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Bolivia con la ONU a cuesta

Está más que evidenciado que tanto los organismos internacionales como las organizaciones no gubernamentales, aparte de tratar de cumplir los objetivos para los que fueron constituidos, son en muchas ocasiones útiles en la promoción de las agendas de sus funcionarios que pocas veces están exentos de intereses o influencias ideológicas o personales.

Un ejemplo de estas críticas fueron las proferidas recientemente contra Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud, OMS, una agencia de la ONU, quien fue acusado por especialistas y gobiernos de no actuar adecuadamente en el control de la propagación del Covid-19 y de favorecer al gobierno de la República Popular China en sus actuaciones. Por otra parte, varios gobiernos latinoamericanos han criticado ciertas actividades de varias ONG por favorecer abiertamente a grupos irregulares al cuestionar constantemente las acciones de los gobiernos y no hacer lo mismo contra las facciones que se le oponen, aunque estas torturen, secuestren y asesinen como ocurría en Colombia.

Es una realidad que gobiernos y partidos no democráticos han creado a través de los tiempos ONG para adelantar su agenda. La extinta URSS y sus discípulos del “castrismo” han sido muy fecundos en constituir organizaciones no gubernamentales para sus exclusivos beneficios políticos. En Cuba, las ONG oficialistas son las correas de trasmisión más eficientes de los intereses del régimen, como se aprecia con la Central de Trabajadores, la Unión de Pioneros y la Federación de Mujeres Cubanas, en fin, una larga y oprobiosa lista.

Bolivia, según una carta de ciudadanos de todos los estratos sociales del país, encabezados por el expresidente Jaime Paz Zamora y dirigida a António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, la labor que desempeña el señor Jean Arnaut, enviado especial del organismo internacional, tiende a favorecer al exgobernante Evo Morales y a su partido el Movimiento al Socialismo, MAS, porque según explican, este funcionario presiona para que se celebren elecciones a la mayor brevedad, cuando la situación por la pandemia es muy complicada.

Para los firmantes no hay un ambiente sanitario en el país que garantice la salud de los votantes ante la pandemia del Covid-19 y es muy difícil para los candidatos a cualquier posición publica, hacer campaña electoral en las condiciones actuales. Arguyen que durante los 14 años de mandato de Morales las únicas ideas y personalidades que han tenido exposición nacional son las del MAS, porque el expresidente ejerció un férreo control sobre los medios de comunicación, incluida la publicidad política. El documento recuerda que en noviembre del pasado año la OEA, luego de una profunda investigación, determinó fraude en las elecciones a favor del presidente candidato Evo Morales, quien ante la denuncia renunció a su mandato, dando paso a la sucesión dentro de un marco constitucional.

La carta ahonda en recriminaciones contra Arnaut al afirmar que este obvia que el único candidato y único partido político con amplia presencia en todo el país es el que auspicia Evo Morales y que representa al Movimiento al Socialismo. El documento denuncia a Jean Arnault por lo que califica de “exacerbada polarización y de atizar la situación nacional con un lenguaje radical”. Por otra parte, la carta señala un aspecto que se aprecia en la conducta de más de un organismo internacional y en varios medios de prensa que consiste en supeditar la atención a los hechos, con base a la parcialidad de los intereses políticos e ideológicos, no a su importancia.

La misiva expone el trato asimétrico y discriminatorio de Naciones Unidas con Bolivia, planteando que 69 países desde marzo a la fecha han postergado las elecciones hasta que “sea seguro” para la población acudir a las urnas y la entidad mundial no ha hecho declaraciones al respecto, aun más, dice que se le “quiere imponer a Bolivia una ruta electoral en plena pandemia, mientras que a Cuba, Nicaragua y Venezuela ni siquiera les piden elecciones, en tiempos normales”.

El autor es periodista.

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