Ante la incertidumbre de vivir en un país en llamas, la cantautora nicaragüense Katia Cardenal se marchó hace dos años con sus hijos a un exilio forzado. Realizó conciertos de solidaridad con Nicaragua por más de 15 países denunciando los atropellos de la dictadura de Daniel Ortega, ahora anuncia su nuevo proyecto musical “Aletea”, para contar desde la música sus dramáticas vivencias, sueños y esperanzas.
Katia confiesa que habitó en casa de amigos y seguidores, hizo conciertos en casas, y que en este nuevo contexto de la pandemia el coronavirus realizó eventos virtuales; pero que su gran alegría ahora es volver a reunirse con sus hijos Alex, Nina y Sebastián con los cuales está grabando su nuevo álbum que contiene cinco canciones: “Me he pasado”, “La vida”, “Aletea”, “En donde estés”, “Madre en tu día” .
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“Al salir Nicaragua no fue una decisión planeada, solo se dio”, dice Katia al recordar que tuvo que abandonar el país después de un levantamiento pacífico en contra del dictador Daniel Ortega en 2018. Para esos días de julio, quien hacia campaña en contra del régimen era catalogado de “terrorista”, agrega.
Sus primeros conciertos, en julio del 2018, los realizó en Miami, San Francisco y Tucson, en Estados Unidos, luego Nueva York, New Jersey, Atlanta y Portland, después en otros países de Europa y Centroamérica. Su hija Nina le acompañó. Asimismo revela que para sobrevivir, recuperó viejos contactos con el fin de cantar en escuelas y hacer “house concerts” (conciertos en casas).
Sus sueños y deseos, ahora es grabar sus historias. “Las canciones que vamos a grabar son las historias nuestras y de miles de personas que no tienen un lugar donde poder expresarse, donde poder opinar en paz”, dice Katia a través de un video que ha hecho circular en las redes.
“Esta última década ha sido muy dura”
La artista junto a su hermano Salvador crearon el Dúo Guardabarranco. Hoy a sus 57 años, siente la pérdida de sus seres queridos, su padre y hermano; expresa su nostalgia y dolor de haber abandonado su hogar, pero a la vez se aferra a la música, la fe, al amor.
“Esta última década ha sido muy dura para mí, la pérdida de mi hermano y mi papá, dos años ya sin ver a mi mamá, dejé mi casa, mis hermanas, mis amigos, mi familia, mis gatos. Pero ha sido una época hermosa llena de solidaridad y desprendimiento, de crecimiento espiritual y de amor, y siempre lleno de música”, confiesa.
Asimismo, cuenta que su vida en este exilio forzado no sido nada fácil. En su mente siempre pensó que retornaría al país, dice la artista. Un tiempo posó en la casa de una prima en Arizona, en casa de amigos, de seguidores. Un tiempo Nina se marchó a México, en tanto ella a casa de unos amigos nicas en Alemania.
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“Estuve siempre viajando mucho fuera, en Europa, Canadá y EE.UU, no solo para poder realizar conciertos, sino también para contar lo que pasa en Nicaragua”, relata.
Por su lado sus hijos comenzaron a trabajar en lo que fuera, aplicar en universidades en Noruega, para poder seguir estudiando o buscar becas temporales de música. La vida continuaba y había que seguir llenándose de coraje y esperanzas.
“Nina se vino para Oslo también, después de hacer una residencia musical que le ofrecieron en Austria, para hacer su primer disco como solista”, cuenta la artista sobre estos nuevos desafíos desde el exilio forzado.
Pandemia de coronavirus y cuatro tías fallecidas
En el 2020, cuenta Katia se sintió con más confianza para poder reiniciar su vida musical, y organizó con Nina una gira por México, EE.UU y Centroamérica, con los cuales celebró los 40 años de Salvador Cardenal, con quien hizo dúo.
Esta gira fue de dos meses, hasta que les “agarró la pandemia en el cierre de la gira. Regresamos a Noruega y una semana después comenzó la cuarentena. Todos mis proyectos se vivieron abajo, una nueva gira por Panamá, España, Colombia y Puerto Rico se pospuso indefinidamente”.
En Noruega, apunta Katia, es un país más organizado y han manejado bien esta crisis sanitaria, pero lo que pasa en Nicaragua le ha causado angustia al ver que ha fallecido mucha gente conocida en estos meses.
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“Sobre todo gente mayor. Cuatro tías cercanas en mi familia fallecieron, no sabemos cuánta relación haya con el Covid-19, pero emocionalmente toda esta situación ha debilitado la fortaleza y el espíritu de mucha gente”, dice Katia.
En su caso, decidieron permanecer dos meses encerrados en casa, luego empezaron a dar conciertos en vivo en las redes, esto les permitió sobrevivir estos meses, “junto a los pagos de regalías y algunas grabaciones hemos llegado hasta hoy”, confiesa.
No obstante, a pesar de las nubes oscuras, los desvelos, el dormir de casa en casa, viajar a varios países con miles de dificultades, dice que se siente bendecida porque está cerca de sus hijos y puedo seguir haciendo música.
Noruega, su segunda patria
Recordó que hace 20 años, fue premiada con un disco de oro en Noruega, la ciudadanía, y la grabación de siete álbumes. “La gente me recuerda y se me han abierto muchas puertas. Siempre cantamos en solidaridad con muchas causas, Nicaragua siempre presente en mis canciones”, resalta la cantautora quien muestra su agradecimiento a este país nórdico por su albergue.
Para este mes, la artista anuncia dos conciertos en la cuidad de Trondheim, uno para los alumnos de español de la universidad y otro en el centro feminista de la ciudad. También participará en un concierto en Oslo, en solidaridad con la ciudad de Beirut, donde estará presentándome junto a sus hijos Nina, Sebastián y Alex Cardenal.
Pero su gran proyecto para estos tiempos del coronavirus es su nueva grabación y ha decidió abrir una campaña para recolectar fondos con sus fanáticos, los amantes de la música nica y la gente que quiera sumarse a aportar a este proyecto. La donación está en sus redes sociales.
“La música es pan para el alma, espero que me echen una mano para poder seguir haciendo lo que más amo, componer, grabar y cantar para ustedes”, dice la cantautora de temas que se han popularizado en nuestro país, como “Guerreros del amor”.