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/ Alfonso Contreras

Armas de comunicación masiva

Un arma de destrucción masiva es un armamento capaz de aniquilar indiscriminadamente a un gran número de personas, diezmar los recursos medioambientales y arruinar las estructuras del país víctima.

Las armas de destrucción masiva —WMD por sus siglas en inglés— pueden ser nucleares, químicas o biológicas, pero a fin de cuentas todo equipamiento bélico que pueda terminar con la vida de civiles o no contendientes como daño colateral también es llamada un arma de destrucción masiva, un ejemplo podrían ser las minas antipersona o las bombas de racimo.

La utilización de este tipo de armamento se ha visto varias veces en la historia, desde el uso de gases tóxicos durante la Primera Guerra Mundial hasta los famosos bombardeos atómicos en Japón. Debido al gran daño físico, el sufrimiento innecesario que causa y la poca precaución sobre las víctimas que podrían ser afectadas, varias organizaciones internacionales lucharon para vetar el uso de estas armas en contiendas militares.

Un arma de comunicación masiva (WMD) es el uso conjunto de distintos medios de comunicación para llevar a cabo un ataque informativo contra una persona, un grupo o una idea y hacer que llegue a la mayor cantidad de personas posible con la mayor rapidez posible. Las armas de comunicación masiva y los ataques con este tipo de armamento han ido aumentando e intensificando su gravedad en los últimos años. Han crecido a la par de las redes sociales y su gran calado en la sociedad humana.

Para llevar a cabo una embestida informática con un arma de comunicación masiva es fundamental tener una televisora, una emisora de radio o un periódico aliado. Los medios principales de comunicación son los únicos capaces de dar algo de cierta fidelidad a este tipo de ataques. Son los responsables de apoyar las pequeñas acusaciones en el Internet. Aunque, y a pesar de ser los más grandes no son ya, a día de hoy, los más importantes. Un asalto exitoso se da desde las redes sociales, con grandes cantidades de cuentas falsas o cuentas afiliadas a la lucha, como una embestida soviética.

En los últimos años hemos podido ver distintos ataques de esta índole, pero nunca tan fructíferos, ni tan bien ejecutados como los realizados por el partido español Unidas Podemos: un partido de ultraizquierda que, desde sus inicios en 2014, han sido los responsables del uso de este tipo de armamento contra sus opositores. Gracias a su uso tanto de televisoras, periódicos y radios como de las cuentas en redes sociales partidarias de su lucha, han logrado llegar a la vicepresidencia española y conseguir cinco ministerios sin tener nada más que ofrecerle a la sociedad que antagonizar a sus contrincantes.

Ahora, a pesar de ser los pioneros de este tipo de ataques, debido en parte a la catastrófica gestión de la crisis sanitaria y a sus nuevos escándalos de corrupción y blanqueo de capitales han sido las víctimas de su propio invento.

Han visto cómo sus técnicas han sido puestas en práctica contra ellos mismos y han sufrido en carne propia los estragos que estos instrumentos pueden causar en una persona. Porque eso es lo que distingue a las armas de comunicación masiva: no es necesario ser una potencia mundial, ni tener grandes riquezas para utilizar este armamento.

Y en el futuro las armas de comunicación masiva y su uso indiscriminado dentro de una comunidad serán las responsables de otorgar presidencias, silenciar opositores y esparcir ideas. Pero estos utensilios son autodestructivos, porque se basan en la credibilidad de un medio y sus repetidos ataques contra una figura o un pensamiento popular, debilitará esta cualidad e inutilizará su uso. [©FIRMAS PRESS]
El autor es periodista panameño.

Opinión Primera Guerra Mundial WMD archivo
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