La carrera por conseguir la vacuna contra la covid-19 avanza a toda velocidad.
Varias potencias como Estados Unidos, China, Rusia y Reino Unido están midiendo el poder de sus capacidades científicas e invirtiendo lo que sea necesario para encontrar una vacuna que haga frente al virus.
Como es imposible predecir cuál de las vacunas llegará primero a la meta, los países más desarrollados comenzaron a comprar cientos de millones de dosis a distintos laboratorios para tratar de asegurar su abastecimiento.
Por ejemplo, Reino Unido ha firmado acuerdos con varios potenciales proveedores: AstraZeneca, Pfizer y BioNtech, y la firma Valneva.
De la misma manera Estados Unidos tiene gigantescos contratos con compañías como Pfizer y BioNTech; Moderna y Johnson & Johnson; AstraZeneca, y Novavax.
- Covid-19 | “Ahora mismo no tenemos evidencia de que esas vacunas de las que se habla funcionan, sólo sabemos que se ven prometedoras”
- Qué vacunas están más avanzadas en la carrera por combatir el coronavirus (y por qué aún queda un largo camino)
Estas soluciones individuales, que no forman parte de acuerdos entre países, son un fenómeno descrito como el “nacionalismo de las vacunas”.
Para conversar sobre este y otros temas, BBC Mundo entrevistó a Richard N. Haass, presidente del centro de estudios Council on Foreign Relations (CFR), exdirector de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de EE.UU., enviado especial a Irlanda del Norte y coordinador del programa “Futuro de Afganistán”.