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Símbolos patrios deben respetarse

Lo nacional es nacional, lo nacional no admite posesión. Ningún símbolo partidario debería igualarse y mucho menos reemplazar los símbolos nacionales, que bajo ningún gobierno deben ser distorsionados como lo han hecho aquí al convertir el escudo nacional en un escudo psicodélico y la bandera partidaria del FSLN igualada o preeminente a nuestra bandera azul y blanco.

Pero la manía antipatriótica de convertir lo partidario en nacional tuvo sus primeras expresiones durante los primeros días de la revolución sandinista en 1979, cuando al existir solo una asta en los edificios públicos, estos ondeaban únicamente la bandera roja y negra como una señal de conquista o posesión.

Ante la crítica ciudadana, más adelante pusieron las dos banderas sobre la misma asta y luego evolucionaron el igualamiento y manoseo ubicando las dos banderas en dos astas en los edificios públicos y alternadas una y la otra, en los actos oficiales.

En 1979 en su obsesión con imponer lo partidario sobre lo nacional, el FSLN llegó al extremo que hasta los primeros pasaportes imprimieron su portada con rojo y negro. Este párrafo que voy a citar corresponde a un artículo de opinión con mi firma publicado en LA PRENSA el 14 de diciembre de 1979, titulado “Lo Nacional es Nacional”.

“Los medios estatales no deben servir para hacer propaganda proselitista; mucho menos ser exclusivos de un grupo o partido. Mucho me ha extrañado también que los pasaportes provisionales, testimonio de nacionalidad, lleven en la portada la bandera rojinegra en lugar de nuestra bandera nacional azul y blanco. ¿Es que ya se ha decretado el cambio de nuestra bandera? Y si no se ha decretado el cambio, ¿por qué se ha cambiado en los pasaportes?”.

Este grave error se corrigió al poco tiempo; pero en la segunda dictadura de Ortega el afán por convertir lo partidario en nacional siguió y tomó un nuevo auge, llegando al extremo de distorsionar lo nacional como es el caso del escudo patrio, lo cual es un delito contra la ley de símbolos patrios.

Pero eso no les bastó, llegaron al extremo de que cada página de cada proyecto de ley que remitía el Ejecutivo a la Asamblea Nacional, llevaba una impresión en segundo plano de los arbolatas que por un tiempo representaron también la imagen oficial, hasta que la mayoría fueron derribados durante la insurrección cívica del 2018 y ahora los que quedaron parecen fantasmas metálicos derruidos, de un pasado que no volverá.

El afán de criminalizar el uso con orgullo de los símbolos patrios por los ciudadanos tuvo su pico a raíz de las protestas masivas de abril, mayo y junio del 2018, luego bajó un poco y hasta que el año pasado, el gobierno decidió que no podía navegar contra la corriente y ordenó abanderar las patrullas policiales y las unidades de transporte colectivo de azul y blanco.

Pero recientemente se hizo viral el video de la ciudadana Tania Isabel González Solís, detenida arbitrariamente por un contingente policial de San Carlos, Río San Juan, por estar vendiendo banderas plásticas azul y blanco en anticipación a los días patrios y su rollo de banderines confiscado. El supuesto delito —asegura González— es que había una “alteración a los símbolos patrios”, solo porque en el arcoíris que llevaban parecían tranques hechos con ladrillos”. Como dice el dicho, “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en propio”.

Con justa razón y valentía, la ciudadana ripostó a los policías que la llevaban detenida: “si te fijás el escudo que sale de membrete en todos los documentos del Estado es un escudo para payaso, porque no tiene todos los colores correctos y está deformado. Ellos me dijeron, no nos interesan esos logos, nos interesa tu situación. Yo les dije, por qué no detienen a la Chayo que distorsionó el escudo de la Patria”.

En estos días patrios, debemos lucir y respetar los símbolos que nos cobijan a todos los nicaragüenses y no darle preeminencia a los símbolos partidarios en los actos oficiales del Estado.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

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