14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Un sueño para Cuba

Las primeras informaciones acerca del fallecimiento del opositor cubano Oscar Peña circularon primero un murmullo. Aún no se había reflejado en los medios digitales, pero quienes lo conocieron bien circularon la triste noticia: Oscar había muerto al parecer, según personas allegadas, víctima del coronavirus. Había sido un perseverante luchador por la libertad de Cuba.

Considero importante destacar la vida y la labor de Oscar Peña porque con su partida se diluye un trozo significativo de la batalla por la defensa de los derechos humanos en un país que, al cabo de más de seis décadas, no ha logrado zafarse de una dictadura. La trayectoria de Peña estuvo estrechamente vinculada al Comité Cubano Pro Derechos Humanos que fundó Ricardo Bofill en 1976, tiempos en los que el régimen castrista perseguía con particular saña a la disidencia. Aquel joven universitario seguiría a lo largo de los años el liderazgo de Bofill, una de las figuras clave en el ámbito de la oposición.

Fueron personas como Bofill, Elizardo Sánchez y Martha Frayde, entre otros, quienes impulsaron este movimiento reivindicando la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ante la violenta represión del castrismo, respondieron con la defensa pacífica pero continuada de los derechos humanos, dejando al descubierto ante el mundo los atropellos de un gobierno que hasta el día de hoy les niega a los cubanos el derecho a vivir en una democracia con alternancia de partidos políticos.

Casi todos pasaron por el presidio político y padecieron multitud de vejaciones y campañas de descrédito por parte del aparato de Inteligencia. Bofill, Peña, y la propia Martha Frayde acabaron desterrados, pero no por ello abandonaron la militancia en el exilio. Junto con ellos, y a lo largo de los años, podemos hablar de figuras del calibre de Sebastián y Gustavo Arcos Bergnes. O de Oswaldo Payá, al frente del Movimiento Cristiano de Liberación, que sacudió los cimientos de la dictadura cuando impulsó una masiva recogida de firmas para llevar a cabo un referéndum que habría sido una avenida hacia el cambio.

Se trata de mujeres y hombres que sacrificaron sus vidas con la misión de escarbar ese espacio de libertad que en algún momento consiga derribar el muro de la opresión. Tras salir y entrar de prisiones, unos llegaron enfermos al exilio. La mayoría tuvo que empezar de cero. En el caso de Payá y del también activista Harold Cepero, murieron en extrañas circunstancias en un accidente de tráfico cuando eran seguidos de cerca por la Seguridad del Estado. Bofill falleció el año pasado en su modesto domicilio en Miami, donde, mientras tuvo capacidad para hacerlo, jamás abandonó una lucha en la que Peña lo acompañó hasta el final.

Es preciso recordar a los fundadores e impulsores en Cuba del Comité Cubano Pro Derechos Humanos para que no caigan en el olvido de la desmemoria colectiva. Fueron valerosos pioneros de un movimiento que moldearía los sucesivos esfuerzos por recuperar la democracia. En uno de sus escritos Oscar Peña resaltaba, “Sueño con una Cuba en que quepamos todos”.

Su sueño sigue intacto y a la espera de que se cumpla. [©FIRMAS PRESS]

La autora es periodista.
Twitter: ginamontaner.

Opinión Cuba sueño archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí