El proceso de enseñanza-aprendizaje, por años ha sido desde modalidad presencial, estructurada y programada de forma específica en la mayoría de los centros escolares de nuestro país.
Esto implica que tanto docentes como estudiantes, mentalmente estén programados y condicionados a este estilo de educación.
La actualidad cambiante invita a la adaptación de la nueva realidad educativa: Reto Académico 2020, que provoca un ajuste no solo a nivel de centros escolares sino también en la dinámica familiar y a su vez en todos los niveles del estudiantado.
Como población enfrentamos una realidad con dos líneas paralelas:
1. Continuidad de las clases en línea, con todo el ajuste que este implique.
2. La decisión de continuar o desertar su año escolar para proteger la salud.
Bajo estas dos líneas el reto acrecienta y se convierte para algunos en un detonador de estrés, angustia, indecisión e incertidumbre académica.
Para las familias con acceso a plataformas digitales, brindadas por el centro escolar, el reto se basa en los ajustes de la dinámica familiar y educativa que deberán brindar a sus hijos, siendo esta vez ellos los tutores a cargo en el proceso de enseñanza.
A su vez el uso tecnológico pasa de ser un estímulo de recreación para los niños, jóvenes e incluso adultos, a ser una herramienta implementada ahora de forma educativa, convirtiéndolo en un estresor.
En la segunda línea se encuentran las familias que atraviesan por la elección entre la salud y la educación, una carga emocional poco tolerable para ambos, padres y alumnos. La prevención y el cuido de nuestra salud es algo a lo que nos estamos adaptando a través de una dinámica diferente. Quedará a decisión de cada familia, continuar o desertar entre aprendizaje o prevención.
Como podemos ver, a los pilares fundamentales de la sociedad se les presenta un reto, tanto docentes, familias y estudiantes de todas las edades enfrentan la misma disyuntiva.
Lo anterior tiene correlación con la salud mental, un escenario de redirección psicológica del comportamiento, que nos invita a generar cambios de forma permanente y adaptarlos a la situación real en forma de hábitos.
Cómo lograrlo:
Flexibilizar la dinámica educativa.
Desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje integral: docente y familia.
Capacitar en el uso de tecnológico y plataformas a los docentes.
Prioridad familiar: salud o estudio.
La educación es fundamental para el desarrollo cognitivo, la prevención de la salud es una elección objetiva.
La autora es Psicóloga Clínica.