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Oposición en busca de casilla

Una de las agrupaciones de la oposición social y política a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la cual no es un partido político legalmente registrado y por lo tanto no tiene casilla electoral, ha anunciado su decisión o interés de conseguirla para tener derecho de participar en las próximas elecciones nacionales.

Se trata de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) que se formó en el contexto nacional creado como consecuencia de la rebelión popular democrática de abril de 2018. La rebelión fue aplastada brutalmente por la dictadura, pero dejó planteada la necesidad de una gran organización política plural y nacional para enfrentarla con la posibilidad real de derrotarla cívicamente.

La UNAB forma parte de la Coalición Nacional, pero esta no termina de formarse y más bien está acosada internamente —como si no tuvieran suficiente con el acoso externo de la dictadura— por diversas divergencias de forma y de fondo que no consiguen superar.

En realidad, como ha dicho una destacada miembro de la UNAB, desde que se comenzaron a formar las organizaciones unitarias de la oposición, se habló de la posibilidad de tener una casilla electoral propia a fin de poder participar como alianza en las próximas elecciones nacionales. Por supuesto que se participaría siempre y cuando haya garantías políticas y legales y que las elecciones se ajusten a los estándares internacionales.

Ahora bien, ya a estas alturas del tiempo y de acuerdo con la realidad política del país, si la UNAB, la Alianza o la Coalición deciden participar en las elecciones, tendrán que acomodarse a las reglas fundamentales contenidas en la Ley Electoral. De acuerdo con esta Ley, solo los partidos políticos legalmente constituidos tienen derecho de formar alianzas electorales y esta se debe inscribir bajo el nombre y la bandera de uno de los partidos de la alianza, que por fuerza de ley tiene que ser el partido hegemónico. Este mecanismo fue establecido por el pacto del FSLN con el PLC, o de Daniel Ortega con Arnoldo Alemán, con el propósito de dificultar las alianzas electorales y sustentar un régimen político bipartidista, que permite a los partidos mencionados repartirse el botín del Estado.

Aunque se dice que en política nada es imposible, la realidad es que se ve improbable que la UNAB, la Alianza Cívica, la Coalición o cualquier otra forma de alianza contra la dictadura consiga una casilla electoral propia para participar en las elecciones. Por fuerza tendrían que usar la casilla de alguno de los partidos legales que están en la oposición: el Partido de Renovación Democrática (PRD), de tendencia evangélica; el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que es fuertemente cuestionado en la Coalición Nacional, y además, por sus pleitos internos se ha puesto a merced del Consejo Supremo Electoral de la dictadura; y Ciudadanos por la Libertad (CxL), también liberal, que ha insistido en que solo participaría en una alianza con partidos y sectores afines ideológicamente.

De manera que no está claro el panorama de la participación electoral de la oposición, aparte de la falta de condiciones políticas y legales. Pero falta tiempo para decidir si van a participar. Tal vez de aquí a entonces los dirigentes opositores logran superar sus contradicciones.

Editorial editorial LA PRENSA UNAB archivo
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