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Orlando Ocampo tuvo una etapa brillante en nuestro beisbol. LAPRENSA/ ARCHIVO

El ranking de los mejores bateadores designados de la historia de Nicaragua

El bateador designado no tiene más de 50 años desde que fue introducido en el beisbol, pero pareciera que ha sido de toda la vida

El bateador designado no tiene más de 50 años desde que fue introducido en el beisbol, pero pareciera que ha sido de toda la vida, porque la mayoría de fanáticos de la actualidad no vio batear a los lanzadores.

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Ese puesto es utilizado generalmente por veteranos que han perdido facultades defensivas y que todavía le pegan bien a la pelota, lo que hace más difícil la selección, porque no hay información precisa de la cantidad de tiempo que han sido o fueron bateadores designados.

Probablemente el bateador designado más “puro” en la historia de nuestro beisbol es Orlando Ocampo, quien por supuesto ocupa un lugar importante en este ranking.

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Pedro Selva
Es uno de los mejores bateadores en la historia de nuestro beisbol. Ganó cuatro triple coronas en un período de cinco años (1971-75), en medio de la época de oro del picheo nicaragüense. Tiene la mejor frecuencia jonronera, con un batazo a las gradas cada 13 turnos al bate y en su carrera terminó con promedio de .329, 151 jonrones y 501 carreras empujadas en 623 partidos. Jugaba el jardín izquierdo con el equipo de Carazo y la Selección Nacional, antes de encontrar un puesto como designado. Entre 1971 y 1976, el bambino caraceño ganó cuatro títulos de bateo, cinco veces fue campeón jonronero y cinco en cinco oportunidades atrapó la corona de las carreras impulsadas. Tuvo una vida accidentada fuera del terreno de juego que lo llevó a concluir prematuramente su carrera.

Pablo Juárez
Tiene la misma mortífera combinación de Selva, de envidiable tacto y temible poder. Es el bateador más joven en ganar un título de bateo, al conseguirlo a los 20 años de edad en 1974 y dos años más tarde capturó la segunda de sus tres coronas de mejor bateador, ganándole el último día la batalla a Selva, quien buscaba su quinta triple corona de bateo. En 1992 inauguró el club de bateadores de 1,500 hits, bateó .316 de por vida, con 138 cuadrangulares y 839 carreras impulsadas en 1,415 encuentros. Tiene el récord de recibir 278 bases por bolas intencionales, como muestra del respeto que cultivó en el cajón de bateo, y aunque tenía un grueso abdomen era agresivo y astuto en las bases, al reunir 104 robos, para ser parte del exclusivo club de bateadores de mil imparables, cien jonrones y cien estafas. En la primera parte de su carrera fue jardinero derecho y primera base. Jugó 20 años y aproximadamente la mitad de ellos fue bateador designado, sobre todo cuando el destacado primera base Próspero González apareció en el beisbol y fueron compañeros de equipo en Chinandega.

Orlando Ocampo
¿Alguien vio a Ocampón con un guante en mano? Si fue así tuvo que ser con los Cachorros de las Segovias en sus primeros tres años en el beisbol superior, entre 1987 y 1989, porque desde que llegó al Bóer en 1990, en cambio por Polín Cruz, fue un bateador designado de todos los días y respondió a su papel en gran forma. Es un bateador de .327 en su carrera, con 152 cuadrangulares y 740 remolques en 1,040 desafíos. De 1990 a 1999 formó con Nemesio Porras la más brutal y consistente dupleta de bateadores. Ganó un título de jonrones y dos de carreras empujadas.

Juan Villagra
Solía decir Germán Espinoza que Villagra tenía el swing más rápido del beisbol. Era un bateador de mucho poder que quizá no logró desarrollar todo su potencial y que además se fue joven del juego, a los 33 años de edad. Tuvo .287 de promedio de bateo en su carrera, con 111 jonrones. Jugaba la tercera base con Chontales, pero cuando emigró a equipos más tradicionales el rol de bateador designado fue lo suyo.

¿Y Urbina?
Juan Carlos Urbina parece tener el prototipo de bateador designado ideal, pero también sigue jugando en los jardines con regularidad. Es un bateador de 166 jonrones que fácilmente alcanzaría en este ranking.

Dos bateadores que estiraron sus carreras gracias al bateador designado fueron Róger Guillén, un artillero de 146 cuadrangulares, y Julio Mairena, coleccionista de 1,141 hits.

También podría encajar aquí Arnoldo Calderón, en un caso similar al de Juan Villagra, ya que una vez que se metieron en equipos más competitivos, el bateador designado fue su destino, porque batear era su mejor herramienta y Calderón lo hizo muy bien con 1,100 hits y .303 de promedio en su carrera.

Deportes Pablo Juárez Pedro Selva archivo

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