Tras dos años y medio de recesión económica, el sistema financiero nacional sigue pagando un elevado costo económico, reduciendo el nivel de bancarización. Los mismos datos del Banco Central de Nicaragua revelan que entre enero y junio de este año han cerrado 24 sucursales y ventanillas.
El economista Róger Arteaga manifestó que la bancarización es importante porque está asociada con el desarrollo económico.
“Entre más desarrollado es un país más desarrollado es el sistema bancario, o sea que hay una alta correlación. Partiendo de ahí, que se acumule una pérdida de 136 sucursales desde la crisis política, significa que la economía está arrastrando a los bancos”, dijo Arteaga.
Los datos del BCN indican que hasta abril del 2018 funcionaban 612 sucursales y ventanillas bancarias en todo el país, que empleaban a 11,484 trabajadores. De estas, 267 estaban ubicadas en Managua y 345 en los departamentos, lo que estaba ayudando a Nicaragua a reducir su brecha en cuanto a bancarización, una de las más bajas en América Latina.
Sin embargo, 22 meses después desde el estallido de la crisis sociopolítica, esa capacidad de atención a la población hasta junio de este año se redujo a 476 sucursales y ventanillas, de las cuales 201 están en Managua (66 menos) y 275 en los departamentos (70 menos).
El economista y catedrático Luis Murillo señala que siguen cerrando sucursales y ventanillas porque el país cuando esperaba recuperarse de la crisis política se vio afectado por la pandemia.
“Uno de los sectores más nerviosos es el sector bancario. ¿Qué sucede? El nivel de riesgo de los agentes económicos aumentó y ahora tienen un segmento relativamente pequeño, ante lo cual la cantidad de operaciones se redujo y eso hace necesario acortar los costos y eso implica cerrar sucursales y despedir personal”, dijo Murillo.
De hecho, los mismos números del máximo emisor indican que solo este año se han perdido 195 empleos, pero desde la crisis política se acumula una pérdida de 2,446 empleos.
Menor actividad crediticia
La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) explica que el cierre de sucursales y ventanillas sucede porque el sistema financiero tiene una menor actividad crediticia.
“Esto es adicionalmente una muestra de la contracción del sector financiero como tal. El sector financiero se ha visto en la necesidad de contraerse físicamente, dado que hay menor actividad crediticia”, detalla un técnico del organismo.
Funides indica que aunque los depósitos en el sistema financiero se han ido recuperando, no ha sucedido lo mismo con el crédito, ni con su inventario de sucursales y ventanillas.
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“Sí hay un golpe por parte de la pandemia sobre el sistema bancario, lo podemos ver por el lado de la cartera en riesgo que viene aumentando. Eso te refleja el impacto en la capacidad de dar crédito, por consiguiente el espacio físico como parte de las estrategias se reduce”, añadió.
Por otra parte, Murillo sostuvo que la banca está apostando por ampliar sus servicios en línea.
“Con la pandemia la banca en línea agarró auge y yo creo que a eso están apostando, sin embargo no todas las personas tienen acceso a este sistema y eso dificulta las gestiones y te aleja de los servicios”, dijo Murillo.
Cartera de crédito
La crisis del sector financiero también se refleja en el deterioro de la calidad de la cartera de crédito. Datos de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Siboif) indican que hasta julio el indicador de cartera en riesgo alcanzó un 15.9 por ciento, cuando hace tres años se ubicaba en 2.7 por ciento, es decir que ha aumentado un 488 por ciento.
Otro signo de desmejoría se observa en el índice de mora. Este alcanzó el 3.7 por ciento hasta julio, lo que significa 125 millones de dólares. Antes de la crisis política y sanitaria, la cartera en mora era del 1 por ciento, lo que implica un salto del 270 por ciento.