“Respetamos el análisis que han hecho (la Policía Nacional), (…) sin embargo nosotros mantenemos postura de que ahí hubo mano criminal, lo que nosotros dijimos el viernes lo mantenemos hasta este momento”, sostuvo el Cardenal Leopoldo Brenes en una entrevista a Canal 10. Sus declaraciones responden al informe oficial, tras 72 horas de investigación, entregado por la Policía Nacional que asegura que no se trató de un incidente provocado, que se debió a la combustión espontánea de gases acumulados en el ambiente – alcohol isopropílico – , que fue culpa de la temperatura, corrientes de aire, un atomizador plástico y una vela.
Este miércoles Catedral reabre sus puertas a los feligreses, tras dos días convulsos, pero los visitantes no tendrán acceso a la capilla de la Sangre de Cristo al quedar inhabilitada por el incendio del viernes pasado. Los planes de reconstrucción o rehabilitación de este espacio van a fase de discusión en el clero, que no se da por satisfecho con la versión de las autoridades. “Será cuestión de tiempo para que la verdad salga a la luz”, señaló el Cardenal.
Lea también: Químicos contradicen la versión de la Policía sobre el incendio en la Catedral: “Es imposible lo que plantean”
El Cardenal Brenes desde el viernes 31 de julio, cuando ocurrió el incendio que consumió el interior de la capilla de la Sangre de Cristo, calificó el hecho como un “acto terrorista”. Su postura refleja la de toda la iglesia católica, pues desde el Vaticano el Papa Francisco se solidarizó con los feligreses nicaragüenses y condenó el acto este domingo antes de iniciar la misa. El nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag, declaró a The Associated Press que El Vaticano solicitó al Estado de Nicaragua “una investigación seria, cuidadosa y transparente” y reconoció tener “sentimientos de profunda tristeza y asombro” por lo ocurrido.
Vigilantes ante ataques
Tras este incendio, contó el líder católico, se han recibido solicitudes de expertos internacionales para visitar el lugar y desarrollar investigaciones independientes, pero por lo pronto estas no serían posibles por el contexto de la pandemia del Covid-19.
Aunque el cardenal Brenes ha sido cuidadoso al no señalar sospechosos detrás del acto, se muestra cauteloso e instruyó tomar una actitud de defensiva en las capillas menores del país, donde también se han registrado ataques y actos de profanación en las últimas semanas.
“Viendo estas inseguridades yo he orientado a partir del sábado (1 de agosto) a los sacerdotes que retiren al Santísimo de las capillas e invitar a nuestros fieles a que nos ayuden a estar más cerca de sus capillas porque son de todos nosotros”, reveló Brenes. Quien en su entrevista al canal de televisión hizo referencia a los ataques que ha sufrido la iglesia católica en Nicaragua: “Una persona hizo esto, porque nosotros estamos convencidos de eso, yo personalmente que en el año 79 estaba en Jinotepe y miré muchos ataques con instrumentos así y en Matagalpa igual”.
Visita del cardenal y el nuncio
La mañana del martes el Cardenal Leopoldo Brenes visitó la Catedral en compañía del nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag. El padre Said Ruiz, vicario de la Catedral de Managua, confirmó a LA PRENSA la presencia de ambos líderes religiosos a este templo y que “ahí estuvimos dialogando unas cosas”, dijo sin revelar detalles sobre las reuniones con el clero.
Lea además: La historia de la imagen de la Sangre de Cristo, llegada a Nicaragua hace 382 años
Tras cerrar las investigaciones el área fue oficialmente entregada a la administración religiosa. La Policía se retiró del sitio con una resolución que no convence a la Iglesia Católica ni su feligresía.
Tras recibir la capilla el lunes pasado, el padre Said Ruíz cuenta que los obispos continúan sus labores y se empezó a limpiar el piso de la capilla, pero aclara que el resto del sitio quedará igual; con sus paredes negras del humo del incendio y la imagen de la Sangre de Cristo quemada por las llamas, erguida al centro.
LA PRENSA conoció que la Policía entregó además de la capilla, un grabador de video de una cámara de vigilancia que estaba instalada en la zona de la librería.