año 2000, el 2 de julio para ser preciso, Benard vivió el momento más emocionante de su carrera, al conectar un jonrón en el cierre del noveno ante Mike Fetters, para romper un empate 5-5 y dejar tendidos a los Dodgers en San Francisco, en transmisión nacional de ESPN.

“Crecí en Los Ángeles y fui por tanto un fanático de los Dodgers, pero fue ante ellos que viví ese momento que tuvo mucha repercusión dada la rivalidad entre estos dos equipos de California”, indicó Benard posteriormente.

En el 2001 acumuló promedio al bate de .265, con 70 anotadas, 15 jonrones y 44 remolques, con lo que hacía prevalecer los informes de scouteo que lo mostraron siempre como un primer bate con poder sobre average para esa posición, pero propenso a los ponches y muy veloz en las bases.

No obstante, las lesiones volvieron a surgir y no pudo levantarse. En 2002 su trabajo se redujo a 65 juegos, en los que bateó .276. Se le descubrió artritis en una rodilla en el 2003 y luego de 73 juegos y batear solamente .197, quedó en libertad de los Gigantes. No volvió a las Mayores.

Ahí concluía un contrato de 11.1 millones de dólares por tres años firmado después de la temporada del 2000. Fue firmado por los Medias Blancas y luego por los Azulejos de Toronto, pero no pudo regresar a las Grandes Ligas y se retiró en el 2004, tras un año en las Menores.

Al final, Benard concluyó su carrera de nueve años con .271, acumuló 714 hits en 2,630 turnos, con 138 dobles, 21 triples, 54 jonrones, 260 empujadas, 441 anotadas y 105 robos en 891 partidos, para estar convertido hasta hoy, en el mejor bateador surgido en este país.

Marvin está en la Pared de la Fama de los Gigantes, en el Oracle Park de San Francisco, donde está una placa en la cual se lee: En honor a Marvin Benard por su presencia catalizadora en la parte alta del orden al bate y sus múltiples contribuciones para equipos que fueron a playoffs”.

Benard, quien en 2010 admitió haber consumido esteroides en el 2002 con el propósito de acelerar la recuperación su adolorida rodilla, reside en Richland, Washington, y trabaja como comentarista de los Gigantes de San Francisco para su radio en español.

Pero a pesar de esa falla, Benard, fue un ejemplo de confianza en sí mismo, de determinación y se impuso sobre quienes siempre dudaron de sus proyecciones.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR 

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