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El dictador Daniel Ortega. Foto tomada de El 19 Digital

La vida de migrante de Ortega en la dictadura de Somoza “fue un paraíso”, entonces ¿por qué tantas humillaciones a migrantes?

El exvicecanciller, Víctor Hugo Tinoco, dice que la actitud de Ortega con los migrantes es totalmente contradictoria con la hospitalidad y el apoyo que recibió de parte del gobierno y organizaciones de derechos humanos durante los meses que vivió en Costa Rica.

La actitud negativa de Ortega hacia los migrantes nicaragüenses y extranjeros llama la atención, pues a finales de los años setenta, Ortega fue migrante refugiado en Costa Rica durante la lucha contra la dictadura de los Somoza, al igual que muchos otros nicaragüenses, y por su forma de actuar ahora haría pensar que tuvo una mala experiencia en esos momentos.

Sin embargo, su experiencia fue todo lo contrario, porque el país vecino lo acogió con hospitalidad y le permitió continuar con la lucha contra la dictadura de ese momento, permitiéndole tener armas y enfrentar a las fuerzas armadas desde la frontera, recuerda excompañero de lucha del dictador, que no comprende el desprecio que el dictador ha mostrado en los últimos años y en la actual pandemia no solo con los extranjeros sino con los connacionales.

El exvicecanciller, Víctor Hugo Tinoco, dice que la actitud de Ortega con los migrantes es totalmente contradictoria con la hospitalidad y el apoyo que recibió de parte del gobierno y organizaciones de derechos humanos durante los meses que vivió en Costa Rica.

“Su experiencia como migrante fue un paraíso realmente por cómo lo trataron y cómo lo ayudaron, la actitud que él tiene ahora con los migrantes nicaragüenses en la frontera, en las islas del caribe y otros países, es una actitud que nace del desprecio que ha desarrollado a los derechos humanos de los nicaragüenses, es decir, si es capaz de encarcelar, de golpear, de inventar delitos, de manipular cargos y de negarle los nicaragüenses a los derechos humanos, obviamente eso mismo se lo niega a los migrantes”, comenta el ex vicecanciller, Víctor Hugo Tinoco.

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Ortega contra migrantes

Desde que se desató la pandemia en el país, han sido cientos de migrantes nicaragüenses que se han quedado varados en las fronteras de países vecinos por la negativa de ingreso a Nicaragua por parte del régimen de los Ortega Murillo, sometiéndolos a pasar hambre y sed, también a vivir a la intemperie bajo el sol o la lluvia.

Sin embargo este comportamiento en contra de migrantes no es algo nuevo, en sus años en el poder, Ortega ha realizado un sinnúmero de acciones en contra de esta población en riesgo, aferrándose a la política migratoria de muro de contención, que en 2016, dijo era para garantizar seguridad a los nicaragüenses ante las amenazas a su soberanía.

En 2015 Nicaragua fue noticia a nivel internacional por la forma abrupta en la que se detuvo el paso de casi dos mil migrantes cubanos a quienes Ecuador, Colombia, Panamá y Costa Rica les había facilitado el tránsito por su territorio en su camino a Estados Unidos.

En esta ocasión, el régimen hizo uso de las fuerzas militares, lanzando bombas de gases lacrimógenos y disparando balas de gomas a mujeres, hombres y niños que conformaban el grupo migrante que buscaban cumplir el sueño americano, huyendo de la miseria y el hambre en su país de origen.

Con este uso de la violencia, el grupo fue obligado a regresar a territorio costarricense, donde les dieron asilo mientras se buscaba una solución a la problemática y en este tiempo el grupo de migrantes creció a más de seis mil cubanos que solicitaban paso por territorio nicaragüense.

“Responsabilizamos al Gobierno de Costa Rica por desencadenar una crisis humanitaria de graves consecuencias para nuestra región”, dijo Rosario Murillo en un comunicado sobre la crisis migratoria en 2016, olvidando que también miles de nicaragüenses han salido del país en busca de opciones de empleos y que en 12 años de gestión la economía nacional se ha revitalizado con más de 13 mil millones de dólares en ingresos por remesas, que han sido fundamentales en la reducción de la pobreza y sostener el crecimiento económico.

En ese año, es decir en el 2016,  se volvió a vivir la misma problemática en la frontera sur de Peñas Blancas, esta vez, con un grupo de al menos 2,500 migrantes haitianos y africanos quienes empezaron su travesía en el continente americano desde Brasil con destino a Estados Unidos.

En esta ocasión, al menos 10 personas murieron ahogadas en el río Sapoá tratando de llegar al Lago Cocibolca para seguir su trayecto. Una vez más el país vecino, Costa Rica, los acogió en un campamento improvisado en la frontera.

Algunos de este grupo que lograron cruzar la frontera ilegalmente, fueron detenidos en varios departamentos del país mientras intentaban llegar a la frontera norte para cruzar a Honduras.

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En 2020  Nicaragua vuelve a ser escenario de una crisis al no dejar ingresar al país a cientos de nicaragüenses varados en diferentes países tras la llegada de la pandemia, igualmente a grupos de personas que habían emigrado a Panamá y Costa Rica en busca de un mejor futuro y que decidieron retornar al país por la falta de trabajo.

Ante la indiferencia del régimen de Ortega y  la Constitución Política y los derechos humanos de estas personas,   Costa Rica se vio forzada con apoyo de organismos de derechos humanos  a atender a los migrantes y realizarles la prueba de Covid que exigía Nicaragua para su ingreso al país.

Cabe mencionar que en cada uno de los casos, los países e islas en los que se encontraban o  encuentran aún varados los nicaragüenses,  esos gobiernos se han hecho responsables por brindarles, en la medida de lo posible, condiciones para que vivan mientras el régimen les permite el retorno al país.

Así mismo son los otros países que se han encargado de costear la realización de las pruebas de Covid-19 y los viajes (aéreos y terrestres) de retorno al país, como ocurrió con un grupo de 66 connacionales que la semana pasada regresaron a Nicaragua desde Islas Caimán.

Ortega atrae más presión contra él

Si bien con los hechos en contra del pueblo nicaragüense a partir 2018 la imagen del gobierno de los Ortega Murillo cayó a nivel internacional por los crímenes de lesa humanidad, con su actitud negativa en contra de los migrantes el régimen solo puede  aumentar la presión que existe en la comunidad internacional contra su dictadura.

“Creo que a Ortega ya no le interesa su imagen a nivel internacional, ya sabe que está totalmente descarado que está totalmente ya identificado por todos los países del mundo como un dictador, entonces a él no le preocupa esa imagen que sabe que ya perdió”, dijo Tinoco respecto al tema.

Además considera que Ortega ya perdió la posibilidad de venderse a nivel internacional como un líder democrático y respetuoso a su pueblo porque su único interés es mantenerse en el poder. Y de seguir con estos actos de violación a derechos humanos, causará el aumento de la presión internacional.

“Por eso no es remoto que la comunidad internacional que se dé cuenta de esto, en las próximas semanas o meses, sigan metiéndole presión para respetar los derechos humanos y dar condiciones para elecciones libres”, concluyó.

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Otro contraste

Pero Ortega no trata con humillación a todos los migrantes . Tiene sus excepciones, cuando tiene intereses o amigos particulares. El caso más reciente fue el asilo y la posterior nacionalización del expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, quien huyó de su país tras un escándalo de corrupción y la justicia salvadoreña lo busca para que rinda cuenta por millonarios desfalcos de fondos públicos.

El dictador no solo le dio asilo, sino que este año lo nacionalizó a él y su familia, pero además les asignó cargos públicos donde devengan salarios muy por encima de los salarios de los trabajadores nicaragüenses del sector público. Solo el hijo de Funes hasta el año pasado se conoció que devengaba 47,000 córdobas al mes, mientras que el promedio de un local era de 11,761.

En el 2009, el dictador también dijo protección el exprimer Ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, nombrándolo “embajador en Misión Especial” por el gobierno de Nicaragua y viaja con pasaporte diplomático nicaragüense.  Este personaje fue condenado a dos años de presión en su país por corrupción.

También la dictadura protegió e incluso expuso en un acto público a  las guerrilleras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Martha Pérez Gutiérrez y Doris Bohórquez Torres, y a la mexicana Lucía Morett, las que resultaron heridas en un campamento en tierras ecuatorianas.  Este hecho ocurrió en el 2008.

Ya en la década de los ochenta el dictador dio refugio a otros polémicos personajes, entre ellos al mayor narcotraficante de la historia, como fue Pablo Escobar Gaviria, entre otros.

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