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Cuando LA PRENSA visitó Costa Rica, en febrero pasado, conoció el caso de algunos nicaragüenses durmiendo en la calle o parques. LAPRENSA/J. FLORES

Desempleados, sin comida ni casa. El drama que viven los migrantes nicaragüenses en Costa Rica

Miles de nicaragüenses se encuentran desesperados porque ni siquiera «tienen con qué pagar» alquiler de sus casas ni para comprar alimentos

Dennis Jesús Zeledón es un matagalpino de 36 años, padre de tres niñas y junto con su esposa huyó de Nicaragua rumbo a Costa Rica, el 7 de octubre del 2018, con el fin de buscar refugio y de una «mejor vida» para su familia. Él era el único que laboraba para llevar el alimento a su casa, pero desde hace un mes se encuentra en el desempleo y está desesperado porque no sabe de dónde va a sacar dinero para pagar la mensualidad del apartamento que alquila.

«Aquí la situación es muy dura, cada día va peor, más con la pandemia del Covid-19, no hay trabajo, lo que hay es mucho desempleo. Yo tengo un mes completo sin trabajar, en este mes ni siquiera sé cómo voy a pagar el apartamento donde vivimos», dijo Zeledón a LA PRENSA.

Lea además: Crisis sanitaria del Covid-19 ha obligado a 58 mil nicaragüenses a regresar al país

La situación de esta familia refleja el drama que viven cerca de 80 mil migrantes nicaragüenses, y que según señala la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), tres de cada cuatro nicaragüenses pasan hambre y comen solo una o dos veces al día, debido al impacto socioeconómico que ha ocasionado la pandemia.

En la actualidad, el 21 por ciento de ellos dijeron a Acnur estar contemplando regresar a Nicaragua, por la falta de ingresos y alimentos. Ante esta situación el organismo internacional manifestó que le «preocupa que esto pueda generar retornos en condiciones adversas».

Miles de nicaragüenses exiliados en Costa Rica han dormido en parques, otros han tenido más suerte y duermen en casas de refugio, con condiciones mínimas. LAPRENSA/J.FLORES
Miles de nicaragüenses exiliados en Costa Rica han dormido en parques, otros han tenido más suerte y duermen en casas de refugio, con condiciones mínimas. LAPRENSA/J.FLORES

Zeledón, al igual de miles de connacionales, espera algún día retornar a su país, dice extrañar la comida, «lo más rico el gallopinto», su familia (hermanos), sus amigos, sus tradiciones, cultura, trabajo y sobre todo vivir en paz. «Daría cualquier cosa por regresar a Nicaragua. Le pido a Dios todos los días por mi país y por los miles de nicaragüenses que estamos pasando muchas dificultades y necesidades», comentó.

A pesar de su caótica situación asegura que por ahora no piensa retornar al país, sino hasta que «mi Nicaragua, sea libre, que no estén los Ortega-Murillo, porque a mí me tienen amenazado de muerte, si regreso, me da miedo que me llegue a pasar algo a mí y a toda mi familia», manifestó.

Retornar a Nicaragua sería un «suicidio»

Eleonor Loáisiga, de 29 años, es otra nicaragüense que se encuentra en la vecina nación, abandonó Nicaragua por la represión que en el 2018 desató el régimen de Daniel Ortega en contra de aquellos ciudadanos que denunciaban atropellos y demandaban un cambio de gobierno. «Yo le trabajaba al Ministerio de Salud (Minsa), me despidieron injustificadamente, fui detenida y después por eso me tuve que venir para acá», aseveró.

Loáisiga señala que la pandemia sacó a flote la realidad que los migrantes atraviesan fuera de su país, y que con la crisis sanitaria se agudizó porque quedaron en el desempleo, pero a su criterio, retornar a Nicaragua donde se suman los problemas de seguridad sanitaria por el Covid-19 y la represión estatal, sería un «suicidio».

La vulnerabilidad ha aumentado para los nicaragüenses exiliados en Costa Rica por la pandemia del Covid-19. Muchos se han quedado sin techo y comida. LAPRENSA/ARCHIVO
La vulnerabilidad ha aumentado para los nicaragüenses exiliados en Costa Rica por la pandemia del Covid-19. Muchos se han quedado sin techo y sin comida. LAPRENSA/ARCHIVO

Además, a pesar que ella extraña a su familia, sostiene que «en mi mente no está regresar, porque la vida de los exiliados aún no está segura si retornan a Nicaragua» y considera que lo que lleva a que muchos exiliados contemplen regresar al país pese al peligro es porque «se están quedando sin empleo y sin casas porque no tienen con qué pagar».

El universitario granadino Jorge Humberto Campbell manifestó a LA PRENSA que en el país del sur a muchos connacionales les ha tocado «aguantar hambre, humillaciones, angustias, desvelos. Actualmente debido a la crisis por el virus, muchos perdieron su trabajo, a mí me ha tocado emprender con una venta de enchiladitas nicaragüenses que las doy a mil colones, pero es con suerte, a otros no les va bien», mencionó.

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