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Reynaldo sueña con dirigir un equipo de primera división. LA PRENSA/Tomada de FACEBOOK

¿Qué ha pasado con Reynaldo Galeano, el hincha del Real Estelí que perdió sus manos hace 16 años?

El 25 de abril de 2004, en el Estadio Independencia, una explosión lanzó en el aire a Reynaldo Galeano. Le destrozó las manos. Hoy, habla con LA PRENSA sobre ese episodio y de su amor por el futbol

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El día que Reynaldo Galeano perdió  sus dos manos y resultó con serios daños en su pie izquierdo y en su ojo del mismo lado, en lo que fue un encuentro cercano con la muerte, se levantó con la ilusión de ver a su amado Real Estelí coronarse campeón. Reynaldo era un aficionado, miembro de la barra brava del equipo norteño y el encargado de regar pólvora en el estadio para provocar columnas de humo con los colores rojo y blanco del equipo. Ese día, el 25 de abril del 2004, nadie pensó en la tragedia, hasta que una explosión lanzó en el aire el cuerpo de Reynaldo, quien lo primero que vio fue sus manos destrozadas y luego sintió su rostro ensangrentado.

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“Fue en una final contra el Diriangén y en el Estadio Independencia. Recuerdo que una noche antes del partido hicimos todos los preparativos con la pólvora especial que traíamos desde El Salvador. La idea era montar un espectáculo acorde a la dimensión del título que se estaba disputando. Durante el juego quemamos parte de la pólvora, pero una libra y media la guardamos para cuando el equipo conquistara el campeonato. Nosotros sabíamos que un descuido podía provocar una explosión, pero como siempre la regábamos de un extremo a otro a la orilla de la primera grada, creímos que todo saldría igual que antes”, cuenta Reynaldo, dieciséis años después de la tragedia.

Reynaldo Galeano es el director de la Academia de Futbol Chivas FC, la cual él mismo fundó hace 10 años. LA PRENSA/CORTESÍA FACEBOOK REYNALDO GALEANO

“Cuando llegó el momento, me tocó regar la libra y media del pólvora que nos quedó, y cuando llevaba como dos metros, de pronto agarró fuego la parte por donde yo estaba y se produjo la explosión. Fue algo inesperado. El problema es que el fuego no inició donde yo empecé a regar la pólvora, sino donde yo estaba exactamente, entonces no me dio tiempo de soltar lo que aún tenía en mis manos”, relata sin dejar de escapar detalles. “Al verme sin las dos manos, con el ojo izquierdo dañado y con mi pierna izquierda herida, sentí un poco de tristeza, pero yo he sido muy creyente en Dios y él me llenó de fortaleza en ese momento, solo así pude haber soportado el dolor estando consciente de todo, porque durante el incidente nunca perdí el conocimiento”, narra.

De cómo se produjo la explosión nunca hubo una versión concreta. Para Reynaldo lo más probable “es que alguien haya estado fumando y la colilla del cigarro llegó a dar al punto donde estaba la pólvora”.

El drama de la recuperación

Tras la explosión, Reynaldo Galeano fue trasladado al Hospital San Juan De Dios en Estelí, donde permaneció internado por 25 días. “Me dieron de alta no porque así debía ser, sino por capricho mío. Es que realmente ya no aguantaba estar en el hospital, y aunque yo estaba herido, mentalmente no me sentía mal. Entonces me dejaron salir bajo la promesa de que todos los días volvería al hospital para curarme las heridas. Así lo hice durante tres meses, luego iba con menor frecuencia porque ya estaba mejorando. Además, por casi un año anduve clavos en el pie izquierdo porque me lo fracturé. Después me los quitaron porque tuve que salir del país para un tratamiento en una clínica de Colombia, donde por casi 25 días estuvimos estudiando lo de las prótesis para mis manos”, cuenta Galeano.

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Asimismo, dice que aún conserva sus prótesis, aunque nunca las ha usado. “Realmente nunca me acostumbré a ellas. Creo que Dios me dio la virtud de poder hacer mis cosas con lo que me quedó tras la explosión”, señala con el tono propio de quien se siente independiente.

Reynaldo Galeano fundó y dirige la Academia de Futbol Chivas FC. LA PRENSA/CORTESÍA FACEBOOK

Según Reynaldo, su familia lo ha apoyado en gran forma. “Yo trato de ser autosuficiente, pero si les pido a ellos que me ayuden con algo, ellos lo hacen con total disposición y amabilidad. Nadie me mira con indiferencia ni con menosprecio, porque la gente sabe lo fuerte que yo soy”, afirma Galeano, quien es padre de Reynaldo Galeano Jr., un joven de 21 años, y de Nailyn, una jovencita que nació el mismo año de la tragedia.

Volver a vivir

Tras su estadía en Colombia, regresó a Nicaragua y trató de llevar su vida normal, sin complejos y con optimismo. “Desde el proceso de recuperación he procurado tener una vida como la de cualquier otra persona, no puedo decir que como antes porque eso es imposible, pero sí una vida normal”, manifiesta.

Parte de esa normalidad fue volver al Estadio Independencia, donde ocurrió la tragedia, para seguir apoyando al Real Estelí, el equipo de sus amores. “Después del accidente sentí que mi cariño por el equipo se hizo más grande. Voy al estadio y me acuerdo de la tragedia, pero no es nada más que un recuerdo, una remembranza que no me afecta del todo”, explica.

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Dos años después del incidente que lo dejó sin sus extremidades superiores, Reynaldo Galeano volvió a la tabacalera donde había trabajado por años antes de tener un cara a cara con la muerte. “Los jefes de la tabacalera se portaron muy bien y me abrieron las puertas. Luego del accidente trabajé en esa empresa por diez años”, dice el hombre de 41 años de edad.

El hombre de 41 años sigue siendo un fiel fanático del Real Estelí. LA PRENSA/CORTESÍA FACEBOOK

Actualmente, Galeano está al frente de la Academia de Futbol Chivas FC, misma que él fundó hace 10 años. Cuenta que ha recibido cursos para entrenadores gracias a la Federación Nicaragüense de Futbol (Fenifut) y que ya tiene licencia D, la cual le permite trabajar como técnico en el futbol base y hasta una categoría sub-17.

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Según cuenta ha tenido experiencia en segunda y tercera división a nivel nacional, y por ahora está trabajando en las fuerzas básicas del “Tren del Norte”. “En este momento estoy como asistente de Sergio Iván Rodríguez en el equipo sub-17 del Real Estelí”, explica Reynaldo Galeano, quien pese a sufrir un accidente que mutiló sus manos, anda por la vida como un optimista por excelencia.

“El accidente me quitó las manos, pero no las ganas de vivir”, dice, quien sueña con alcanzar la licencia A para algún día tener la oportunidad de dirigir en el futbol de Primera División.

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